El presidente de Francia, Emmanuel Macron, fue reelecto en la segunda vuelta con el nivel de abstención más alto en los últimos 53 años y ante una adversaria, otra vez Marine Le Pen, quien por primera vez elevó la adhesión a la extrema derecha por encima del 40%.
Macron, del partido centrista La República En Marcha (LREM), obtuvo el 56,5% de los sufragios válidos contra el 43,5% de Le Pen, de Agrupación Nacional (RN), informó el Ministerio del Interior francés.
Cabe recordar, que en la primera vuelta electoral celebrada el 10 de abril, Macron, de 44 años, finalizó primero con el 27% de los votos, mientras que Le Pen, de 53 años, lo hizo segunda con el 25%.
Hace cinco años, Macron también derrotó a Le Pen también en el balotaje, pero entonces el actual mandatario se impuso con el 66,1% de los sufragios.
De hecho, el jefe del Estado admitió el descontento que posibilitó tanto la alta abstención como la mejora de la performance de Le Pen, y agradeció a quienes lo votaron solo para impedir el acceso de la extrema derecha al gobierno.
La abstención, de entre 27,8% y 29,8% según diversas estimaciones, se ubicó en el nivel más alto para un balotaje desde 1969, cuando alcanzó a 31,3%.
De esta manera, Macron se convirtió en el primer presidente reelecto desde 2002, cuando los franceses ratificaron al conservador Jacques Chirac, quien en aquella oportunidad derrotó, también en balotaje, al ultraderechista Jean-Marie Le Pen, el padre de Marine.
El discurso del triunfo
«La rabia y los desacuerdos que llevaron a muchos de nuestros compatriotas a votar por la extrema derecha deben encontrar respuesta. Será mi responsabilidad y la de los que me rodean», afirmó Macron en su primer discurso tras imponerse en los comicios presidenciales.
En el Campo de Marte, con la torre Eiffel de fondo, agradeció a quienes lo votaron solo para «bloquear» el eventual acceso de la ultraderecha al gobierno e incluso a los que se abstuvieron de votar, a cuyo «silencio» prometió «responder».
«A partir de ahora ya no soy el candidato de un sector sino el presidente de todos», subrayó el mandatario, quien anunció un «método renovado» para gobernar en su segundo período, que, aseguró, no será simplemente una «continuidad» del actual.
La algarabía de unos dos millares de simpatizantes, que tras el discurso continuaron celebrando con música electrónica, contrastó allí con la sobriedad del presidente, según la agencia de noticias AFP.
De esta manera, Macron es el primer presidente reelecto desde 2002, cuando los franceses ratificaron al conservador Jacques Chirac. Entonces, Chirac derrotó, también en balotaje, al ultraderechista Jean-Marie Le Pen, el padre de Marine.
En París y otras ciudades, horas después del cierre de las urnas, la policía dispersó con gases lacrimógenos y granadas aturdidoras varias concentraciones de manifestantes opuestos a Macron, aunque aparentemente no favorables a Le Pen, según la agencia Europa Press.
Le Pen asumió la derrota y Europa celebró la victoria de Macron
La líder de la extrema derecha reconoció inmediatamente la derrota, aunque sostuvo que «el resultado representa en sí mismo una brillante victoria para su sector, ya que millones de compatriotas apostaron por el cambio», y se comprometió «a actuar como un contrapoder fuerte».
«Continuaré mi compromiso por Francia y los franceses y libraré la gran batalla electoral en los comicios parlamentarios de junio próximo porque el partido no terminó», agregó la diputada.
El triunfo de Macron significa la continuidad de un dirigente europeísta, lo que quedó reflejado en las inmediatas reacciones positivas de varios de los gobernantes de la región.
La Unión Europea (UE) reaccionó sin demora. «Podemos contar con Francia cinco años más», afirmó vía Twitter el presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel,
«Estoy encantada de poder continuar nuestra excelente cooperación», aseguró por la misma vía la presidente de la Comisión Europea, la también belga Ursula von der Leyen.
En tanto, el jefe del gobierno de Alemania, el canciller federal Olaf Scholz, sostuvo: «Felicitaciones, querido presidente Macron, tus electores enviaron hoy un fuerte voto de confianza para Europa; estoy feliz de que continuemos nuestra buena cooperación».
Por su parte, el presidente de España, Pedro Sánchez, señaló: «Los ciudadanos eligieron una Francia comprometida con una UE libre fuerte y justa. Gana la democracia, gana Europa», según la agencia Europa Press.
En Noruega, que no es miembro de la UE pero pertenece al Espacio Económico Europeo, el primer ministro Jonas Gahr Store celebró que Francia optara «por la democracia liberal en lugar de por la extrema derecha».
«El triunfo de Macron permitirá asumir medidas valientes por el clima y consolidar la unidad frente a las fuerzas autoritarias y la guerra», agregó.
No obstante, fuera del bloque continental, el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, felicitó a Macron, destacó que Francia es «uno de los aliados más estrechos e importantes» de su país y confió en «seguir trabajando juntos».
De modo similar se expresó el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, quien indicó que espera mantener la colaboración para abordar «desde la defensa de la democracia a la lucha contra el cambio climático, pasando por la creación de buenos empleos y crecimiento económico para la clase media».
Mismo resultado que en 2017, pero con un país diferente
Cinco años después, Francia no es el mismo país: protestas sociales marcaron la primera mitad del mandato de Macron, una pandemia mundial confinó a millones de personas y la ofensiva de Rusia en Ucrania sacudió con fuerza el continente europeo.
La guerra a las puertas de la UE sobrevoló la campaña, aunque la principal preocupación de los franceses fue su poder adquisitivo, en un contexto de aumento de los precios de la energía y de la alimentación.
Más allá de elegir entre dos modelos de sociedad, los electores tenían entre sus manos escoger qué lugar en el mundo quieren para esta potencia económica y nuclear hasta 2027, una decisión que habría podido implicar cambios de alianzas si ganaba Le Pen.
La heredera del Frente Nacional propuso inscribir la «prioridad nacional» en la Constitución, para excluir a los extranjeros de las ayudas sociales, así como abandonar el mando integrado de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y reducir las competencias de la UE.
En contrapartida, Macron abogó por más Europa, ya sea en materia económica, social o de defensa, y recuperar su impulso reformista y liberal, con su propuesta estrella de retrasar la edad de jubilación de 62 a 65 años, que en 2020 ya creó protestas masivas.