Moscú y Washington estudian una reunión bilateral para abordar el tratado sobre armas estratégicas
“Esto no tiene nada que ver con el concepto de unas relaciones en toda regla”, ha incidido Zajárova. El diario estadounidense The Washington Post reveló el pasado lunes que el asesor jefe de Seguridad Nacional de Joe Biden, Jake Sullivan, ha conversado de forma puntual estos últimos meses con el secretario del Consejo de Seguridad ruso, Nikolái Patrúshev, y un ayudante de Vladímir Putin para la política exterior del Kremlin, Yuri Ushakov. Según las fuentes citadas por el periódico, el objetivo no ha sido negociar la paz en Ucrania, sino evitar una escalada militar mayor entre ambos países.
Uno de los frutos de estos contactos podría ser la celebración de un encuentro bilateral próximamente para abordar la situación actual del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, el New Start. Ambas partes no se reúnen desde hace un año para aclarar sus dudas a través del único pacto que mantienen en pie para el control de sus arsenales. Tras mostrar públicamente su disposición para dialogar en los últimos meses, el Kremlin y la Casa Blanca han dado el paso para ello y buscan fecha y lugar.
El medio ruso Kommersant ha revelado este martes que la comisión consultiva del New Start baraja reunirse a finales de este mes o a principios de diciembre en un país de Oriente Próximo. Sería el primer encuentro desde que Vladímir Putin ordenó lanzar su ofensiva total sobre Ucrania el pasado 24 de febrero, y sería la primera vez que no tiene lugar en Ginebra. El Kremlin quiere llevar el diálogo a zona neutral, y Suiza ha sido uno de los países que se sumó a la oleada de sanciones contra Rusia por desatar la guerra.
La reanudación de estas conversaciones supondría un gesto muy importante cuando desde el Kremlin se ha recrudecido la retórica sobre una confrontación nuclear. Al anunciar la movilización de cientos de miles de ciudadanos el pasado 21 de septiembre, Vladímir Putin insinuó que podría emplear esas armas. “Ante una amenaza a la integridad territorial de nuestro país, utilizaremos todos los medios a nuestro alcance [incluidos los nucleares] para proteger a Rusia y a nuestro pueblo; esto no es un farol”, dijo al mismo tiempo que Moscú preparaba la anexión del territorio ocupado en Ucrania. Asimismo, al inicio de la guerra ordenó activar “en modo especial de combate” sus fuerzas de disuasión nuclear, y hace unas semanas, estas practicaron “un ataque masivo” tras avisar a Washington con muy poco margen de tiempo del ejercicio militar.
El tratado New Start, firmado en 2010 por los entonces presidentes de EE UU, Barack Obama, y Rusia, Dmitri Medvédev, fija un máximo de lanzadores y de ojivas nucleares para ambas potencias, y establece las condiciones para realizar inspecciones mutuas. En 2021 fue prorrogado por otros cinco años más como garantía última contra una escalada, pues otros acuerdos como el tratado para la eliminación de los misiles de medio y corto alcance (INF) o el de Cielos Abiertos para los reconocimientos aéreos fueron abandonados por ambas partes años antes.
Una de las preocupaciones de Rusia es el despliegue de misiles balísticos intercontinentales Trident II. El Ministerio de Exteriores ruso publicó un comunicado a mediados de octubre donde denunciaba no poder confirmar si Washington incluía en su arsenal nuclear algunas lanzaderas en submarinos y aviones estratégicos B-52, y donde también criticaba la “reclasificación arbitraria” de algunos silos de misiles.
Washington, por su parte, desea enviar sus inspectores a Rusia. La secretaria estadounidense para el Control de las Armas y la Seguridad Internacional, Bonnie Jenkins, afirmó en una rueda de prensa especial celebrada el 25 de agosto que, a pesar de la falta de diálogo, su país quería enviar una misión a Rusia. “Estamos tratando de ver cómo hacerlo posible. Sabemos que hay cierto rechazo de Rusia, pero estamos en el proceso de intentar imaginar cómo podemos llevarlo adelante”, afirmó. El viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov, consideró este deseo “un capricho” y “una provocación absoluta” con el enfrentamiento en Ucrania de fondo.
Fuente: El País