Cannabis digital, un nuevo negocio

La tecnología se convirtió en el mejor aliado para la naciente industria cannábica que a través de diversos activos digitales o finanzas descentralizadas puede levantar capital para ejecutar proyectos y, de paso, responder a la creciente demanda de inversores que buscan comercializar NFT (tokens no fungibles) en diversos espacios virtuales.

Ya sea una planta, una semilla o una bolsa de cannabis -eso sí, digitales- pueden ser adquiridas de forma legal en cualquier plataforma de metaverso.

En pleno boom de los NFT y criptomonedas que se ofertan en estos mundos virtuales, la industria del cannabis también encontró una alternativa para capitalizar esta tendencia tecnológica lanzando diversos activos en línea.

 

LavaCoin

Es así que, en 2021, Peakz, una marca de cannabis estadounidense de alta gama lanzó en OpenSea una bolsa de cannabis llamada LavaCoin, basada en tecnología blockchain para asegurar su autenticidad, aunque solo existe en línea.

“El futuro se acerca y el blockchain seguirá interrelacionándose con la sociedad. Esta variedad de cannabis digital vivirá en el libro mayor para siempre», sostuvo Jessie Grundy, CEO de Peakz. La oferta más alta, en el momento de la publicación, fue de US$ 61,02.

Según Grundy, aunque LavaCoin no se puede fumar, como beneficio adicional a la compra de la “primera variedad de cannabis digital disponible», si el usuario reside en Oregón o California (estados donde opera la compañía), también obtiene marihuana física «real».

No obstante, antes de existir LavaCoin en un espacio metaverso, en 2014 PotCoin hacía su ingreso en el mundo de las criptomonedas dedicadas a la industria del cannabis.

En 2017, la criptodivisa se hizo mundialmente conocida cuando la ex estrella de la NBA, Dennis Rodman, vistió una camiseta que decía potcoin.com.

En ese entonces su valor se disparó en un 76% en un solo día, alcanzando los US$ 0,17. Hoy, el activo se cotiza en US$ 0,0068.

Posteriormente surgieron otras monedas como CannabisCoin, DopeCoin y HempCoin. Es que Lava Coin, PotCoin y el resto de criptodivisas no son los únicos casos de cannabis en el mundo criptográfico de los NFT.

 

Latinoamérica

En América Latina ya existen plataformas que ofrecen diversos instrumentos de este tipo a inversionistas dispuestos a apostar dinero real en un mundo digital.

En Colombia, uno de los primeros países latinoamericanos en aprobar el uso del cannabis medicinal en 2016, un grupo de emprendedores tecnológicos creó la plataforma digital Bancannabis, donde los usuarios no solo pueden adquirir NFT de esta planta, sino también invertir en cosechas reales de comunidades a través de un modelo similar al crowdfunding.

«Desde un principio Bancannabis se planteó como una plataforma descentralizada porque somos base blockchain», explicó Cristian Mazabuel, CMO de Bancannabis.

«Hemos desarrollado varias plataformas; tenemos varios desarrolladores que se han dedicado a la investigación profunda de esta tecnología y del metaverso, porque para muchas personas todavía es confuso», agregó.

Y continuó: «Hemos logrado dar con una comunidad abierta, pero nuestro foco siempre ha sido ayudar a las comunidades indígenas, afro y excombatientes, a los gremios y a las personas que más necesitan recursos para desarrollar proyectos de cannabis y que lastimosamente durante mucho tiempo han tenido que intermediar todo lo que ellos hacen. Esta es la gente que trabaja la tierra y exporta, pero termina recibiendo porcentajes diminutos de toda la comercialización», remarcó.

En Bancannabis los usuarios pueden adquirir activos digitales, NFT, proyectos, espacios de entretenimiento y también para la articulación de la industria a través del uso de su BCA token. Actualmente, se puede comprar un monto mínimo de US$ 100 en BCA tokens y destinarlos a proyectos productivos intercambiando BCA por NFT.

«Por ejemplo, se puede escoger alguno de los proyectos físicos de cultivo de cannabis y a través de un smart contract que se despliega en el blockchain, se compra un NFT. Este facilita el uso de un espacio físico para el desarrollo de un proyecto productivo por un periodo determinado», señaló Julián García, CEO de Bancannabis.

«Terminado este periodo, se genera la venta automática del NFT por un valor diferencial que genera un beneficio al comprador derivado de la compraventa de su activo digital. En tanto, con dichos recursos, se benefician comunidades que se han postulado para ser objeto de desarrollos digitales en nuestra industria. Bancannabis cuenta con su propio market de NFT», añadió.

Adicionalmente, con este token los usuarios pueden comprar e intercambiar NFT en el Cannaverso, multiverso creado por Bancannabis o interactuar en espacios privados diseñados por la misma plataforma para encontrar a otros actores de la industria, eliminando así la intermediación y con la garantía de soportar sus acuerdos en el blockchain.

«Con nuestro modelo de negocio logramos crear proyectos digitales de siembra, producción y transformación de cannabis digital con aplicabilidad a la industria real, a través de herramientas tecnológicas que optimicen los procesos y democratizan el acceso a la producción del cannabis, así sea desde el universo digital o el Cannaverso como lo hemos diseñado», indicó Julián García.

En este «apadrinamiento» de proyecto también se despliega un contrato inteligente en el blockchain que permite al contratante vincularse en un proyecto digital al proceso real de producción de cannabis a través de la compra de un NFT que genera un pago por un espacio físico y uno digital.

«Con este NFT el usuario adquiere el derecho de realizar el seguimiento digital a un proyecto real de cannabis y comercializar el activo digital en el Cannaverso mientras que las comunidades que son representadas con estos activos digitales reciben una fracción del precio pagado y con eso cubren algunos de sus costos, encontrando un canal para ejecutar subproyecto productivo», subrayó.

 

El estigma del narcotráfico

El auge de los NFT y los entornos digitales no solo atrae a los inversionistas, sino también a los empresarios de cannabis, que sortean muchas barreras para encontrar financiamiento en la banca tradicional. Y es que, a pesar de la legalización de la planta en varios países, aún existe el estigma que la relaciona con el narcotráfico.

Como empresario de esta industria en Colombia, Henry Muñoz, CEO de la empresa Medical Extractos y socio fundador de la Asociación Procannacol, experimentó el gran dolor que supone el proceso de obtener recursos para ejecutar proyectos.

Si bien en algunos bancos locales las compañías de este sector pueden abrir cuentas, los requisitos son innumerables y acceder a un crédito es casi imposible, ya que solicitan que en sus haberes o sus activos sean mayores a 3.000 millones de pesos (más de US$ 750.000), algo alejado de la realidad de los medianos y pequeños cultivadores.

«La gran mayoría de los bancos del país no hacen aperturas de cuentas bancarias a empresas que identifiquen en su objeto social actividades con cannabis. Solo se les han otorgado créditos a varias de las multinacionales que ya se encuentran en el país. Es así como la creciente y millonaria industria del cannabis en Colombia carece de acceso a la banca, pese a ser un negocio floreciente y que a julio de 2021 se otorgaron 1.753 licencias, las cuales se ven afectadas ya que no pueden realizar operaciones bancarias», apuntó Muñoz.

Asimismo, el empresario colombiano afirma que una salida para eludir al sistema bancario fueron las criptomonedas y los NFT que están ganando fuerza dentro de la industria del cannabis para realizar diversas operaciones.

«A esta nueva tecnología le vienen apuntando algunos empresarios. Ante ello, la banca colombiana viene desarrollando un piloto para implementar las criptomonedas al sistema bancario. Definitivamente, el blockchain es una tecnología de gran ayuda a las compañías, ya que les permite tener toda la trazabilidad del producto de una forma segura y directa», remarcó.

En ese sentido, Cristian Mazabuel, CMO de Bancannabis, afirmó que el surgimiento de Bancannabis -que actualmente trabaja con los Misak, la primera comunidad indígena con licencia para producir cannabis y con otras del Putumayo y México- «es una respuesta ante las barreras que imponen los bancos para los productores de cannabis».

«No es tan fácil como ir a una plataforma de crowdfunding tipo Kickstarter y subir tu proyecto. Hay ciertos filtros para darle validez y certeza. Una persona que tenga licencia puede contactarnos y si llegamos a algo, definitivamente su proyecto se puede desplegar en el blockchain y recibir apoyo para su proyecto productivo. La puerta no está cerrada para nadie», explicó.

Para Colombia, el financiamiento es crítico, sobre todo cuando recientemente el gobierno de Iván Duque aprobó la exportación de flor seca de cannabis, un rubro con mucho potencial.

Según Efraín López, director de Árpez Company, estudio jurídico especializado en la industria de cannabis en América Latina, la exportación de este producto «generaría ingresos por 690.000 millones de pesos colombianos o más de US$ 174,5 millones al año», sentenció.

Los NFT y otros activos digitales ya no son exclusivos del mundo de los coleccionistas de arte o deportivos. Era cuestión de tiempo para que el mundo criptográfico aterrice en la industria del cannabis y desarrollen infinitas opciones de productos en el mundo online.

Aún está por verse si algún NFT cannábico alcanzará precios récord, como el reportado en marzo de 2021 cuando el NFT de una obra de arte fue vendido en US$ 69,3 millones en una subasta en Christie’s.

Por lo pronto, esta tecnología se perfila como una buena alternativa para que la industria del cannabis no sea solo un boom pasajero.