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Castillo pasó la prueba del gabinete, pero la «guerra» continúa sin pausa

El Congreso aprobó ayer el nuevo Consejo de Ministros de Perú, pero ya está en marcha una nueva moción de vacancia (destitución).

El voto de confianza entregado ayer por el Congreso al Gabinete Ministerial de Perú, el cuarto en poco más siete meses, constituye un pírrico triunfo para el Gobierno de izquierda de Pedro Castillo, quien -no obstante- sigue acosado por la oposición y enfrentará nuevas embestidas en los próximos días, según coinciden analistas.

De hecho, en el Congreso ya está en marcha una nueva moción de vacancia (destitución) contra Castillo, aunque, como anticipó la votación de ayer, la oposición radical, representada en los partidos Fuerza Popular (FP), Renovación Popular (RP) y Avanza País y algunos aliados individuales, parecen lejos de alcanzar los 87 votos (de 130) necesarios para forzar la salida del mandatario.

«Este intento de vacancia no reunirá los votos, pero la oposición lo seguirá intentando. Y mientras tanto, tratará de censurar a algunos ministros, algunos de los cuales, hay que admitirlo, tienen cuestionamientos graves», sostuvo el politólogo Roger Santa Cruz, de las universidades Pedro Ruiz Gallo y Antonio Ruiz de Montoya.

En una sesión áspera que se prolongó por más de siete horas, el gabinete presidido por Aníbal Torres recibió la confianza por 64 votos a favor, 58 en contra y dos abstenciones, un resultado más cerrado que el de los equipos anteriores, encabezados por Guido Bellido y Mirtha Vásquez.

«Agradezco al Congreso por otorgar el voto de confianza al Gabinete Ministerial. Demostraremos al pueblo que podemos gobernar democráticamente y que, por medio de la concertación política, lograremos responder a los grandes desafíos de nuestro país», enfatizó Castillo a través de Twitter.

FP, RP y Avanza País, que suman 43 votos, no consiguieron muchos aliados nuevos, aunque votaron de su lado, entre otros, la mayoría de los representantes del partido centroderechista Alianza Para el Progreso (APP) y los tres integrantes de la única fuerza de centro, el Partido Morado.

En el resultado fue determinante que 12 de los 14 congresistas de Acción Popular (AP), partido de centroderecha que tiene la tercer mayor bancada y que básicamente vota del lado del Gobierno a pesar de que internamente algunos discrepen de esa postura, volvieron a dar el «sí» y le dieron de esa forma una mano a las bancadas oficialistas Perú Libre (PL) y Perú Democrático y a la aliada Juntos por Perú (JP).

 

 

Fuego cruzado

El tono del debate evidenció la polarización de las posturas. Los voceros de FP, RP y Avanza País utilizaron repetidamente calificativos contra los ministros, como «ineptos» y «corruptos», mientras que Torres, quien reconoció que el Gobierno cometió errores que deben corregirse, trataba de defenderse con el apoyo, a veces igualmente agresivo, de los oficialistas.

«No vemos nada de eficiencia ni de tranquilidad. Hay cuestionamientos y corrupción y no tenemos nada bueno para decir», afirmó el portavoz de RP, Jorge Montoya, un almirante en retiro que se convirtió en la imagen de quienes trabajan, casi como única tarea, por la destitución de Castillo.

«Si estamos enfrentados, si por cada situación vamos a interpelar, a censurar, ¿cuándo vamos a desarrollar la agenda de nuestro país?», respondió el portavoz de PL, Waldemar Cerrón.

En medio de ese ambiente, los anuncios de Torres, referidos a políticas de reactivación económica y de lucha contra la inseguridad ciudadana, entre otros temas, pasaron inadvertidos.

El jefe del Gabinete dedicó varios minutos además a pedir que el Ejecutivo y el Legislativo busquen concertar por el bien del país.

Si el Congreso hubiera negado el voto de confianza, Torres y todos los 19 ministros habrían tenido que renunciar, lo que hubiera colocado a Castillo -quien asumió el 28 de julio de 2021- en la inédita situación de nombrar un quinto gabinete en poco más de siete meses.

Pero, a la vez, el Congreso se hubiera puesto la soga al cuello, ya que, por Constitución, si niega dos mociones de confianza, el presidente puede disolverlo.

 

Nuevo ataque a Castillo

Antes de empezar la sesión, la mesa directiva del Congreso admitió a trámite la nueva moción de vacancia presentada por FP, RP y Avanza País, esta vez con 50 firmas como respaldo.

El asunto será puesto a consideración del pleno en una fecha próxima. Si 52 legisladores lo aprueban -lo que suena muy factible- seguirá camino. Pero, de lo contrario, irá al archivo.

La correlación de fuerzas indica, sin embargo, que incluso si la moción pasa a debate no habrá los 87 votos para la destitución.

En este momento, los parlamentarios no oficialistas son 88, es decir, basta que dos de ellos no la apoyen para que sea imposible alcanzar el número. Y son varios los que no están dispuestos a embarcarse en la caída del mandatario.

En ese marco, el portavoz de AP, Edwin Espinoza, denunció que la presidente del Congreso, Maricarmen Alva, su compañera de partido, está presionado internamente para que se destituya a Castillo, lo que le daría a ella la jefatura de Estado si la vicepresidente de la República, Dina Boluarte, primera en la línea de sucesión, cumple su anuncio de que no asumiría en caso de vacancia.

«Hay presión y bastante. Dice que nos van a dar un golpe de Estado, de que tiene información de inteligencia de que nos van a cerrar (el Congreso). De esa manera tratan de azuzar», señaló Espinoza sobre Alva, quien dentro de AP milita en un sector minoritario con coincidencias ideológicas con la derecha radical.

Así, aunque Torres y su equipo tengan luz verde para actuar, los tambores de guerra no dejan de retumbar.

Montoya habló incluso de «cuota de sangre» en el proceso de deshacerse de Castillo, por lo que ningún analista se atreve a pronosticar si el Gobierno llegará a 2026 o si cesará en el camino, como los de Pedro Pablo Kuczynski en 2018 y su reemplazante Martín Vizcarra en 2020.

 

El ministro de Salud en la cuerda floja

El siguiente round será el viernes, cuando el Congreso buscará destituir al ministro de Salud, Hernán Condori, y todo indica que lo logrará, como ya lo hizo con uno de Educación, Carlos Gallardo, y como hubiera hecho con al menos cinco más que renunciaron cuando su derrota era inevitable.

Condori reemplazó sin que se supiera el por qué al que era el ministro estrella de Castillo, Hernando Ceballos.

Es cuestionado por evidencias de que como médico promovió remedios que son considerados estafas por la comunidad científica y ejerció en especialidades que no son la suya, como la ginecología.

Además, fue acusado de corrupción cuando estuvo al frente del sistema sanitario estatal en una provincia del departamento de Junín. Incluso aliados del Gobierno, como JP, le bajaron el pulgar.