El flamante presidente reelecto de Nicaragua, Daniel Ortega, a instancias del Congreso, planea retirar al país de la Organización de Estados Americanos (OEA), en respuesta a la decisión de la Asamblea General del organismo de desconocer las elecciones del pasado domingo 7 de noviembre.
Con 83 votos a favor, 0 en contra, una abstención y un ausente, el Congreso instó al presidente, quien inicia su quinto mandato, el cuarto consecutivo, que «denuncie a la Carta de la Organización de Estados Americanos (OEA)», explicó el jefe del legislativo, Gustavo Porras, durante la sesión plenaria.
Denunciar la Carta implica retirarse del organismo, aunque ese paso conlleva una serie de formalidades que hacen que una eventual salida no sea inmediata.
El primer punto de la declaración que aprobó el legislativo rechaza «de manera categórica y pública las continuas acciones injerencistas de la Organización de los Estados Americanos, manifestadas en esta ocasión en la Resolución aprobada el 12 de noviembre del 2021, adoptada en la Ciudad de Guatemala, violentando abiertamente el principio de no intervención en los asuntos internos de otros Estados».
Los diputados pidieron que los demás poderes del Estado también se pronuncien «ante este reprochable acto injerencista» para promover un accionar conjunto «defendiendo la soberanía y dignidad de la patria».
Pero es el tercer punto el que exhorta a Ortega a denunciar la Carta de la OEA y seguir el mecanismo estipulado en el artículo 143 de ese instrumento.
El diputado Filiberto Rodríguez, en la sesión, sostuvo que el país no estará «de rodillas» y lamentó que la OEA sea un «instrumento del yankee».
«En nombre del pueblo que recientemente nos eligió para un periodo más como diputados, respaldamos esta declaración y rechazamos a la OEA como instrumento del yankee invasor», puntualizó Rodríguez.
A su turno, la diputada Maritza Espinales aseguró que «nada va a desestabilizar a Ortega y su esposa y vice, Rosario Murillo», y advirtió a quienes buscan erosionar al Ejecutivo que «van a fracasar, porque esta revolución está en manos del pueblo, de los nicaragüenses, así que no pudieron ni podrán».
La resolución sobre la «situación Nicaragua» que discutió la OEA en su 51ra. Asamblea General dejó en claro que los comicios del domingo 7 «no fueron libres, justos ni transparentes y no tienen legitimidad democrática».
Ortega, un exguerrillero sandinista de 75 años y que retornó al poder en 2007 tras coordinar una Junta de Gobierno de 1979 a 1984 y presidir por primera vez el país de 1985 a 1990, se impuso con el 75% de los votos en las elecciones, en las que compitió contra otros 5 candidatos de fuerzas menores, después de un proceso en el que se canceló la personería a 3 partidos opositores y se detuvo a una treintena de dirigentes, entre ellos 7 precandidatos presidenciales.