La producción y exportación de hidrógeno verde puede impulsar la recuperación de la economía de América Latina y el Caribe (ALC), fuertemente golpeada por el Covid-19, aseguró el Banco Mundial en su último informe semestral regional.
De hecho, un estudio de la firma de análisis y datos GlobaData coincide con el BM al sostener que la región «está bien posicionada para participar en el floreciente mercado del hidrógeno, que desempeñará un papel importante en las próximas décadas en la transición global hacia una energía más verde».
El Banco Mundial, en su reporte, asegura que para los países latinoamericanos y caribeños, a los que la pandemia sumó otra «década perdida» en términos de expansión económica tras la crisis de la deuda de los años `80, «alimentar un futuro energético sostenible es una de las prioridades para recobrar el crecimiento».
El hidrógeno, cuya quema no emite contaminantes, es una alternativa a los combustibles fósiles que propician el cambio climático. La producción de éstos últimos, principalmente a partir de gas natural y carbón, está bajo la lupa por emitir grandes cantidades de CO2, y será el foco de la conferencia sobre el clima COP26 que se llevará del 1 al 12 de noviembre en Glasgow, Escocia.
Por eso el mundo apuesta cada vez más al hidrógeno verde, generado mediante electrólisis a partir de energías renovables, como la solar, la hidráulica y la eólica. Y ahí es donde América Latina puede crecer.
Este combustible limpio es «una vía para la recuperación económica inclusiva, resiliente y verde», indica el informe del Banco Mundial, presentado en las recientes reuniones del organismo y el Fondo Monetario Internacional.
Por su parte, Janina Franco, especialista senior en energía del Banco Mundial, sostuvo que los países de América Latina «tienen un gran potencial de participar exitosamente en el mercado global del hidrógeno verde debido a su dotación de recursos naturales para producir energía renovable».
«Este potencial puede abrir una gran oportunidad para convertirse en una región líder de producción de hidrógeno verde, lo cual le permitiría no sólo profundizar su propia transición energética, sino también abastecer el mercado de hidrógeno verde en Europa o Asia», agregó.
Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Trinidad y Tobago tienen «potencial» para ser exportadores mundiales de hidrógeno verde, afirma el reporte del Banco Mundial, que cita datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE).
Además, Bolivia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay están interesados en producir hidrógeno verde.
Costa Rica, Colombia, Paraguay y Uruguay, cuya generación eléctrica es casi totalmente renovable, muestran «un avance sustancial» en su estrategia de hidrógeno y regulaciones.
Otros, como Brasil, Argentina, México y Perú, que tienen gran potencial de demanda local por la minería y la producción de acero, hierro o químicos, están en un «proceso naciente» en términos de hoja de ruta y normativa.
Por último, Chile se convirtió en el primer país de la región en lanzar su «Estrategia nacional de hidrógeno verde», en noviembre de 2020, y que ya cuenta con interesados nacionales y extranjeros en usar este combustible limpio y sus derivados, como el amoníaco, el metanol o los combustibles sintéticos.
Chile, que apuesta a liderar en tres décadas la producción mundial de hidrógeno verde, anunció la semana pasada que para 2030 prevé que el aeropuerto de Santiago sea el primero en Latinoamérica en operar a partir del hidrógeno verde y sus derivados.
Pero el mayor reto que tienen los países en la región y en el mundo es conseguir competitividad en los costos de producción y alcanzar precios que permitan desplazar el uso de hidrocarburos por hidrógeno verde.