¿Es cierto que hacer ejercicio físico fortalece el sistema inmunitario?

Seguro que has escuchado este consejo: una de las mejores cosas que puedes hacer para mantenerte sano —sobre todo cuando se acerca la temporada de resfriados y gripe— es estar físicamente activo.

Esta sabiduría popular existe desde hace mucho tiempo, pero hasta hace poco los investigadores no disponían de muchos datos que respaldaran esa recomendación. Ahora, los científicos que estudian los factores de riesgo relacionados con la COVID-19 han encontrado algunos indicios preliminares sobre la relación entre el ejercicio regular y unas mejores defensas inmunitarias contra las enfermedades.

Cuando los investigadores analizaron 16 estudios de personas que se mantuvieron físicamente activas durante la pandemia, descubrieron que hacer ejercicio estaba asociado con un menor riesgo de infección, así como con una menor probabilidad de padecer por las complicaciones producidas por la covid. El análisis, publicado en julio en The British Journal of Sports Medicine, ha generado un gran entusiasmo entre los científicos del ejercicio, quienes afirman que los hallazgos podrían generar directrices actualizadas sobre la actividad física y las políticas sanitarias que consideren el ejercicio como medicina.

El ejercicio podría mejorar la inmunidad de diversas maneras

Desde hace décadas, los científicos han observado que las personas que están en forma y son físicamente activas parecen tener tasas más bajas de infecciones en las vías respiratorias. Además, cuando las personas que hacen ejercicio se enferman, tienden a padecer una enfermedad menos grave, comentó David Nieman, profesor de Ciencias de la Salud y del Ejercicio en la Universidad Estatal de los Apalaches, que no participó en la reciente revisión sobre la covid.

“El riesgo de complicaciones y mortalidad por el resfriado común, la influenza y la neumonía disminuyen bastante”, afirmó Nieman. “Lo llamo el efecto como de vacuna”.

El nuevo metanálisis, que analizó los estudios realizados entre noviembre de 2019 y marzo de 2022, encontró que este efecto se extiende a la covid. Las personas de todo el mundo que hacían ejercicio con regularidad tuvieron un 36 por ciento menos de riesgo de hospitalización y un 43 por ciento menos de riesgo de muerte por la covid en comparación con los que no eran activos. También presentaron una menor probabilidad de contraer la covid en general.

Las personas que siguieron las recomendaciones de hacer al menos 150 minutos de actividad moderada o 75 minutos de actividad vigorosa por semana parecieron obtener el mayor beneficio. Pero incluso los que hacían menos ejercicio estaban más protegidos contra la enfermedad que los que no hacían nada.

Los investigadores sostienen la teoría de que el ejercicio puede ayudar a combatir las bacterias y virus infecciosos al aumentar la circulación de las células inmunitarias en la sangre, por ejemplo. En algunos estudios pequeños, los investigadores también descubrieron que la contracción y movimiento de los músculos liberan proteínas de señalización conocidas como citoquinas, las cuales ayudan a dirigir las células inmunitarias para encontrar y combatir la infección.

Aunque los niveles de citoquinas y células inmunitarias disminuyan dos o tres horas después de que dejas de hacer ejercicio, explicó Nieman, tu sistema inmunitario se vuelve más receptivo y capaz de atrapar patógenos con mayor rapidez si te ejercitas todos los días. “Tu sistema inmunitario está preparado y se encuentra en mejor forma para enfrentar una carga viral en cualquier momento dado”, indicó.

En los seres humanos sanos, la actividad física también se ha relacionado con una menor inflamación crónica. La inflamación generalizada puede ser muy perjudicial e incluso hacer que las propias células inmunitarias ataquen el organismo. La inflamación es un factor de riesgo conocido para la covid, señaló Nieman. También indicó que, por lo tanto, es lógico que la reducción de la inflamación mejore las posibilidades de combatir la infección.

La investigación también muestra que el ejercicio puede amplificar los beneficios de algunas vacunas. Por ejemplo, las personas que hicieron ejercicio justo después de recibir la vacuna de la COVID-19 parece que produjeron más anticuerpos. Y en estudios de adultos mayores que se vacunaron a principios de la temporada de gripe, los que hicieron ejercicio tuvieron anticuerpos que les duraron todo el invierno.

El ejercicio proporciona una serie de bondades para la salud que ayudan a reducir la incidencia y la gravedad de las enfermedades, afirma Stuart Ray, especialista en enfermedades infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins.

Se sabe que incorporar a la rutina una caminata, un trote, una salida al gimnasio o el deporte de tu elección ayuda a reducir la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiacas, por ejemplo, todos los cuales son factores de riesgo para las complicaciones producidas por la influenza y la covid. Hacer ejercicio puede ayudarte a tener un sueño más reparador, mejorar tu estado de ánimo y optimizar el metabolismo de la insulina, así como tu salud cardiovascular, lo que mejora tus posibilidades en la lucha contra la gripe y la covid. Es difícil saber, según Ray, si los beneficios provienen de cambios directos en el sistema inmunitario o simplemente de una mejor salud en general.

Faltan más investigaciones

Peter Chin-Hong, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de California en San Francisco, estuvo de acuerdo en que se necesitan más investigaciones antes de que los científicos logren identificar un mecanismo específico o un vínculo causal. Mientras tanto, dijo, es importante no confiar demasiado en eso.

“Por ahora, no podemos decir: ‘Iré al gimnasio para evitar contraer la covid’”, dijo Chin-Hong. El problema de estudiar el efecto preciso de la actividad física sobre la inmunidad es que el ejercicio no es algo que los científicos puedan medir fácilmente en una escala lineal, dijo Ray. “La gente hace ejercicio de muchas maneras distintas”.

Los participantes del estudio suelen reportar la cantidad y la intensidad de su ejercicio, lo que a menudo puede ser inexacto. Y solo esperar que el ejercicio sea beneficioso puede proporcionar un poderoso efecto placebo. Como resultado, puede ser difícil para los investigadores saber exactamente cuánto ejercicio o qué tipo es ideal para la función inmunitaria. También es muy posible que las personas que hacen ejercicio con regularidad compartan otros atributos que les ayuden a combatir las infecciones, como una dieta variada o un mejor acceso a la atención médica, dijo Ray.

Más allá de eso, “existe un gran debate sobre si hacer demasiado ejercicio te hace más susceptible a infecciones y enfermedades”, dijo Richard Simpson, quien estudia fisiología e inmunología del ejercicio en la Universidad de Arizona.

Los corredores de maratón a menudo informan que se enferman después de las carreras, dijo Simpson, y algunos investigadores creen que hacer demasiado ejercicio vigoroso podría sobreestimular inadvertidamente las citocinas y la inflamación en el cuerpo. Hacer ejercicio sin descanso también agota las reservas de glucógeno del cuerpo, lo que para algunas personas podría provocar un deterioro de la función inmunológica durante unas horas o unos días, dependiendo de su estado de salud inicial, dijo. Y hacer ejercicio en grupos o asistir a campamentos de entrenamiento deportivo intenso podría exponer a los atletas a más patógenos. Otros expertos señalan que las personas que son físicamente activas podrían simplemente hacer un seguimiento más cercano de su estado de salud.

Sin embargo, para el deportista promedio, los datos preliminares sugieren que puede haber un efecto protector contra las enfermedades graves. Pero quienes tienen problemas para hacer suficiente ejercicio o quienes por algún motivo no pueden ejercitarse para nada no deben desesperarse, dijo Ray. “Lo que ayuda a una persona a mantenerse saludable en comparación con otra es una combinación compleja de factores”.

Fuente: New York Times