Argentina, actualmente el cuarto productor mundial de litio con el 8% del total global, buscará quintuplicar sus exportaciones para el 2025, ya que es uno de los mejores negocios del momento.
De hecho, la Secretaría de Minería de Argentina destacó que los precios del carbonato de litio – tanto de grado técnico como de batería-, en pleno aumento en China, alcanzaron su máximo nivel en más de tres años, debido a las mayores ventas de vehículos eléctricos y al gradual agotamiento de existencias del material en el país asiático.
Un reporte de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), que destaca que «las empresas mineras instaladas en el país realizarán inversiones por 2.700 millones de dólares», apunta a lo mismo.
No es casualidad que algunas de las compañías mineras más grandes del mundo se hayan instalado en el norte de Argentina, incluida la australiana Orocobre Ltd -asociada con Toyota Corp-, la minera estadounidense Livent Corp, que proveerá a BMW el mineral para las baterías de sus autos, y la china Ganfeng Lithium Co Ltd.
Y que otras firmas como la australiana Argosy Minerals y Posco, de Corea del Sur, la consideran como una fuente duradera de «oro blanco» al área que es parte del «Triángulo del litio», la mayor reserva internacional del mineral, que Argentina comparte con Bolivia y Chile, otros grandes productores.
«Desde salmueras, en Argentina podríamos llegar a ser el primer productor mundial (hoy lo es Australia con el 49%) en menos de una década si se sigue y mantiene el caudal de proyectos», se entusiasmó David Guerrero Alvarado, consultor de la canadiense Alpha Lithium.
Por tal motivo, el Gobierno de Alberto Fernández bajó el año pasado los impuestos a las exportaciones mineras del 12% al 8% y en abril autorizó el envío al exterior -no estaba permitido hasta entonces- del 20% de las divisas obtenidas por exportaciones de proyectos con inversiones superiores a los 100 millones de dólares.
La administración, que busca reducir las emisiones de carbono, también respaldó la creación de una fábrica de baterías de litio por parte de la empresa de energía estatal y planea enviar un proyecto de ley al Congreso para reducir los impuestos a los automóviles eléctricos, que actualmente están fuera del alcance de la mayoría de los compradores locales.
Las provincias mineras como Salta, Jujuy y Catamarca se comprometieron a favorecer la modernización de la infraestructura. Argentina cuenta actualmente con 62 proyectos de litio, pero solo dos están en producción: los de Livent y Orocobre.
La producción de biocombustibles vivió un auge en Argentina hasta hace poco más de un lustro, gracias a la abundancia local de un insumo básico para el biodiésel como es el aceite de soja.
Hace 10 años, Argentina exportaba más de 1,5 millones de toneladas anuales de biodiésel. En el primer trimestre de 2021, los embarques al exterior sumaron solo 267.000 toneladas, según datos oficiales.
Mientras el país otorga beneficios al metal, una normativa aprobada hace semanas por el Congreso -dominado por el oficialismo- redujo del 10% al 5% el porcentaje de biodiésel que debe contener la mezcla de diésel en el país, lo que reducirá la demanda doméstica del biocombustible.
Los biocombustibles «van a continuar, solo que el régimen de promoción va a estar más acotado. Vamos a buscar herramientas que apunten a otros combustibles que entendemos son lo que se viene, que generan cero emisiones contaminantes, que son básicamente el hidrógeno y la batería de litio», subrayó el ministro de Producción, Matías Kulfas, en un reciente encuentro con periodistas en Buenos Aires.
La principal apuesta de Argentina pasa hace años por la formación de hidrocarburos no convencionales Vaca Muerta, en la Patagonia, que parece nunca despegar.
Si bien el litio no compensaría la escasez energética del país, su creciente uso y exportación podría ayudar a equilibrar la balanza comercial.
Mientras que los proyectos de Livent y Orocobre están en proceso de ampliación gracias a inversiones por 1.000 millones de dólares, otros como el de Caucharí–Olaroz, en el que Ganfeng y Lithium Americas invirtieron US$ 641 millones para producir 40.000 toneladas, comenzarían a producir en 2022.