La quinta generación de tecnología celular (5G) está diseñada para aumentar la velocidad, reducir la latencia y mejorar la flexibilidad de los servicios inalámbricos. Es un salto tecnológico. De ahí que sea un negocio para muchos. Todos quieren participar, pero eso tendrá un costo en el medio ambiente. Ahí está el desafío.
Mientras que las generaciones anteriores de tecnología celular (como 4G LTE) apuntaban a garantizar la conectividad, la tecnología 5G lleva la conectividad al siguiente nivel al ofrecer experiencias conectadas de la nube a los clientes, ya que sus redes están virtualizadas, se ejecutan por medio de un software y aprovechan las tecnologías en la nube.
La quinta generación también simplificará la movilidad, con capacidades de roaming abierto sin inconvenientes entre el celular y el acceso Wi-Fi. Los usuarios móviles pueden permanecer conectados mientras se desplazan por conexiones inalámbricas exteriores y redes inalámbricas dentro de las instalaciones sin la intervención del usuario o la necesidad de tener que volver a autenticarse.
La tecnología 5G introducirá además ventajas en toda la arquitectura de red. Las nuevas antenas incorporarán tecnología conocida como MIMO (entrada múltiple, salida múltiple) en masa, lo que permite que múltiples transmisores y receptores transfieran más datos al mismo tiempo.
Entonces, a medida que se aproximan los procesos de licitación de espectro para el despliegue de la red de quinta generación en América Latina, los operadores de telecomunicaciones, ante la necesidad de hacerse de capital, venden su infraestructura para ser parte de esta nueva era.
En Latinoamérica, en los últimos meses, se realizaron diversas transacciones entre telcos y operadores de torres o torreros, como se les conoce en esta industria.
La más reciente fue el cierre de la venta de Telxius, el negocio de torres de Telefónica en América Latina (Brasil, Perú, Chile y Argentina) al gigante American Tower Corporation (ATC) por US$ 1.098 millones, una inyección de capital que de paso ayudará a reducir la abultada deuda del grupo español, que supera los US$ 30.000 millones.
«Las telco tienen un nivel de deuda grande y necesitan caja para seguir invirtiendo en su red y servicios. Para ellos es bueno vender la infraestructura y después pagar un arriendo por mes, transforman un Capex (costes de inversión) en un Opex (gastos operativos). Por el lado de los inversores, hay un interés de tener esa infraestructura y después alquilarla a otros interesados», explicó Renato Pasquini, director de Investigación del Mercado TIC de Frost & Sullivan.
Pero también será clave cómo afronten esto en materia de sostenibilidad. Los expertos prevén que la mayor eficiencia tendrá como consecuencia mayor consumo energético y mayor impacto medioambiental.
Por un lado, las redes 5G son 90% más eficientes desde el punto de vista energético respecto a la red 4G, según una investigación de Nokia y Telefónica. Es decir, la tecnología de la quinta generación permitirá transferir más datos por kilovatio de energía.
Pese a esta eficiencia, las altas frecuencias que requieren las redes de 5G no tienen el mismo rango de cobertura como las que tendrían aquellas de frecuencias más bajas. Por esta razón, la red 5G requerirá de un despliegue de antenas de forma más densa para tener una cobertura similar a las generaciones anteriores.
No solo el despliegue del 5G va a generar un mayor gasto energético, sino que va a permitir que más datos fluyan sobre la red, lo que requerirá a su vez más servidores y data centers para procesar la información, cuyas operaciones tienen como principal insumo la energía. Según la investigación de Vertiv, el 5G incrementará el consumo total de energía de redes en 150% a 170% en 2026.
Nicolás Malinovsky, director del Observatorio de Energía, Ciencia y Tecnología (OECYT), sostuvo que la transformación de la infraestructura de comunicaciones, y su consecuente transformación del sistema productivo, deben estar acompañados por un cambio hacia una matriz energética más verde, como la solar, eólica, hidráulica, como también la nuclear.
«Las mayores empresas, entre ellas líderes en 5G como Google, AT&T, Verizon y Microsoft, son las que más han estado apostando en energías verdes desde 2000», indicó Malinovsky, quien destaca además la oportunidad que existe en América Latina para proveer los recursos estratégicos para las energías renovables, como es el litio. Ahí está el desafío.