Al menos 20 personas murieron y otras decenas resultaron heridas por las inundaciones que azotan la costa este de Australia desde hace una semana, al tiempo que las autoridades de Sidney, la ciudad más poblada y extensa del país, ordenaron la evacuación de 60.000 habitantes por las fuertes tormentas.
El servicio meteorológico advirtió a la ciudadanía extremar las medidas de respuesta a este tipo de eventos climatológicos, ya que se avecinan «48 horas muy difíciles».
A su vez convocaron a mantenerse al tanto por las informaciones que brindan las fuentes oficiales australianas.
Por su parte, en el sur de Queensland y en el norte del estado de Nueva Gales del Sur, donde las aguas destruyeron casas, arrastraron automóviles y aislaron a cientos de pobladores en sus techos, se inició un largo proceso de limpieza.
En este sentido, el primer ministro Scott Morrison -en una cumbre virtual- sostuvo: «Las inundaciones catastróficas en Queensland y Nueva Gales del Sur son un recordatorio desafortunado de que los desastres naturales están aumentando en frecuencia e intensidad, con impactos devastadores en las comunidades».
Por su parte, la comisionada de emergencia, Charlene York, señaló: «Unas 800 personas permanecen en refugios de emergencia solo en una región del norte del estado de Nueva Gales del Sur».
Ayuda económica para los afectados
Morrison informó que más de 1.000 millones de dólares fueron destinados para las labores de recuperación en las zonas afectadas, además de apoyar a las pequeñas empresas, productores primarios y gobiernos locales.
En Mullumbimby, un poblado que quedó varios días sin servicio telefónico, internet y ayuda, pobladores indicaron que «mucha gente se quedará en la calle porque no puede comprar seguro contra inundaciones».
«No vamos a tener cómo reconstruir nuestras viviendas», se lamentaron. Seguramente el Gobierno les dará ayuda para salir adelante.
Los científicos aseguran que el cambio climático está aumentando e intensificando los fenómenos meteorológicos extremos en Australia, como inundaciones, incendios, ciclones y sequías.