Las campañas para las elecciones presidenciales del 28 de noviembre próximo en Honduras se cerraron con acusaciones de corrupción y narcotráfico lanzadas entre los partidos de los favoritos Nasry Asfura (oficialismo, derecha) y Xiomara Castro (oposición, izquierda).
«Se necesita una mujer que asuma la presidencia de la República y que maneje los fondos con transparencia y que vamos a decir fuera a la corrupción en Honduras», sostuvo la candidata de la coalición Libertad y Refundación (Libre), Xiomara Castro de Zelaya, esposa del expresidente Manuel «Mel» Zelaya, derrocado por una alianza cívico-militar en 2009.
Castro cerró su campaña con un acto en el Parque Central de la capital. «Vamos masivamente a derrocar a la dictadura», enfatizó en alusión al Gobierno de Juan Orlando Hernández, quien fue reelecto en 2017 en medio de acusaciones de fraude que desencadenaron protestas que dejaron una treintena de muertos.
Castro, en caso de ganar las elecciones del próximo domingo, se convertirá en la primera mujer en gobernar Honduras. «Buscaré un gobierno de reconciliación, un gobierno de perdón. Quiero reconstruir al país a través de un socialismo democrático», puntualizó.
Por su parte, el candidato oficialista y actual alcalde de Tegucigalpa, Nasry Asfura, culminó sus actividades proselitistas en la Vía Olímpica, en el este de la ciudad.
Si gana sería el cuarto mandato consecutivo del derechista Partido Nacional (PN). En Honduras no hay balotaje.
«Hondureños, soy diferente, por mi trabajo, mi esfuerzo, mi manera de hacer las cosas, de hacer política», afirmó Asfura, sin atacar a su rival.
Sin embargo, quien sí lo hizo fue el candidato oficialista para alcalde de Tegucigalpa, David Chávez. «Llegó la hora de vencer al comunismo, llegó la hora de acabar con esos aviones y jets que el ‘Chapo’ Guzmán le mandó a ‘Mel’ Zelaya», disparó.
El discurso del PN también ataca las posturas progresistas de Libre, como la legalización del aborto y del matrimonio igualitario.
El candidato de la tercera fuerza, el Partido Liberal (PL, derecha), Yani Rosenthal, quien cumplió una condena de tres años en Estados Unidos por lavado de dinero del narcotráfico, también clausuró la campaña en otra concentración en San Pedro Sula (norte).
«No queremos un camino de izquierda radical, tampoco un camino de derecha corrupta, queremos un camino liberal por el centro, hacia el futuro», destacó Rosenthal.
El narcotráfico y la corrupción marcaron la campaña presidencial en un país donde el último año murieron al menos 31 personas en actos vinculados con la violencia política, según un observatorio ciudadano.
Hernández, quien dejará el poder el 27 de enero, fue señalado por un fiscal en Nueva York como cómplice de tráfico de drogas. Por ese delito está preso y condenado a cadena perpetua en Estados Unidos su hermano, Juan Antonio «Tony» Hernández.
Durante su gestión se incrementaron las gigantescas caravanas de migrantes que salen de Honduras y tratan de llegar de forma irregular a Estados Unidos en busca de empleo.
La pobreza en el país, asolado por la violencia de las pandillas y el narcotráfico, alcanza al 54% de la población, según cifras del Instituto Nacional de Estadística divulgadas este año.
Un capo del narcotráfico también aseguró que sobornó a Manuel Zelaya, esposo de Xiomara. Mientras que Asfura es investigado por malversar fondos del municipio. Todos niegan los cargos.
Cerca de 5,2 millones de votantes están convocados a las urnas en Honduras, donde se escogerán también tres vicepresidentes, 128 diputados (con sus suplentes), 20 parlamentarios centroamericanos y 298 alcaldías.