Al menos 16 personas murieron, entre ellos ocho niños, y tres permanecen desaparecidas por las lluvias torrenciales que provocaron inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra en el estado de Río de Janeiro, según informaron hoy autoridades brasileñas.
Las fuertes precipitaciones impactaron durante tres días en la zona de la costa atlántica de este estado del sureste de Brasil y que, según los expertos, empeoran por el cambio climático, señaló la agencia de noticias AFP.
Los rescatistas sacaron hoy dos cuerpos que se encontraban entre lodo y escombros producto de un deslave ocurrido en el barrio de Monsuaba de Angra dos Reis, ciudad costera 160 kilómetros al suroeste de Río de Janeiro, precisaron las autoridades.
En el mencionado barrio, se contabiliza un total de 8 muertos, cuatro niños y cuatro adultos, informó el gobierno carioca.
Los trabajadores de emergencia continúan en la búsqueda de tres personas reportadas como desaparecidas en Monsuaba, agregó AFP.
También se produjo un deslizamiento de tierra en ciudad colonial de Paraty, que provocó la muerte de 7 personas, una madre y seis de sus hijos, que tenían 2, 5, 8, 10, 15 y 17 años, mientras que uno de los hijos fue rescatado con vida y trasladado a un hospital, en donde se encuentra en condición estable, informaron desde la alcaldía de la ciudad.
En Mesquita, un suburbio a 40 kilómetros al noroeste de la ciudad de Rio de Janeiro, un hombre de 38 años murió electrocutado tratando de ayudar a otra persona a escapar de las inundaciones, informaron oficialmente.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, informó a través de su cuenta de Facebook que el Gobierno federal envió aviones militares para ayudar en las labores de rescate y al secretario nacional de respuesta a desastres, Alexandre Lucas, al estado de Río de Janeiro, que tiene cerca 17,5 millones de habitantes.
De desastre en desastre
Estas nuevas lluvias se produjeron seis semanas después de que inundaciones repentinas y deslizamientos de tierra mataran a 233 personas en Petrópolis, la capital de veraneo imperial del siglo XIX, también en el estado de Rio de Janeiro.
Esta vez, una de las zonas más afectadas fue la turística Paraty, una ciudad colonial costera conocida por sus pintorescas calles empedradas y sus casas de colores.
Hubo ocho fallecidos más, incluidos cuatro niños, en la ciudad de Angra dos Reis, donde las autoridades declararon la «máxima alerta» y el estado de emergencia después de que varios aludes arrasaran el barrio de Monsuaba.
Varias vecinos fueron rescatados con vida, mientras que siguen las tareas de búsqueda de tres personas.
El alcalde de Angra dos Reis, Fernando Jordao, señaló que los trabajadores de emergencia estaban «instalando focos para continuar la operación de búsqueda y rescate durante la noche».
«Los residentes han estado trabajando codo con codo con nosotros en la búsqueda. Vamos a seguir trabajando duro», agregó.
Las tormentas afectan desde el viernes por la noche a varias ciudades del estado de Rio de Janeiro, y las aguas arrastraron autos y provocando desprendimientos de tierra, una tragedia que cada vez es más frecuente en la temporada de lluvias, especialmente en las comunidades pobres situadas en las laderas de las montañas.
Un hospital en el suburbio de Nova Iguacu se inundó, convirtiendo los pasillos de su unidad de cuidados intensivos en arroyos.
Autoridades de Angra señalaron que en la ciudad llovieron 800 mm en 48 horas, «niveles nunca antes registrados en el municipio».
Los expertos sostuvieron que los aguaceros de la temporada de lluvias en Brasil «se ven aumentados por el fenómeno de La Niña -el enfriamiento cíclico del Océano Pacífico- y por el impacto del cambio climático».
«Ante una atmósfera más caliente que retiene más agua, aumenta el riesgo y la intensidad de las inundaciones por lluvias extremas», coincidieron.
En enero, lluvias torrenciales provocaron inundaciones y deslizamientos de tierra que mataron al menos a 28 personas en el sureste de Brasil, principalmente en el estado de Sao Paulo.
También se registraron fuertes lluvias en el estado nororiental de Bahía, donde 24 personas murieron en diciembre.