Argentina canceló un vencimiento de casi USD 1.900 millones al Fondo Monetario Internacional (FMI), el últimno del año que corresponde a la deuda de USD 44.000 que pidió el ex presidente Mauricio Macri en 2018.
Lo más insólito es que parte de ese pago fue debitado de los Derechos Especiales de Giro (DEGs), que el gobierno de Alberto Fernández recibió en agosto pasado como un regalo para recuperarse de la pandemia.
La falta del Presupuesto 2022 y también de una reestructuración con el FMI antes de finalizar diciembre, obligaron a Argentina a abonar la cuota con el organismo internacional.
A pesar de que es un golpe duro hacia las reservas del Banco Central, fue un pago necesario para evitar caer en default, y generar más desconfianza en los mercados financieros.
La realidad es que la tardanza en las negociaciones imposibilitó al Gobierno utilizar aquel regalo de casi 4.500 millones del FMI para volcarlo en programas de reactivación económica como planes sociales, créditos a tasas bajas y demás beneficios para la clase media y baja.
Por lo tanto, gran parte de los fondos del Banco Central siguen atados para pagar vencimientos de deuda y para contener la suba del dólar oficial.
En el 2022, Argentina tiene obligaciones a saldar con el FMI: en enero tendrá que pagar un vencimiento por USD 1.360 millones, en febrero otro de USD 600 millones, y en marzo otro de USD2900 millones, que además se une con una obligación con el Club de París.
Por ahora, todo indica que el Gobierno piensa en utilizar todas sus cartas en marzo del 2022 para definir un rumbo definitivo con respecto al acuerdo con el FMI y el Club de Paris.
Mientras tanto deberá prestar atención a que el dólar no se dispare antes de llegar a las negociaciones finales para que los acuerdos sean dentro de un contexto macroeconómico más tranquilo y menos caótico.