El retail, una industria que importa gran parte de su oferta, atraviesa un momento complicadísimo por el aumento exorbitante de los precios de los fletes marítimos, que junto a la escasez de contenedores hace que mover la mercadería sea toda una odisea no solo por su alto costo, sino también por la larga espera para tener sus productos en los puertos locales.
«Muchas tiendas están algo desabastecidas, sobre todo en artículos electrónicos y otros de más valor. Probablemente esto se debe a que la mercadería no llega. Supe que Cencosud tiene 1.000 contenedores pendientes de ser enviados. Si Cencosud enfrenta estos problemas con ese movimiento, imagínate lo que están pasando las empresas más chicas”, reveló Manuel González, presidente del Comité de Importadores de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS) de Chile.
«Desde el principio, el retail fue el sector más afectado. Antes de la pandemia los fletes de China, que es de donde se importa la mayoría de las cosas, no valían más de US$ 2.000. Tras la pandemia empezaron a subir y hasta la semana pasada llegaron a US$ 12.000, pero con una disponibilidad de embarque de uno o dos meses», detalló.
«A veces sucede que se desocupan cupos en un buque de una naviera a último minuto, listos para embarcar en tres días, pero la tarifa puede llegar a US$ 18.000 o US$ 20.000. Es terrible y lamentablemente es algo que desde Chile es muy difícil de manejar porque es un tema internacional», se lamentó Manuel González.
En el mismo sentido se pronunció Mauricio Franco, Supply Chain Manager en Falabella Perú. «Cuando hay una restricción de la oferta y mucha demanda, claramente los precios suben. Un contenedor de China a Perú costaba en promedio entre US$ 2.000 o US$ 3.000, hubo épocas en que estuvo en US$ 1.000 y US$ 5.000. Hoy se está pagando US$ 20.000 o hasta US$ 25.000 por un solo contenedor. Esto está trayendo un impacto claro en el costo del producto y se va a resolver en la medida en que las navieras pongan más buques. Es una realidad, los precios van a estar caros por lo menos hasta mediados del próximo año», explicó el ejecutivo.
Por su parte, Xavier Montes, gerente de facilitación de la Sociedad de Comercio Exterior de Perú (Comex Perú), atribuye este momento delicado a la situación pandémica en China, el principal exportador de la mercadería para el sector retail.
«China tiene un gran impacto en la logística internacional, y cualquier cierre de puertos como el de Yantian o Guangzhou, que detuvieron sus operaciones por temas de COVID, crean una congestión y sobrecostos marítimos que se ven reflejados al final en el precio de los productos», explicó.
«Además, este país tiene alrededor del 30% de la movilidad de contenedores a nivel mundial, mientras que Estados Unidos, que es el segundo país, con todos sus puertos mueve solo el 7%. En América Latina, que tiene puertos más pequeños, el impacto se siente mucho más. Actualmente, negociar el precio de los fletes es mucho más difícil. No hay mucho poder de negociación en un contexto internacional donde eres un jugador pequeño», subrayó Xavier Montes.
Si bien las grandes empresas un tiempo atrás tenían mayor poder negociación con las navieras y los puertos respecto al resto de las compañías, hoy todo se equiparó y los grandes retailers tienen que aceptar tarifas hasta 400% más caras que en épocas prepandemia con tal de no afectar el surtido de su oferta.
De hecho, los analistas estadounidenses vaticinan que ante la escasez generalizada de contenedores, de cara a las fiestas navideñas, cabe esperar una menor oferta y precios más altos en regalos como consolas de videojuegos, televisores, juguetes o zapatillas. Y menciona que dos de los mayores retailers del país, Home Depot y Wallmart están alquilando sus propios buques, mientras que Amazon está optando por el transporte aéreo.
Adicionalmente a las elevadas tarifas de transporte marítimo, una vez en puerto los costos se siguen incrementando y son asumidos también por los importadores. Conceptos como sobreestadía, carga consolidada o security fee engrosan el valor del movimiento de la carga en sus mercados de destino. Y además de los sobrecostos portuarios, en coyunturas como estas salen a relucir los estragos de la falta de infraestructura que merma en la eficiencia de la logística, coincidieron González y Montes.