La francesa Ghislaine Maxwell, la novia del fallecido multimillonario estadounidense Jeffrey Epstein, está acusada de formar parte junto a él de una red de tráfico sexual de menores y por ese motivo se enfrenta a una pena de hasta 80 años de prisión en Estados Unidos.
La jueza del caso le denegó la libertad provisional a Maxwell, arrestada en 2020, por el alto riesgo de fuga, ya que viene de una familia adinerada y tiene tres pasaportes: británico, francés y estadounidense.
Maxwell, de 59 años, está acusada de ser cómplice de Epstein en la oscura trama de explotación y abuso sexual continuado de menores desde 1994 hasta 2004.
En un nuevo día del juicio, declararon Larry Visoski, piloto de Epstein por más de 25 años, y una mujer bajo el seudónimo de «Jane», quien confesó haber sido abusada por el magnate cuando solo tenía 14 años.
Visoski describió a Maxwell como la «número dos» de la trama. «Epstein era el gran número uno», indicó ante el tribunal de Nueva York.
Maxwell negó los cargos y denunció que la están utilizando como «chivo expiatorio de Epstein», quien se suicidó en 2019 en prisión, donde estaba a la espera de juicio.
Visoski reconoció a «Jane» como uno de los tantos pasajeros de los vuelos de Epstein, al igual que distintas celebridades: el príncipe Andrés de Inglaterra, los expresidentes estadounidenses Bill Clinton y Donald Trump y el actor Kevin Spacey, entre otros.
La cabina del piloto en los aviones de Epstein, uno de los cuales fue apodado «Lolita Express», estaba separada del resto de la aeronave por una puerta, y siempre permanecía cerrada durante los vuelos, detalló Visoski, quien agregó que nunca vio actividad sexual durante los viajes.
El piloto recordó también haber transportado a Virginia Roberts Giuffre, quien denunció por abuso sexual al príncipe Andrés, tercer hijo de la reina Isabel II de Inglaterra. El miembro de la familia real británica negó sistemáticamente la acusación.
Visoski describió la relación entre Maxwell y Epstein como «más personal que comercial», pero precisó que «no la caracterizaría como romántica».
Durante los argumentos iniciales del juicio, los fiscales dijeron que «Jane», una de las cuatro víctimas de Epstein y Maxwell, sostuvieron que se conocieron durante un campamento de verano en 1994.
Epstein le había prometido financiar su educación, y luego abusó de ella, según acusaron los fiscales y confirmado por la propia víctima.
Durante dos horas, vestida con una chaqueta gris y una camiseta negra, «Jane» recordó que era una época muy difícil para ella porque su padre había fallecido a finales de 1993, su familia estaba en bancarrota y su madre estaba deprimida y era incapaz de lidiar con la situación.
A las pocas semanas de ese encuentro, según su relato, Epstein invitó a su madre y a ella a tomar un té y en esa reunión el multimillonario aseguró que quería hacer de mentor para jóvenes artistas.
A partir de ese momento, las invitaciones a la casa del magnate solo fueron dirigidas a «Jane», quien empezó a acudir sola a la casa, donde se encontraba con Epstein y Maxwell.
«Me hacían sentir especial pasando tiempo conmigo, hablando, preguntándome sobre la familia y el colegio, o viendo películas», explicó «Jane», quien contó que un día, estando a solas con Epstein, éste interrumpió la conversación y la condujo a una habitación donde le pidió que se sentara encima de él mientras se masturbaba.
Poco tiempo después, la situación se repitió, pero esta vez con la presencia de Maxwell que «actuaba de manera casual, como si fuera muy normal, nada extraño», según «Jane».
«Me sentía confusa, a mí no me parecía normal, pero tardé años en contar lo que viví porque me sentía avergonzada», remarcó.
La relación con Epstein, según contó en el estrado, duró ocho años y se mantuvo hasta el año 2002, cuando viajó a los Ángeles, donde consiguió un trabajo en un programa de televisión y conoció a una pareja.