Científicos de la Universidad Aix-Marsella, en Francia, identificaron una nueva variante de coronavirus denominada IHU, la cual cuenta con 46 mutaciones, que es más que ómicron.
Esta nueva cepa, la B.1.640.2, se detectó en 12 pacientes y tiene relación con una persona que llegó de viaje desde Camerún.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) aún no se ha pronunciado al respecto ni ha sido etiquetada como una variante bajo investigación.
Los investigadores, que ya reportaron y documentaron la variante IHU en revistas científicas, informaron que esta nueva cepa posee 46 mutaciones y 37 deleciones (modificaciones genéticas) que originan suficientes cambios para la denominación de un nuevo linaje.
Un elemento peculiar de esta nueva cepa es que una de sus mutaciones se asocia con un posible aumento de la transmisión del virus.
Por el momento, se esperan nuevos estudios y análisis para entender si IHU y sus «combinaciones atípicas» se elevan a una categoría de variante preocupante o de interés, dependiendo de lo que se encuentre en materia de mayor nivel de contagio o resistencia a las vacunas actuales.
Palabra autorizada
«La variante B1.640.2 es un sublinaje de la variante B1.640 que había sido ya detectada durante 2021 en algunas muestras en Francia, Indonesia y Congo; nunca tuvo amplia dispersión y la razón por la que está el mundo hablando hoy de ella es porque hace unos días se publicó un artículo científico no revisado por pares aún», enfatizó el virólogo e investigador Humberto Debat.
«Este trabajo fue publicado por el virólogo francés Didier Raoult, quien fue defensor de la hidroxicloroquina y tuvo publicaciones que tuvieron que ser retractadas por malas metodologías durante la pandemia», advirtió.
Debat, integrante del Proyecto Argentino Interinstitucional de Genómica de SARS-CoV-2 (PAIS), describió que en esta publicación «se analiza un pequeño brote de 12 casos, cuyo origen fue una persona que había viajado a Camerún, y cuando analizan los genomas encuentran 46 mutaciones, 14 de ellas en la proteína spike que es que la utiliza el virus para ingresar a las células del organismo».
«De esas 14 mutaciones, hay algunas que conocemos bien porque son compartidas con otras variantes como beta, gamma y ómicron, y otras mutaciones que comparte con lambda y con alfa».
El especialista, además, recordó que hoy «hay solo cinco variantes de preocupación clasificadas así por la OMS (alfa, beta, gamma, delta y ómicron), dos de interés (lambda y mu) y hay una tercera categoría que son las ‘variantes en monitoreo’ (aquellas observadas en su comportamiento), dentro de las cuales está la B1.640 que fue clasificada así en noviembre pasado por la OMS».
«Cuando la OMS clasifica tiene en cuenta aspectos genéticos evolutivos, pero también epidemiológicos y biológicos que impactan en la forma de comportarse del virus», añadió.
«Para esta variante B1.640.2, a la fecha lo único que tenemos es una caracterización genética y evolutiva en la cual se detectaron un gran número de mutaciones, pero no hay ningún aspecto epidemiológico asociado, es decir, no se ha visto expansión de casos, ni cambios en la clínica en los pacientes, ni impacto en la efectividad de las vacunas», señaló.
Asimismo, Debat sostuvo: «Tampoco se comportó desplazando a otras variantes, es decir que no hay ninguna evidencia epidemiológica de que esta versión del virus se comporte en forma distinta; tampoco hay información biológica, es decir, que no hay todavía información experimental que demuestre que esta variante tenga, por ejemplo, un escape inmune frente a las vacunas».
«Lo que observamos no tiene nada que ver con lo que se vio con ómicron, que tres días después de que se anunció ya se había sido clasificada por la OMS como de preocupación, se extendió en más de 130 países, es dominante en muchos de ellos y generó la ola de casos más grande que se ha producido en esta pandemia», detalló.
Debat, por último, afirmó: «A la fecha, esta variante es solo una versión del virus con un genoma distinto, todavía no es de preocupación y ni siquiera de interés y es muy probable que en unos meses la olvidemos y haya sido la anécdota de un genoma distinto», finalizó.