Ucrania y Rusia abrieron la puerta hoy a que la tercera ronda de negociaciones tenga lugar este fin de semana, tras los primeros dos encuentros en los que hubo poco progreso para decretar el alto el fuego en el conflicto bélico que mantiene al mundo en vilo.
Del lado ruso, el presidente, Vladimir Putin, aseguró que el diálogo se retomaría este fin de semana, de acuerdo con la información brindada por el Gobierno alemán de la conversación de una hora que tuvieron hoy el líder del Kremlin y el canciller Olaf Scholz.
Ucrania también espera que la tercera ronda prosiga este fin de semana, según declaró uno de los enviados ucranianos, Mikhailo Podolyak, consejero del responsable de la administración presidencial.
«La tercera etapa podría tener lugar mañana o pasado mañana, estamos en contacto permanente», señaló Podolyak durante una rueda de prensa en Leopolis, en el oeste de Ucrania.
El enviado ucraniano señaló que solo están esperando la respuesta del Kremlin para volver a la mesa de negociación.
Las dos primeras reuniones entre Rusia y Ucrania, realizadas en Bielorrusia, no consiguieron detener los combates, pero permitieron abrir corredores humanitarios para la población civil.
Se teme incluso que la guerra pueda recrudecerse, a tenor de una conversación mantenida ayer entre Putin y el presidente francés, Emmanuel Macron.
Según fuentes del Palacio presidencial del Elíseo, el mandatario ruso le dijo a su homólogo francés que la ofensiva en Ucrania iba «según lo previsto» y que iba a recrudecerse, a menos que Kiev acepte sus condiciones, entre ellas la de la desmilitarización.
La OTAN rechazó crear una zona de exclusión aérea en Ucrania
El secretario general de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), el noruego Jens Stoltenberg, aseguró hoy que la alianza militar no tendrá aviones actuando en Ucrania para evitar una «guerra total», cerrando así la puerta a la creación de una zona de exclusión aérea que había sido solicitada por el Gobierno ucraniano.
«Los aliados acordaron que no debemos tener aviones sobre el espacio aéreo de Ucrania, ni tropas de la OTAN en el territorio de Ucrania», precisó Stoltenberg al término de una reunión de urgencia de cancilleres de la organización.
El dirigente noruego explicó que «la única forma de implementar una zona de exclusión aérea en Ucrania es mediante el envío de aviones de combate de la OTAN, que tendrían que derribar aviones rusos que operan en Ucrania».
«Creemos que, si hacemos eso, acabaremos teniendo algo que puede convertirse en una guerra total en Europa, envolviendo a muchos otros países y causando mucho más sufrimiento humano», expresó.
«Por esa razón, la alianza militar tomó la decisión dolorosa de reforzar las sanciones contra Moscú y el apoyo a Kiev, pero sin involucrar fuerzas de la OTAN directamente en el conflicto en Ucrania, ni en su territorio ni en su espacio aéreo», explicó.
La OTAN adoptó esta posición a pesar de los pedidos formulados por las autoridades ucranianas para que se implemente una zona de exclusión aérea con el fin de proteger a la población de los ataques de cazas rusos.
En un mensaje en Twitter, el canciller ucraniano, Dmytro Kuleba, pidió a los países occidentales que «no permitan que Putin convierta a Ucrania en Siria».
«Estamos listos para luchar. Seguiremos luchando, pero precisamos aliados que nos ayuden con acciones concretas, decididas y rápidas», agregó.
Stoltenberg, por su parte, admitió que las perspectivas inmediatas en Ucrania son preocupantes. «En los próximos días veremos que todo será peor, con más muertes, más sufrimiento y más destrucción, a medida que las fuerzas de Rusia traen armamento pesado y continúan sus ataques en todo el país», puntualizó.
En relación con el papel de la alianza occidental, el noruego indicó que seguirá «haciendo lo necesario para proteger cada pulgada del territorio de la OTAN. La OTAN es una alianza defensiva».
Stoltenberg recibió hoy al secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, antes de una reunión de emergencia de la que participaron también el jefe de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, y cancilleres de Finlandia y Suecia, dos países asociados.
Al llegar a esa reunión, el influyente canciller de Luxemburgo, Jean Asselborn, advirtió que la OTAN debe auxiliar a sus países asociados, pero que involucrarse de lleno en el conflicto en Ucrania sería una «catástrofe».
Además, en la reunión se discutió la posibilidad de apoyar a otros socios que puedan estar «en riesgo», como Georgia y Bosnia-Herzegovina, países que en opinión de Stoltenberg están siendo «intimidados» por Rusia.
JP Morgan advierte que Rusia se encamina a un colapso de su economía
Rusia se encamina a un colapso en su economía de una magnitud que podría ser similar o incluso ser más grande que el que sufrió en 1998, en caso de proseguir la invasión contra Ucrania, advirtieron hoy economistas del banco de inversión JP Morgan.
En coincidencia con un pronóstico de Goldman Sachs, economistas de JP Morgan estimaron, a través de un comunicado a sus clientes, que la economía rusa se contraería un 7% durante este año.
Dicha caída en el Producto Bruto Interno (PBI) sería incluso mayor al retroceso de 5,3% registrado de 1998, momento en el cual el país sufría una fuerte crisis de deuda.
El déficit fiscal, los costos de la guerra en Chechenia y shocks externos (incluyendo la crisis financiera asiática en 1997; y la fuerte caída en el valor del petróleo y de los metales) impactaron en ese entonces en las reservas monetarias rusas.
Para hacer frente a la situación, el Gobierno de Borís Yelstin abandonó el llamado «crawling peg» (por el cual una moneda se fija dentro de determinada banda cambiaria, y al superarla el banco central realiza intervenciones) y el rublo perdió casi dos tercios de su valor frente al dólar en menos de un mes.
La crisis, que además provocó una declaración de default, cierres de bancos y una inflación que llegó al 84% anual, derivó en la propia caída de Yeltsin, quien fue sucedido en el cargo por Vladimir Putin en 1999.
Frente a las sanciones recibidas del extranjero por sus acciones bélicas en los últimos días, Rusia estableció medidas de emergencia como controles de capitales y mayores tasas de interés.
Una de dichas acciones fue el establecimiento de un gravamen del 30% a la compra de divisas extranjeras, ante la fuerte depreciación de más del 40% que registró el rublo desde la invasión.
Además de ello, el Gobierno de Putin vetó la transferencia de dinero al exterior y la venta de activos por extranjeros; y estableció la obligación a los exportadores de convertir el 80% de sus ingresos en divisas en rublos.
Frente a este panorama, la agencia calificadora de riesgos Standard & Poor´s (S&P) recortó el rating de Rusia por segunda vez en pocos días, llevándolo de «BB+» a «CCC-» frente al «creciente riesgo de incumplimiento en sus obligaciones».
«Las sanciones a Rusia minan los dos pilares que permiten la estabilidad económica: las reservas del banco central y el superávit en el balance de pagos», sostuvo JP Morgan en su reporte.
Tras ello, la entidad financiera sentenció que la economía rusa «ahora se encamina a una profunda recesión».
«Cuanto más tiempo se mantengan las sanciones, y sobre todo si estas se amplían a las exportaciones de petróleo y gas; más probable es que Rusia se convierta en un mercado de capitales indeseable por los próximos años», explicó Tim Graf, jefe de estrategia macroeconómica en State Street Global Markets.
Del mismo modo, Graf advirtió que, si la economía rusa continúa aislada del mundo, se profundizarán los riesgos de una mayor inflación en dicho país.
La balanza comercial rusa, al comienzo de este año, registraba un balance de casi US$ 20.000 millones.
Rusia es el principal exportador mundial de gas y provee el 10% de petróleo en el mundo, y en el caso de extenderse las sanciones a dicho sector -hasta el momento, evitadas, por los posibles efectos negativos que traerían a quienes establezcan las mismas-, se espera que su economía se contraiga en un 14% este año, según economistas.
«La invasión rusa pone en riesgo los principios dictados tras las guerras mundiales»
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, aseguró hoy que el mundo no puede permitir que el presidente ruso, Vladimir Putin, «ponga en riesgo los principios fundamentales establecidos tras las dos guerras mundiales» y subrayó que ningún país «puede dictarle a otro las decisiones sobre su futuro».
«Lo que está en riesgo es la vida de los ucranianos y, más allá, son los principios fundamentales que establecimos juntos tras las dos guerras mundiales», expresó el funcionario en Bruselas, donde participará de forma extraordinaria de un Consejo de Exteriores de la Unión Europea (UE).
«Un país no puede cambiar fronteras de otro por la fuerza, un país no puede dictar las decisiones de los ciudadanos de otro país sobre su futuro», agregó el funcionario estadounidense, quien consideró que es «algo del pasado el concepto de las esferas de influencia, donde un país subyuga a sus vecinos contra su voluntad».
«Si permitimos que esos principios se violen, como Putin está haciendo ahora, con impunidad, se abrirá una caja de Pandora de peligro no solo para nosotros sino para todo el mundo», afirmó.
Blinken, además, felicitó a Europa «por la reacción que ha tenido ante la invasión rusa a Ucrania tanto en materia de sanciones como en ayuda a los ucranianos».
En ese sentido, consideró «vital» el esfuerzo del presidente estadounidense, Joe Biden, para volver a «energizar» las relaciones con la UE.
«Estamos enfrentando juntos una guerra elegida por Putin, no provocada, injustificada y con consecuencias horribles para gente real, padres, madres, niños. Estamos comprometidos a todo para detenerla», cerró el secretario de Estado.