Evergrande, la empresa inmobiliaria más grande de China con 1.300 proyectos en 280 ciudades del país, 200 mil empleados directos y 3,8 millones de puestos de trabajo indirectos que crea al año, está al borde de la quiebra por una deuda que supera los 305.000 millones de dólares.
La compañía china, cuyo fundador es Xu Jiayin -actualmente es el quinto hombre más rico del país-, debe pagar el jueves intereses valuados en 84 millones de dólares y otros 47 millones la próxima semana. «Las probabilidades de incumplir son altas», afirmaron funcionarios de la firma.
Esto se debe a que, durante los últimos años, se dedicó a pedir préstamos para financiar no solo a su división de construcción, sino también a otros negocios como parques de diversiones, embotelladoras de agua, vehículos eléctricos e incluso, la compra de un equipo de fútbol.
El Gobierno chino debe decidir ahora si sale al rescate del principal constructor del país o simplemente lo deja desaparecer, algo que arrastraría a todo el sector inmobiliario y financiero de la nación, cuya relevancia y vinculación en el Producto Bruto Interno (PBI) supera el 20 %.
No obstante, la noticia de la posible quiebra de Evergrande impactó en los mercados financieros globales, donde las acciones se desplomaron ante el temor por una desaceleración económica mundial. Sin embargo, los expertos dudan que el golpe trascienda las fronteras asiáticas.
En Wall Street, el tecnológico Nasdaq cayó un 2,19 %; el Dow Jones un 1,78 %; y el índice S&P 500, una de las principales referencias de la bolsa de Nueva York, un 1,7%, la mayor pérdida en cuatro meses.
Algunos de los mercados bursátiles europeos más importantes sufrieron descensos del más del 2% y tocaron también mínimos de dos meses: Milán perdió un 2,57 %, Frankfurt un 2,31 % y París un 1,74 %.
En Asia es feriado en Japón, China y Corea del Sur, lo que no evitó que el índice MSCI de acciones de la zona del Pacífico perdiera un 1,7%, a un mínimo no visto desde el 24 de agosto.
Mientras que, en Latinoamérica, la peor parte se la llevó la bolsa argentina, con una caída del 6,21 % y la brasileña, que retrocedió un 2,33 %.
Finalmente, el bitcoin perdió un 8 % y ronda los 43.800 dólares, su nivel más bajo desde agosto.
Los inversores internacionales que pusieron dinero en China en los últimos años se preparan para un gran derrumbe a medida que los problemas de Evergrande llegan a su punto álgido.
Tales son los casos de fondos globales de renombre como Amundi, el mayor gestor de activos de Europa; BlackRock, el mayor gestor de activos del mundo, y otros como Fidelity, Goldman Sachs asset management y PIMCO.
Todos temerosos por la desaceleración económica que podría provocar la quiebra de Evergrande, que trae de vuelta al fantasma de Lehman Brothers, cuya caída es considerada el inicio de la crisis financiera global de 2008 en Estados Unidos.
«El colapso de Evergrande sería la prueba más grande a la que se ha enfrentado el sistema financiero de China en años», estimó Mark Williams, economista jefe para Asia de Capital Economics.
Según Fátima Herranz, analista de Singular Bank, la situación de Evergrande «extiende la preocupación de los inversores por la evolución de los mercados inmobiliario y crediticio, sumada a la desaceleración de la economía china».
Por último, el analista Paul Lukaszewski, de Aberdeen Standard Investors, sostuvo que los riesgos de contagio de un eventual impago de Evergrande en los mercados mundiales «son limitados».
«La exposición a la deuda y las acciones de Evergrande se concentra principalmente en China. Para que el contagio llegue a los mercados financieros mundiales sería necesario que los efectos de la situación de Evergrande desencadenasen una crisis interna mucho mayor, algo que consideramos improbable», finalizó.
El declive de la compañía comenzó el año pasado, cuando las autoridades chinas emitieron nuevos reglamentos para evitar el sobre endeudamiento de las empresas del sector inmobiliario, que deben unos cinco billones de dólares.
Evergrande advirtió hace poco más de dos semanas que corría el riesgo de impago de su deuda si no conseguía reunir efectivo. Ahora quedó al borde de la quiebra. Y esto disipa la idea de que algunas empresas chinas son demasiado grandes para caer.