Los afganos y la comunidad internacional deberán esperar al menos hasta mañana para conocer la composición del nuevo Gobierno dirigido por los talibanes que continúan febriles negociaciones, mientras que la resistencia antitalibana anunció que se producen «duros» combates contra los islamistas en el valle del Panjshir, último foco de oposición armada al nuevo régimen.
El anuncio del gabinete se esperaba inicialmente para después de la plegaria del viernes por la tarde, pero un portavoz talibán indicó que este no llegaría al menos hasta el sábado.
La milicia radical se enfrenta al desafío de pasar de ser un grupo insurgente a administrar el poder, apenas días después de la retirada definitiva de las tropas de Estados Unidos tras dos décadas de guerra.
La cautela y recelo de la comunidad internacional se mezclan con muestras de interacción con los nuevos líderes.
China confirmó la información de un portavoz talibán, según el cual el canciller chino se comprometió a mantener abierta su embajada en Kabul y a mejorar las relaciones bilaterales.
«Esperamos que los talibanes establezcan una estructura política inclusiva y abierta, lleven a cabo una política interior y exterior moderada y estable y rompan con todos los grupos terroristas», indicó el portavoz de la cancillería china, Wang Wenbin.
Los países de la Unión Europea (UE), en tanto, decidieron coordinarse para mantener una presencia en Kabul, con el fin de facilitar las evacuaciones de quienes deseen salir del país, siempre y cuando las condiciones de seguridad lo permitan.
Naciones Unidas anunció la reanudación de sus vuelos humanitarios desde Pakistán hacia las ciudades de Mazar-i-Sharif (norte) y Kandahar (sur).
Qatar reconoció estar trabajando con las nuevas autoridades para reabrir el aeropuerto de Kabul, clave para hacer llegar la ayuda humanitaria a la capital.
Más de 130 mil personas fueron evacuadas por aviones estadounidenses y de la coalición desde el 14 de agosto, reveló el general Frank McKenzie, del Mando Central de Estados Unidos.
Sin embargo, los talibanes no controlan todo el territorio y en la provincia rebelde de Panjshir se producen «duros combates», aseguró Ali Maisam Nazary, un portavoz del Frente Nacional de Resistencia (FNR), compuesto por milicias antitalibanas y antiguos miembros de las fuerzas de seguridad afganas.
Amrulá Saleh, vicepresidente del Gobierno derrocado, también se encuentra refugiado allí.
«Masud está ocupado defendiendo el valle», añadió el vocero aludiendo a Ahmad Masud, el hijo del comandante Ahmed Shá Masud, héroe de la resistencia contra los soviéticos y contra los talibanes, asesinado el 9 de septiembre de 2001 por Al Qaeda.
El FNR dijo haber infligido importantes pérdidas a los talibanes, cuya ofensiva afirma contener, pero no comunicó cifras.
En las redes sociales, cuentas protalibanas hablan de 31 combatientes del Panjshir muertos.
Panjshir, feudo antitalibán desde hace décadas, es un valle remoto y de muy difícil acceso ubicado en medio de las montañas Hindú Kush, cuyo extremo sur se encuentra a unos 80 km al norte de Kabul.