Se dice que «la música amansa a las fieras» y hasta que cantar a las plantas estimula su crecimiento. Hemos escuchado en muchas ocasiones, cómo la música aporta beneficios a la naturaleza y los animales, pero ¿y a nosotros?
Después de leer a varios expertos hablando del tema podemos concluir que, definitivamente, sí: escuchar música beneficia a nuestra salud.
Y es que según un informe publicado en 2020, del Global Council on Brain Health (GCBH) financiado por AARP, «nada activa el cerebro como la música”. Por lo que escucharla puede mejorar nuestro sueño, la memoria, aliviar el estrés y estimular aptitudes de pensamiento.
Pero vamos a ir paso a paso, ¿en qué ámbitos mejora nuestra salud?
Mejora nuestro estado de ánimo y protege el envejecimiento cerebral
Cuando la música llega a los oídos, las ondas sonoras se convierten en impulsos nerviosos que viajan a varias áreas del cerebro, incluso las que liberan dopamina, un neurotransmisor que interviene en la regulación del placer, explica Psyche Loui, profesora adjunta en el departamento de música de Northeastern University y directora de Imaging and Neural Dynamics (MIND) Laboratory.
En otras palabras, escuchar música “te hace sentir mejor”, dice Burdette, quien destaca que cuando se trata de los beneficios que brinda para levantar el ánimo, ningún tipo de música es mejor que otro. Todo depende de las preferencias personales, ya sea Mozart o Madonna.
Reduce la ansiedad: el escuchar tu canción favorita reduce los niveles de ansiedad. La música puede ayudar a rebajar los niveles de cortisol, la hormona relacionada con el estrés.
Contribuye a reducir el dolor: la terapia musical hace que se liberen endorfinas, que actúan como analgésicos naturales. De hecho, existen múltiples estudios que constatan que la música puede reducir el dolor de algunas enfermedades crónicas como, por ejemplo, la artrosis.
Ayuda en desórdenes neurológicos: tales como el Alzheimer, Parkinson o Autismo. Además, la música es como un gimnasio para el cerebro, ya que aumenta la comunicación neuronal, la elasticidad y la plasticidad del órgano.
Fortalece el sistema inmunológico: aumenta la producción de plaquetas, estimula los linfocitos y la protección celular ante determinadas enfermedades. Asimismo, escuchar música también puede disminuir los niveles de cortisol, los cuales pueden conducir a una disminución de la respuesta inmune.
Aumenta el optimismo y protege el envejecimiento cerebral: en especial para personas que sufren procesos de depresión. Según un estudio publicado en la revista Frontiers in Human Neuroscience, tocar un instrumento musical reduce los efectos del deterioro mental asociado al envejecimiento.
Potencia la memoria: al escuchar música se activan varias zonas del cerebro por lo que se procesa mejor la información. Varios informes han confirmado que escuchar música o tocar un instrumento hace que se aprenda mejor. Así, según un estudio publicado por científicos de la Universidad de Helsinki, la música de Mozart activa el cerebro izquierdo y derecho, lo que maximiza el aprendizaje y la retención de información.
Combate el dolor de cabeza: gracias a su efecto relajante y desestresante otro de los beneficios de escuchar música es que puede ayudar a aquellos que padecen de migraña o cefaleas.
Reduce la presión arterial: según una investigación de la Sociedad Estadounidense de Hipertensión, en Nueva Orleans, escuchar 30 minutos de música clásica, celta o raga a diario puede reducir significativamente la presión arterial alta.