El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el portugués Antonio Guterres, denunció la «escandalosamente desigual» distribución de vacunas contra el coronavirus y consideró que, por esta razón, la pandemia podría prolongarse aún más en el tiempo.
«Esto es un fracaso ocasionado por las decisiones políticas que priorizan la salud de las personas en los países ricos y se olvidan de los pobres», disparó Guterres mediante un comunicado que coincide con el segundo aniversario del inicio de esta crisis mundial sanitaria.
«Los estragos más trágicos de la pandemia han sido en la salud y las vidas de millones de personas, con más de 446 millones de casos en el mundo, más de seis millones de muertes confirmadas y otro grupo incontable que lidia con un deterioro de su salud mental», agregó.
Y continuó: «Debido a las medidas de salud pública sin precedentes y el extraordinariamente rápido desarrollo y distribución de vacunas muchas partes del mundo han podido controlar el esparcimiento del coronavirus. Pero sería un grave error pensar que la pandemia ha terminado», matizó.
Para Guterres, «la distribución de vacunas es todavía escandalosamente desigual», y aunque 1.500 millones de dosis se producen cada mes, «cerca de 3.000 millones de personas aún están esperando su primera dosis», enfatizó.
«Este fracaso es el resultado directo de decisiones políticas y presupuestarias que priorizan la salud de las personas en los países ricos por encima de la salud de las personas en países pobres», insistió.
El portugués, además, estimó que esta desigualdad aumenta las posibilidades de «más variantes, más confinamientos y más dolor y sacrificios en cada país» e hizo un llamado al mundo a «poner fin a este triste capítulo en la historia de la humanidad de una vez por todas», finalizó.
OMS: los casos y decesos bajaron en todo el mundo
El número de contagios y decesos por coronavirus bajó en todo el mundo en la última semana, a excepción de en el Pacífico Occidental, según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En su último reporte semanal sobre la pandemia, la agencia de salud de Naciones Unidas apuntó que las nuevas infecciones por Covid-19 cayeron un 5% en los últimos siete días, continuando con la tendencia a la baja que comenzó hace más de un mes; en tanto que los fallecimientos se redujeron en un 8% y, a nivel global, acumulan dos semanas de descenso.
Solo en el Pacífico Occidental aumentaron los casos, con un incremento del 46%. De hecho, en la última semana, Hong Kong reportó alrededor de 150 decesos diarios, la peor tasa de mortalidad por millón de habitantes, según los datos de la Universidad de Oxford.
La variante ómicron, más contagiosa que sus predecesoras, desbordó recientemente la ciudad semiautónoma china, donde provocó cuarentenas masivas, compras de pánico en supermercados y la saturación de las morgues, lo que obligó a las autoridades a almacenar algunos cadáveres en contenedores de mercancías refrigerados.
En otros lugares del mundo, la incidencia del coronavirus cayó de forma significativa: los mayores descensos se registraron en Oriente Medio y África, donde las infecciones bajaron un 46% y un 40%, respectivamente.
«La levedad de la ola de ómicron, su escaso número de muertes y el hecho de que está desapareciendo rápidamente, ha creado la impresión generalizada de que el Covid-19 se ha terminado», afirmó Salim Abdool Karim, de la Universidad de KwaZulu-Natal en Sudáfrica.
«Aunque no está claro cuándo acabará la pandemia, la baja mortalidad durante el repunte de esta variante es sorprendente», añadió.
Muchos científicos dicen que se debe a los programas de refuerzo de la vacunación desarrollados en numerosos países ricos, que rompieron la conexión entre la infección por coronavirus y una enfermedad grave.
A principios de semana, un grupo de expertos reunido por la OMS manifestó que «apoya firmemente el acceso urgente y generalizado a las dosis de refuerzo de la vacuna contra el Covid-19 en medio de la propagación de la ómicron por todo el mundo».
Esto es un claro cambio de rumbo con respecto a la reiterada insistencia de la agencia en que la administración de dosis adicionales no era necesaria en el caso de las personas sanas.