El Banco Central de Brasil aumentó la tasa de interés referencial en 100 puntos básicos hasta el 6,25% anual, la quinta alza consecutiva en 2021 y la mayor en dos años, y apuntó hacia un rango restrictivo a medida que enfrenta la creciente inflación con el endurecimiento monetario más agresivo del mundo.
El Comité de Política Monetaria (Copom) del Banco Central decidió, por unanimidad, elevar nuevamente los tipos en un punto porcentual, ajuste esperado por el mercado en ese nivel.
El costo del dinero en Brasil subió ahora a su mayor nivel desde julio de 2019, cuando la tasa básica era del 6,5 % anual.
En agosto la inflación fue del 0,87 % -el mayor nivel para ese mes en 21 años-, con lo que el índice de precios acumuló un 5,67 % en los primeros ocho meses del año, y un 9,8 % en los últimos doce (interanual).
La tasa de inflación acumulada hasta el momento en el país ya supera la meta que se propuso el Gobierno para el año, que era del 3,75 %, con un margen de tolerancia de dos puntos porcentuales hacia abajo (2,25 %) y hacia arriba (5,25 %).
Esto elevó las previsiones del Copom, que ahora proyecta una inflación del 8,5 % para 2021, un nivel similar a las expectativas del mercado (8,31 %), y bajó la proyección para 2022, de 4,1 % a 3,7 %.
Los riesgos de una desaceleración global de las economías, especialmente en los países asiáticos, por la nueva ola de la pandemia del coronavirus que llegó a China, fueron otros aspectos considerados para el ajuste a los tipos.
La expectativa pesimista generada por la crisis energética en el país fue otro factor que pesó en la decisión del Copom.
De acuerdo con el comunicado divulgado por la entidad, las alzas en los tipos continuarán en 2021 y la previsión es que cierren 2021 en un 8,25 % anual, una tasa que subirá levemente en 2022 (8,50 %) y que, según el Copom, volverá a caer en 2023 (6,75 %).
La decisión coloca a Brasil en la primera línea de una batalla global contra la escalada de los precios al consumidor, aumentando su tasa de referencia desde un mínimo histórico de 2% a inicios de año a medida que la inflación a 12 meses coquetea con los dos dígitos.
Una debilitada moneda local y las dudas sobre el panorama fiscal de Brasil obligaron al Banco Central a adoptar un enfoque de línea dura, según muchos economistas. Las crecientes expectativas de un alza de tasas el próximo año por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos aumentó la presión sobre los mercados emergentes.
Sin embargo, algunos advierten que el fuerte endurecimiento monetario en Brasil ahogará un repunte económico en la mayor economía de América Latina, frenando el crecimiento y alentando políticas más populistas del presidente Jair Bolsonaro mientras busca la reelección en 2022.