Golpe de Estado en Burkina Faso

Un grupo de militares dio un golpe de Estado de Burkina Faso y aseguró que «las personas detenidas están en un lugar seguro», poco antes de que el presidente Roch Marc Christian Kaboré exhortara a los amotinados a deponer las armas e iniciar el diálogo, mientras su paradero aún se desconocía y había incertidumbre sobre quién gobernaba.

Más de una docena de soldados amotinados declararon en la televisión estatal que una junta militar controlaba ahora el país, luego de que detuvieran al mandatario elegido democráticamente tras un día de tiroteos en la capital, Uagadugú.

El capitán Sidsore Kaber Ouedraogo afirmó que el Movimiento Patriótico de Salvaguardia y Restauración trabajará para establecer un calendario «aceptable para todos» para la celebración de nuevas elecciones, sin dar más detalles.

El partido político gobernante, el Movimiento del Pueblo para el Progreso (MPP), advirtió que los soldados amotinados casi completaron un golpe militar en la nación de África occidental después de un intento fallido de asesinar a Kaboré y tomar el control de las ondas de radio públicas.

No estaba claro quién controlaba el país, que alguna vez fue un bastión de la estabilidad en la región, pero que se vio acosado por una insurgencia islámica cada vez más profunda desde 2015, agudizada en los últimos años.

Los soldados amotinados revelaron que Kaboré había sido detenido, pero una declaración en su cuenta de Twitter no aclaró si estaba bajo su custodia.

«Nuestra nación atraviesa momentos difíciles; en este preciso momento debemos salvaguardar nuestros logros democráticos; invito a los que tomaron las armas a que las depongan en los intereses superiores de la nación, es a través del diálogo y de la escucha que debemos resolver nuestras contradicciones», tuiteó el dignatario, sin dar detalles sobre dónde se encontraba o si estaba en manos de los amotinados.

Según trascendió, Kaboré a primera hora había sido arrestado y trasladado al campamento de Lamizana, tras lo que la emisora Radio Omega indicó que la Guardia Presidencial había sido desarmada y que el exmandatario había abandonado el palacio presidencial.

 

Preocupación en la región

Los militares amotinados habían reclamado previamente la dimisión de Kaboré. Ante esta situación, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (Cedeao) mostró «gran preocupación» por la situación.

En esta línea se expresó también el presidente de la Comisión de la Unión Africana (UA), Moussa Faki Mahamat, quien manifestó que «sigue con profunda preocupación» de la «gravísima situación».

En tanto, el jefe de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, pidió la liberación inmediata de Kaboré.

Horas más tarde, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, «condenó firmemente» el «Golpe de Estado» y expresó que le «preocupa la protección y la integridad física» de Kaboré.

También Estados Unidos pidió su liberación «inmediata» a través de un comunicado del Departamento de Estado.

El motín militar comenzó a la 1 de ayer (las 20 del sábado en Miami) en varios destacamentos del país para exigir la renuncia de los jefes del Ejército, así como «medios adecuados» para luchar contra los yihadistas, activos desde 2015.

Automáticamente, el Gobierno rechazó los rumores sobre un golpe militar y decretó un toque de queda por tiempo indefinido desde anoche.

Los amotinados aseguraron que no buscaban tomar el poder, sino que exigían más medios y el cese inmediato de la cúpula de la Agencia Nacional de Inteligencia por su incapacidad en la lucha contra los islamistas radicales que azotan desde hace años al país.

El primer ministro, Lassina Zerbo, reconoció a principios de enero que la nación atraviesa una situación de seguridad «extremadamente preocupante» y abogó por hacer de la «reconciliación nacional» uno de los ejes de acción para restaurar la paz y la seguridad, después de que esta inestabilidad dejara ya más de 1,5 millones de desplazados desde 2015.

El país africano experimentó un aumento significativo de los ataques desde 2015, obra tanto de la filial de Al Qaeda como de la de Estado Islámico en la región, que también contribuyeron a aumentar la violencia intercomunitaria y al florecimiento de los grupos de autodefensa.

Kaboré, en el poder desde 2015 y reelegido cinco años después con la promesa de convertir en prioridad la lucha contra los islamistas radicales, es cada vez más criticado por la población, cansada de la violencia yihadista y de su incapacidad para afrontarla.

 

La ONU pidió la «liberación inmediata» de Kaboré

El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos reclamó hoy la «liberación inmediata» de Kaboré, depuesto por un golpe de Estado militar, mientras la calma parecía volver en la capital de este país africano.

«Pedimos a los militares que liberen inmediatamente al presidente y a los otros altos cargos detenidos», declaró la vocera Ravina Shamdasani en una conferencia de prensa en Ginebra.

Anoche, los militares de Burkina Faso anunciaron por televisión que tomaron el poder tras criticar al presidente por su fracaso para contener el auge del yihadismo en el país.

La situación parecía volver a la calma esta mañana en la capital, Uagadugú, tras días de tensión.

El gran mercado, los comercios y las estaciones de servicio estaban abiertos y no había una presencia militar especialmente importante en el centro de la ciudad.

En la mañana, estaba prevista una manifestación a favor de los golpistas y decenas de personas se dirigían a la plaza de la Nación, en el centro de la capital, para expresar su apoyo a los militares.

El paradero del expresidente Kaboré sigue hoy siendo una incógnita, ya que no se sabe si estaba detenido o en un lugar seguro con algunos de sus allegados.

La televisión nacional (RTB) publicó ayer a la noche en las redes sociales una carta de dimisión manuscrita atribuida a Kaboré, que no fue posible de autentificar. En ella, dice que la renuncia fue en nombre «del interés superior de la nación».

Según RTB, la misiva fue transmitida directamente por los golpistas, sin que se sepa si fue escrita por el propio Kaboré, ni en qué condiciones.

La misma incertidumbre planeaba en torno al primer ministro Lassina Zerbo y otros responsables del depuesto Gobierno.

Burkina Faso sufrió varios intentos de golpe de Estado. En la vecina Malí, donde comenzó la insurgencia yihadista, los militares derrocaron en 2020 a un Gobierno civil.