La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, advirtió que el país entraría el 1 de octubre en una situación de suspensión de pagos de la deuda nacional, lo que derivaría en una crisis sin precedentes.
«Una vez que se hayan agotado por completo todas las medidas y el efectivo disponible, Estados Unidos no podrá cumplir con sus obligaciones por primera vez en nuestra historia», advirtió Janet Yellen.
De esta manera, el Gobierno de Joe Biden entraría en «default», salvo que el Congreso apruebe un aumento en el límite de deuda, que había sido suspendido por dos años, entre agosto de 2019 y julio de 2021, gracias a un acuerdo con el expresidente republicano, Donald Trump.
En tal sentido, la Cámara de Representantes de Estados Unidos, controlada por los demócratas, aprobó un paquete legislativo para extender la financiación del Gobierno hasta diciembre para suspender el techo de deuda.
El proyecto amplía la financiación del Gobierno hasta el 3 de diciembre, suspende el techo de deuda hasta diciembre de 2022 y también incluye 28.000 millones de dólares para desastres naturales y 6.000 para los evacuados afganos.
Sin embargo, el paquete de medidas requiere también el visto bueno del Senado, donde los republicanos se oponen a suspender la capacidad de endeudamiento público.
Las negociaciones se desarrollan a contrarreloj, ya que quedan menos de dos semanas para la fecha límite, el 1 de octubre, pero por el momento no parece que haya un mínimo entendimiento entre los dos partidos.
Por tal motivo, Yellen les pidió -mediante una carta- a los legisladores que no esperen «a último minuto» para alcanzar un acuerdo, para no afectar la confianza de empresas y consumidores.
Los demócratas Nancy Pelosi y Chuck Schumer, presidente de la Cámara Baja y líder de la mayoría del Senado, respectivamente, y a los republicanos que lideran a su partido en la Cámara de Representantes y en la Cámara Alta, Kevin McCarthy y Mitch McConnell, sucesivamente, fueron quienes recibieron el escrito.
Estados Unidos llegó a esta situación crítica, ya que el Gobierno de Biden gasta mucho más dinero del que obtiene a través de impuestos federales.
Solo en 2021 se estima que el Gobierno incurrirá en unos gastos de 5,8 billones y tendrá 3,5 billones de ingresos, lo que dejará un déficit de 2,3 billones, de acuerdo con la Oficina de Presupuesto del Congreso.
Esto podría derivar en la pérdida de casi 6 millones de puestos de trabajo y elevar la inflación a un 9%, según un informe de Moody’s Analytics.