Ecuador, en medio de la crisis económica que se agravó con la pandemia de coronavirus, firmó un acuerdo con el FMI por 1.500 millones de dólares, dinero con el que buscará en el 2021 «una reactivación, un crecimiento sostenido y el equilibrio fiscal a mediano plazo», según adelantó el ministro de Finanzas, Simón Cueva.
Además, el convenio destraba 4.500 millones de dólares de otras entidades, entre ellos el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), que llegarán entre este año y el 2022, detalló Cueva en la conferencia de prensa que brindó en Quito.
Según el titular de Finanzas, los 6.000 millones de dólares asegurarán que el país «tenga recursos suficientes de financiamiento».
El acuerdo, que entrará en vigencia una vez que el Directorio del FMI apruebe la parte técnica, establece metas fiscales, de protección social, fortalecimiento de las finanzas públicas y recuperación económica para el Gobierno de Guillermo Lasso.
Hace un año, durante la administración del entonces mandatario Lenín Moreno, el FMI aprobó un crédito a 27 meses para Ecuador, en el marco del Servicio Ampliado del Fondo (SAF), por unos 6.500 millones de dólares, que ya entregó en su mayoría.
Ese préstamo se encontraba atado a un plan de reformas con medidas de austeridad y anticorrupción en Ecuador, que tiene un déficit fiscal de 4.813 millones de dólares (4,63% del PIB), 48% de pobreza y miseria, y 30% de subempleo y desempleo, según datos oficiales de Quito.
En la conferencia, el gerente del Banco Central del Ecuador, Guillermo Avellán, mencionó que los nuevos recursos también irán a cubrir el plan de vacunación, el programa de Hambre Cero y bonos sociales, y que otra parte fortalecerá las reservas internacionales.
En cuanto a los recortes del gasto público, el Gobierno explicó que se hará de la forma más eficiente y no implicará recortes que afecten a los servicios que oferta el Estado.
La dolarizada economía ecuatoriana, con sus arcas públicas dependiente de los impuestos y de la venta del petróleo, sufrió una contracción de 8% el año pasado a causa de los efectos de la pandemia.