Latinoamérica

Adiós créditos: las consecuencias de ser «mala paga» hasta con el FMI

Pese a que este mes de enero el Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció que «seguirá apoyando a Ecuador en su camino a la recuperación»; existe la probabilidad de que los acuerdos con el organismo se modifiquen o lleguen a incumplirse tras las elecciones presidenciales. ¿Qué pasaría entonces si un nuevo Gobierno incumple con las condiciones pactadas?

Recientemente el candidato correísta anunció que de llegar a la Presidencia no cumplirá con lo acordado con el FMI; dijo que el desembolso de miles de millones de dólares forma parte de «condiciones draconianas».

«El Lelo» se refería a que Ecuador pactó el año pasado un rescate financiero con el FMI que asciende a 6.500 millones de dólares durante 27 meses y que exigía hacer ajustes al gasto público.

El candidato ha afirmado que se ha reunido con representantes del Fondo Monetario Internacional (FMI) para decirles que, de llegar al poder, no cumplirá con el acuerdo suscrito por el actual Gobierno, sino que presentará su propio plan.

¿Pero qué pasaría si un nuevo Gobierno no paga su deuda?

Un país es considerado en cesación de pagos o default cuando incumple total o parcialmente con sus acreedores. Estos pueden ser locales o extranjeros, e incluso organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El pasado 30 de noviembre el Fondo Monetario Internacional (FMI) aseguró que «las deudas no desaparecen».

Hay que recordar a países como Venezuela y Argentina que ante no lograr un acuerdo con el organismo internacional decidieron caer en default o en su defecto, decidieron no cumplir con los requisitos.

Fue en 2017 cuando el régimen de Nicolás Maduro incumplió su obligación de aportarle información económica al FMI; hoy, cuatro años después, el mismo organismo decidió negarle un crédito por USD $ 5.000 millones.

Un reporte de El Universo reseña las consecuencias de caer en impagos internacionales.

«Para un país en default, la primera consecuencia es que se convierte en un paria de los mercados financieros internacionales. No consigue créditos y si lo logra es a tasas astronómicas», señala.

Y es que los acreedores, a su vez, pueden eventualmente embargar activos en el exterior; y en el plano judicial, un país en default queda expuesto a eventuales represalias de países en los que residen los acreedores.

Además, el país queda etiquetado como «mal pagador», lo cual complica y encarece la obtención de fondos frescos.

Además de las consecuencias anteriormente mencionadas, también estaría en riesgo la dolarización  y la economía del país; pues se cierran las puertas a inversiones, a acuerdos internacionales, y por lo tanto se reduce el ingreso de la divisa.

«Cuando un país cae en default puede refinanciar o reestructurar su deuda para modificar las condiciones del crédito que no puede afrontar», recuerda el artículo.

Pero normalmente la refinanciación implica un acuerdo entre las partes para, entre otras cosas, modificar plazos o establecer períodos de gracia. En una reestructuración, el deudor, en cambio, impone obligatoriamente las nuevas condiciones al acreedor. Esto, eventualmente es lo que pasaría con Ecuador en caso de no pagar su deuda; sin embargo es muy probable que el Gobierno entrante decida restructurar los acuerdos y evitar con ello caer en impago.