Duque prometió que irá tras los cabecillas de ELN y disidencias

El mandatario además pidió a otros países declarar al gobierno venezolano de Nicolás Maduro como patrocinador del terrorismo.

El presidente de Colombia, Iván Duque, prometió que irá tras los cabecillas de El Ejército de Liberación Nacional (ELN) y disidencias y le pidió a otros países declarar al gobierno del venezolano Nicolás Maduro como patrocinador del terrorismo, durante un recorrido por el departamento de Arauca, zona del país que se vio afectada por los enfrentamientos entre grupos delictivos.

«Tenemos claro que nuestro objetivo para el año 2022 en Arauca es seguir enfrentando al terrorismo. Y que sepan los comandantes de estructuras criminales que están operando al otro lado de la frontera y que entran a cometer fechorías a Colombia, que vamos por ellos», aseveró Duque, quien en la visita dotó al Ejército y a la Armada Nacional.

«Que tengan absoluta claridad que vamos a seguir denunciando a la comunidad internacional la connivencia y el patrocinio que la dictadura de Nicolás Maduro les brinda a estos grupos criminales que operan en el otro lado», agregó el mandatario colombiano.

Duque insistió «en que es necesario que otros países del mundo también declaren a la dictadura de Venezuela como una dictadura patrocinadora del terrorismo en abierta violación de la resolución 1373 del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas», puntualizó.

El presidente cuestionó la voluntad de paz del ELN y aseguró que esa agrupación pretendió movilizar recursos en el departamento de Arauca.

Para hacer frente a esto, su Gobierno puso en marcha la operación más grande contra el lavado de activos de esa organización al margen de la ley en el país.

«La operación de lavado de activos que está en curso será para mostrarle al país como contratistas y redes de empresas fachadas han tratado de lavar el dinero del terrorismo. Aquí va a quedar develado quiénes y de qué manera estaban nutriéndose de estas actividades criminales», enfatizó Duque.

El mandatario indicó, además, que «ha sido evidente que los múltiples gobiernos locales han sido infiltrados por la criminalidad y por el narcoterrorismo. Somos además contundentes en decirlo, ese fenómeno va a llegar a su final porque la prioridad es desmantelar la influencia del terrorismo en la gestión administrativa de este ente territorial».

Por último, Duque insistió en que el ELN «se ha querido burlar de Colombia, ha querido usar múltiples veces la palabra paz cuando en realidad lo que ha buscado es atentar contra la vida, honra, bienes, derechos y libertades del pueblo colombiano», sentenció.

 

Las legislativas empezarán a trazar el nuevo mapa político en Colombia

Colombia está a dos meses de un primer proceso electoral que dará señales hacia los comicios presidenciales de mayo, en los que, a diferencia de otros años, el uribismo no parece llamado a tener un rol central y la violencia de la guerrilla está corrida del centro de la discusión, por lo que se perfila un debate concentrado en el modelo económico, con Gustavo Petro como el candidato más decidido a un cambio más profundo.

Como la mayor atención se la llevan, claro, las presidenciales del 29 mayo, las legislativas de marzo parecen desatendidas, aunque no solo definirán el Congreso con el que gobernará el próximo mandatario, sino que además mostrarán muy claramente cómo está parado cada partido y cada alianza para la contienda principal.

A diferencia de lo que pasó en las últimas décadas, cuando el eje era cómo resolver el conflicto armado, este punto no es central ahora -aun cuando existe un rebrote de la violencia-, sino que la mirada está puesta en lo que habitualmente se denomina «modelo».

La disyuntiva, en ese punto, se expresa en un interrogante: ¿sostener el sendero sociopolítico-económico que mantuvieron Álvaro Uribe, Juan Manuel Santos e Iván Duque, o dar un giro de relevancia?

Por lo pronto, hay una primera pulseada doble el 13 de marzo, una hacia afuera de los partidos y coaliciones y otra hacia adentro: se elegirán 108 senadores y 188 representantes -equivalente a diputados-, pero también se definirán las candidaturas a presidente en lo que los locales llaman «consultas interpartidistas».

Para los casi 39 millones de ciudadanos en condiciones de votar será un escenario inédito: irán a las urnas en medio de una severa crisis -hubo casi cuatro meses de paro general el año pasado- y en plena emergencia sanitaria, económica y social.

Las elecciones legislativas serán las primeras después de las de 2019, en las que las principales alcaldías del país quedaron en manos de mandatarios de izquierda, alternativos o independientes, aunque los partidos tradicionales ratificaron su fortaleza a nivel regional.

Desde aquel momento y hasta la actualidad, Colombia fue de alguna manera espectadora del avance y, el regreso al poder en algunos casos, de la izquierda y la centroizquierda en la región: México, Argentina, Bolivia, Perú, Honduras y -el más fresco- Chile fueron cronológicamente en esa dirección.

Un punto para tener en cuenta en la pulseada por el Congreso es que dos de las principales alianzas (Pacto Histórico y Coalición Centro Esperanza) se presentarán con listas unificadas, a diferencia de otras contiendas en las que acordaban fórmula para las presidenciales pero cada fuerza llevaba su lista legislativa.

Además, en marzo se elegirán por primera vez 16 bancas para las víctimas del conflicto, según lo dispuesto en el acuerdo de paz de 2016, que convirtió a las FARC en un partido político legal.

 

Tres coaliciones para las presidenciales de mayo

En cuanto a las presidenciales del 29 de mayo (con posible segunda vuelta el 19 de junio), tres coaliciones con características bien marcadas de izquierda, centroizquierda moderada y centroderecha se posicionan con buen chance para la disputa por el próximo mandato de Gobierno, a saber:

* Pacto Histórico: la alianza de izquierda compuesta por Colombia Humana, La Fuerza de la Paz, Soy porque Somos, Polo Democrático y el Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS) referenciado en el excandidato presidencial Gustavo Petro, quien peleará el primer lugar de la fórmula con la líder afrodescendiente Francia Márquez, el exgobernador Camilo Romero y el pastor cristiano Alfredo Saade.

* Coalición Centro Esperanza: con perfil de centroizquierda o de centro moderado, su fortaleza parece radicar en las gestiones de sus potenciales candidatos, el exalcalde de Medellín Sergio Fajardo, los exsenadores liberales Juan Manuel Galán y Juan Fernando Cristo, el congresista ex-Polo Jorge Enrique Robledo, el exgobernador verde Carlos Amaya y el exministro de Salud Alejandro Gaviria.

* Equipo por Colombia: claramente de centroderecha, no está tan sostenida en los partidos sino en los nombres de sus pre-postulantes, como los exalcaldes Alejandro Char, Federico Gutiérrez y Enrique Peñalosa, el senador conservador David Barguil, el exministro Juan Carlos Echeverry y la dirigente cristiana Aydeé Lizarazo.

En este último caso, la coalición debe resolver antes de mayo cuestiones pendientes, como el vínculo con el gobernante Centro Democrático -espacio de los exmandatarios Uribe y Duque-, que eligió al exministro Oscar Zuluaga como candidato, pero que quedó asilado y pretende sumarse a Equipo por Colombia, donde encuentra algunas resistencias.

Tampoco Cambio Radical y el Partido Liberal -partidos de buena presencia legislativa- decidieron qué harán en las presidenciales.

Como el sistema colombiano parece un sistema de «tres vueltas» -las internas de marzo, la primera vuelta en mayo y el balotaje- habrá que ver si los ganadores de las «consultas» después mantienen esas ventajas en el resto del proceso, como pasó con Petro y Duque, quienes llegaron delante del resto y se mantuvieron ahí hasta la segunda vuelta del 2018.

Otra cuestión en debate es ver qué pasa si, como predicen por ahora las encuestas, Petro gana las presidenciales, pero sin el 50% que le permita evitar una segunda vuelta.

Aunque perdió el discurso de ciertos medios y de la derecha que lo señala como parte del «castrochavismo» mientras agita la amenaza comunista, es probable que para el balotaje se consolide una alianza en su contra, similar a la de 2018.

Pero también es posible que, a diferencia de hace cuatro años, sectores de centroizquierda, organizaciones sociales y sindicales y hasta la Coalición Centro Esperanza terminen volcándose esta vez en su favor, ante la mala gestión de Duque, y que también jueguen su parte los cambios geopolíticos del continente.

Para mayo, además, estará más claro el panorama en Brasil, donde Luiz Inácio Lula Da Silva aparece con buenas posibilidades de volver al Ejecutivo, lo que terminaría por redondear dos años de triunfos para la izquierda y la centroizquierda en la región.

A medida que pasen las semanas, Petro se erigirá cada vez más como el rival a vencer, y lo central será entonces dimensionar los riesgos o las ventajas de un gobierno de izquierda, según quien opine.

Reformas pendientes en materia política, económica, social, tributaria y judicial, cuestiones ambientales, la lucha contra el narcotráfico, aborto y otros temas de agenda se volverán claves. Quedan poco más de cuatro meses para discutirlo.