La primera operación del nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), construido en la principal base aérea militar de México, a 50 kilómetros al norte de la Ciudad de México, se concretó, según informó el secretario de la Defensa, el general Luis Crescencio Sandoval.
«El domingo por la tarde se registró la primera llegada de un avión de Aeroméxico, para que el lunes estuviera listo para el primer despegue, que fue a las 6.30 de la mañana (8.30 de Miami) a Villahermosa, en el Estado suroriental de Tabasco, con 89 pasajeros», detalló el jefe castrense en una conferencia de prensa con el presidente Andrés Manuel López Obrador.
En la terminal del nuevo aeropuerto, el general Sandoval, citado por la agencia de noticias Sputnik, sostuvo que se llevaron a cabo 20 operaciones de aeronaves, durante nueve horas.
«Tres aerolíneas nacionales y una venezolana operaron en el día de la inauguración del complejo aeroportuario: cuatro de Aeroméxico, seis de Volaris, cuatro de Viva Aerobús, y dos de Conviasa (venezolana)», enumeró.
Además se realizaron dos vuelos de aviación general particulares procedentes de Estados Unidos, dos operaciones de carga que llegaron de Laredo Texas y Saltillo Coahuila.
También están disponibles en la base aérea seis helicópteros que van a prestar el servicio de taxi aéreo.
«En total, 2.022 pasajeros llegaron y salieron de las instalaciones del aeropuerto», precisó Sandoval.
Por su parte, el director del Colegio de Ingenieros, el general Gustavo Vallejo, responsable de la construcción, indicó que el aeropuerto «en total tiene 125 posiciones para aeronaves de ala fija y de ala rotativa (helicópteros)».
A su turno, López Obrador afirmó que la obra «se construyó pese a la resistencia de grupos de intereses creados y quienes querían que nos fuera mal y le fuera mal al país», aseveró.
El presidente le agradeció a los pobladores de la zona aledaña a la base militar que tenía una extensión de alrededor de 2.000 hectáreas, y permitieron que las autoridades adquirieran más de 1.000 adicionales, para sumar hectáreas, comparadas con las 600 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, localizado a 35 kilómetros de distancia, que -no obstante. continuará en operación simultánea.
El general Vallejo detalló que el nuevo AIFA servirá a 20 millones de pasajeros anuales, y en primer semestre de 2023 operará un tren suburbano.
El antiguo aeropuerto internacional capitalino puede servir a 35 millones de usuarios al año, pero que fue desbordado desde 2018, cuando atendió a más de 45 millones de personas.
El AIFA reemplaza al Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), que tenía un costo estimado de 15.000 millones de dólares de inversión pública y privada. López Obrador lo caneceló porque lo consideró contrario a su política de austeridad.
El NAIM estaba diseñado para atender a 125 millones de pasajeros al año, y tenía un avance de 20%, según el presidente, y 35% según los inversionistas.
Tres polémicas en torno al AIFA
El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles no solo es el nuevo aeródromo llamado a resolver un problema de saturación que arrastra la Ciudad de México desde hace dos décadas sino que además es una de las cuatro obras insignias en infraestructura del presidente López Obrador, junto a una refinería, un tren turístico y un corredor interoceánico.
Pero desde su concepción misma, el AIFA estuvo rodeado del escepticismo de los especialistas en materia aeroportuaria, al cual AMLO los combatió en los últimos cuatro años.
Es que para su edificación, López Obrador tomó la controvertida decisión -la cual sometió a consulta popular- de cancelar la construcción de otro aeropuerto que ya tenía un 30% de avance.
En su lugar, optó por una obra más austera, pero ubicada en un punto lejano de la capital, lo que hace poco factible que México tenga un «hub», o centro de operaciones aéreas de gran capacidad, como se pensaba con el proyecto cancelado.
A continuación los cuatro polémicas que rodean al AIFA: la cancelación del NAIM, la nueva obra militar y la ubicación.
El Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) se convertiría en el principal centro logístico de pasajeros y comercio del país, aunque para edificarlo había que invertir cerca de 15.000 millones de dólares para adecuar el terreno, que era el extinto lago de Texcoco, al este de CDMX.
Los ciudadanos eligieron con una aplastante mayoría (53% contra 22%) al presidente López Obrador, quien desde su campaña tuvo como banderas la austeridad y el combate a la corrupción.
Por tal motivo, AMLO decidió cancelar es obra «faraónica», pese a que hasta el 2018 había un 30% de avance documentado en un informe de la OCDE (Organización para el Desarrollo y Cooperación Económicas).
De inmediato llegaron las críticas de los analistas por la decisión que no solo representaba
detener una obra en marcha, sino que significaría un gasto considerable por la cancelación.
La Auditoría Superior de la Federación, un órgano autónomo de fiscalización del gobierno, presentó varios cálculos en los últimos años. El más reciente indicó que el costo de la cancelación fue de poco más de US$9.000 millones; mientras que desde el gobierno informaro que se gastó US$5.000 millones.
La nueva obra militar
Pese a que durante una década López Obrador expresó su desconfianza en que las fuerzas armadas realizaran labores civiles, como la seguridad pública, al asumir el gobierno dio un giro de 180 grados a su visión y le confió a las fuerzas armadas sus principales proyectos nacionales.
La planeación y ejecución de la obra del nuevo AIFA fue ejecutada por las Fuerzas Armadas de manera exprés, en menos de tres años.
Y en paralelo, grupos de especialistas echaron abajo el escepticismo técnico sobre su operación, pues muchos analistas aseguraban que era «incompatible» la operación del viejo AICM con el AIFA, lo cual quedó solventado con una reconfiguración del espacio aéreo.
En cuestión de dinero, sin embargo, el presupuesto tuvo que ampliarse en al menos dos ocasiones. En el aeropuerto se gastaron US$6.250 y el 83% de los contratos de obra civil, materiales, equipos, fue otorgado por adjudicación directa a proveedores, no por concurso de adjudicación como mandan las mejores prácticas.
Además, el proyecto fue catalogado como una obra de seguridad nacional, lo que dificulta el escrutinio del uso de recursos públicos.
La ubicación
Lo que es indiscutible para cualquiera son dos hechos: el AIFA entró en operaciones con escasos vuelos programados, y se encuentra en un punto lejano y de difícil acceso al que pocos quieren llegar.
Por un lado, solo dos aerolíneas de bajo costo (Volaris y Viva Aerobús) operarán vuelos nacionales.
El gobierno espera que más compañías, como Aeroméxico, lleven sus vuelos a esa terminal que tiene una capacidad de casi 20 millones de pasajeros al año. Eso aliviaría la carga de casi 54 millones de usuarios que tiene el actual AICM.
Sin embargo, los especialistas coincidieron en que el AIFA no creará valor ni generará progreso ni potencializará el crecimiento del país, porque «no tiene las capacidades para la nueva generación de aviones que viene, o la conectividad que debe tener un hub logístico».
Por otro lado, el aeropuerto se encuentra a 50 kilómetros del centro de Ciudad de México, una distancia más grande que la de muchos aeropuertos de capitales del mundo.
Y a eso se suma la falta de conectividad: las autopistas estaban siendo ampliadas a marchas forzadas para su inauguración y no se prevé que haya un tren rápido que lo conecte hasta finales de 2023.
Muchos posibles usuarios del AIFA se han quejado de la gran distancia, que puede superar las dos horas de trayecto en una zona de mucho tráfico, y el alto costo de un taxi o auto compartido para acceder a la terminal.