Al menos 13 personas murieron y decenas de miles de australianos recibieron la orden de dejar sus casas ante las lluvias torrenciales e inundaciones récord en la zona este del país, con Queensland y Nueva Gales del Sur como los dos estados más afectados.
La oficina meteorológica nacional alertó de más lluvias que podrían causar nuevas inundaciones a lo largo de gran parte de la zona costera central.
Si hace dos años fueron los incendios los que tiñeron de rojo el mapa australiano, la última semana de febrero y los primeros días de marzo dejaron inundaciones récords que se cobraron la vida de, al menos, 13 personas.
También hay alrededor de 40.000 evacuados y decenas de miles de hogares sin suministro eléctrico, así como varios desaparecidos.
Un final anunciado
Precisamente el informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) alertaba de que Australia arrostraba innumerables consecuencias derivadas del cambio climático, como incendios extremos, lluvias torrenciales y un aumento de los niveles del mar que podrían sumarse a las lluvias y provocar graves inundaciones en algunas ciudades costeras en las próximas décadas.
«Puede haber una cascada de impactos climáticos en las ciudades, asentamientos, infraestructuras, cadenas de suministros y servicios debido al fuego, las inundaciones, las sequías, las olas de calor y las tormentas», rezaba el texto.
Las imágenes de calles anegadas por el agua en Brisbane, capital de Queensland, y Lismore, en Nueva Gales del Sur, con ciudadanos desplazándose en lanchas o esperando a los equipos de rescate sobre sus tejados, son el tenebroso reverso que dejan las lluvias torrenciales provocadas, entre otras, por las irreversibles consecuencias del cambio climático.
Precisamente expertos de la agencia australiana alertaban hace unos años de que la subida generalizada de las temperaturas podría estar detrás del agravamiento de los fenómenos climatológicos extremos.
Según los registros, en Australia, uno de los países más afectados por el cambio climático, las temperaturas aumentaron casi grado y medio entre 1910 y 2019 y las lluvias crecieron considerablemente en las dos últimas décadas, una tendencia que no para de crecer en recurrencia e intensidad.
El saldo humano
Las autoridades australianas ordenaron la evacuación de unas 40.000 personas, según datos oficiales.
Las inundaciones ya se cobraron la vida de 13 personas y hay, por lo pronto, más de una decena de desaparecidos.
Las zonas más afectadas fueron Queensland, con ocho muertos confirmados, y Nueva Gales del Sur, los otros cinco fallecidos, según las autoridades de ambas ciudades.
«En este momento nos centramos en el norte, pero rápidamente las fuertes y severas lluvias se desplazan hacia el sur», advirtió el jefe del gobierno de Nueva Gales del Sur, Dominique Perrottet, quien alerta de que la ciudad más poblada del estado, Sídney, así como la capital australiana, Canberra, también están amenazadas por las fuertes lluvias y podrían sufrir inundaciones en los próximos días.
Perrottet confirmó vía Twitter que al menos 17 jurisdicciones de Nueva Gales del Sur fueron declaradas zonas catastróficas, mientras que en algunas partes de Queensland las aguas comenzaron a ceder y ya se iniciaron las tareas de limpieza.
No obstante, las autoridades tienen problemas para la distribución de la ayuda por vía terrestre y preocupa la posible llegada de nuevos temporales.
La tragedia en primera persona
En la localidad rural de Lismore, Danika Hardiman descubrió al despertar que las aguas barrosas habían alcanzado el balcón de su apartamento, en un segundo piso.
Ella y su pareja lograron subir al techo del edificio, donde personas que pasaron en kayak les ayudaron a subir a un improvisado bote de rescate.
«Fuimos rescatados por dos personas en un bote», contó Hardiman, tras calificar la situación de Lismore como «horrorífica».
Los servicios de emergencia se vieron saturados de llamadas de socorro, por lo que algunos pobladores locales, incluido el alcalde de Lismore, Steve King, recurrieron a las redes sociales en busca de ayuda.
«Si alguien tiene un bote y puede llegar a la calle Engine, hay una mujer embarazada sentada en su techo. Ayuda, por favor», publicó el alcalde en Facebook.