El presidente Joe Biden ordenó liberar 50 millones de barriles de petróleo de las reservas estratégicas de Estados Unidos, en un intento -coordinado con otros países del mundo- para reducir los crecientes aumentos de precios del combustible frente a la pandemia del coronavirus.
«Esta decisión se tomará en paralelo con otras naciones consumidoras de energía importantes, como China, India, Japón, la República de Corea y Reino Unido», informó la Casa Blanca.
La iniciativa conjunta, presentada como inédita por los estadounidenses, busca que con el aumento de la oferta los precios bajen de forma mecánica.
Las reservas estratégicas de Estados Unidos son el suministro de emergencia más grande del mundo.
Según un alto funcionario, «la liberación comenzará entre mediados y fines de diciembre», y es posible que se produzcan nuevas intervenciones «para estabilizar el mercado en respuesta a una pandemia única en el siglo».
«El presidente está listo para tomar acciones adicionales si es necesario y está preparado para usar toda su autoridad, trabajando en coordinación con el resto del mundo para mantener un suministro adecuado a medida que se deja atrás la pandemia», agregó.
La decisión llega en un momento en que los precios de los combustibles en las estaciones de servicio siguen subiendo en Estados Unidos, lo que representa un problema político importante para Biden, sobre todo en vísperas del Día de Acción de Gracias, una festividad en la que los estadounidenses se desplazan para reunirse con sus familiares.
Para llegar al acuerdo Washington y Beijing dejaron de lado su rivalidad, pues China también es uno de los grandes consumidores de crudo del mundo.
Los intentos de Estados Unidos de presionar a los países productores, especialmente a Arabia Saudita, para que aumentaran su oferta no habían funcionado hasta ahora.
«Esta acción histórica y poco ortodoxa es claramente un mensaje que dice a la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) que no es el único actor en el mercado petrolero», evaluó Louise Dickson, analista de la firma Rystad Energy.
Pero el presidente estadounidense también tiene en la mira a las grandes empresas del sector, señaladas de trasladar a las estaciones de servicio solamente las subidas de precio, mientras registran gigantescas ganancias.
De los 50 millones de barriles que liberará Estados Unidos, 18 millones serán vendidos directamente en los próximos meses; mientras que los otros 32 millones entrarán al mercado bajo un sistema de «intercambio», pues serán devueltos a las reservas en unos años.
Las reservas de Estados Unidos están almacenadas en locaciones subterráneas de Luisiana y Texas, que contienen 714 millones de barriles según un reporte de fines de agosto del Departamento de Energía.
Y es bastante inusual que se retiren de allí grandes cantidades, salvo en caso de urgencia. Como, por ejemplo, cuando grandes huracanes afectan el Golfo de México, crucial para la producción petrolera, o en respuesta a crisis internacionales.