El izquierdista Gustavo Petro, el candidato del Pacto Histórico que obtuvo el 40,32% de los votos en las elecciones primarias, buscará por tercera vez llegar a la presidencia de Colombia cuando se enfrente el 19 de junio próximo con el político independiente Rodolfo Hernández en el balotaje y de esa manera quedar en la historia grande del país sudamericano.
Petro, a los 62 años, dejó muy atrás su militancia en la guerrilla M-19 y ahora, autodefinido como progresista, busca entrar en la historia: puede convertirse en el primer presidente de izquierda de un país históricamente dominado por el conservadurismo y los liberales.
Y, además, este hombre nacido el 19 de abril de 1960 en Ciénaga de Oro, Córdoba, puede hasta convertirse en un líder regional o al menos en una pieza clave de un armado con tinte progresistas, según los respaldos que recibió en la campaña.
Petro fue un estudiante casi ejemplar, aunque con apenas 17 años ingresó al M-19, una de las varias guerrillas que actuaban por entonces en Colombia y también una de las primeras en retornar a la vida civil, en 1990.
Varios años después de descubrir que era intolerante a la lactosa, usó en el M-19 el nombre ficticio de Andrés Aureliano, su forma de homenaje al Aureliano Buendía de la genial obra de Gabriel García Márquez «Cien años de soledad».
Luego fue concejal en Zipaquirá, tuvo un cargo diplomático y logró una banca de representante primero y una de senador después.
Desde el Congreso empezó a lograr notoriedad, en buena medida en base a sus denuncias de corrupción, contra la llamada «parapolítica» -las relaciones de grupos paramilitares con dirigentes- y de los casos de «falsos positivos», los asesinatos de desocupados y campesinos presentados por el Ejército como guerrilleros muertos en combate.
Todo eso lo ayudó a llegar en 2012 a la alcaldía de Bogotá, de donde fue destituido un año más tarde después de una investigación sobre el sistema de recolección de residuos.
En concreto, el hoy líder de Pacto Histórico -que reúne a todos los partidos de izquierda. desprivatizó la recolección de basuras en la capital colombiana, entregando a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá el sistema de recolección de residuos.
El proceso de transición en 2012 llevó a un caos en la recolección de basura en la ciudad que duró tres días y causó importantes gastos, lo cual fue considerado una «falta grave» por el entonces procurador general, Alejandro Ordóñez.
Se le prohibió entonces ejercer cargos públicos por 15 años, pero esa sanción fue un búmeran para los sectores que lo tumbaron: Petro logró un impulso popular de relevancia y, además, la Corte IDH lo repuso en el cargo en 2014.
Sus dos pasos en falso, en búsqueda de la presidencia
Ya había hecho por entonces, en 2010, un primer intento por la presidencia, cuando consiguió el 9% de los votos.
Pero persistió e hizo otro en 2018, cuando logró el 25% de los sufragios, llegó al balotaje, pero perdió con el ahora presidente Iván Duque.
Sin embargo, Petro es un hombre que habitualmente está en la polémica: durante el debate en noviembre de 2018 en el Senado de Colombia sobre el escándalo de Odebrecht, la congresista Paloma Valencia presentó un vídeo en el que se lo ve recibiendo fajos de dinero y poniéndolos en una bolsa, lo cual generó un escándalo.
La conversación entre Petro y otra persona es inaudible, pero se puede observar claramente al senador recibiendo los billetes y conversando.
«Es una campaña por desprestigiar y descalificar a mi compañero. Se trataba de una actividad interna de recolección de recursos para el mantenimiento y sostenimiento del movimiento. No corresponde a ningún acto corrupto ni de recibir dineros de contratistas ni de ningún empresario interesado en decisiones públicas», aclaró por entonces su abogado.
Petro ya en marzo de este año, un día antes de las elecciones legislativas y consultas internas en Colombia que precedieron por dos meses a estas primera vuelta por la presidencia, hizo un polémico pedido a los votantes a través de sus redes sociales.
«Por todas las redes que tengan disponibles pídanle a la gente que si van a recibir dinero de los compradores de votos, lo hagan pero que voten por Petro y por el Pacto», remarcó en su cuenta de Twitter. «Es la hora del Cambio», sentenció.
Por último, otro tema que puso a Petro en el centro de la escena fue la iniciativa del «perdón social», una propuesta de amnistía que generó polémica y sorpresa y, sobre todo, confusión.
Lo definió como un perdón generalizado para los victimarios, basado en la «verdad y reparación de las víctimas, a través de mecanismos concretos», y que tendría lugar en el contexto de «dos siglos de guerras perpetuas» en Colombia.
Petro, más allá de todo los episodios que protagonizó, irá nuevamete por la Presidencia y en este tercer intento que lo puso hoy en segunda vuelta armó una red de fuerzas y movimientos de izquierda, pero que se extendió hasta sumar sectores evangelistas. Y eligió, además, a una mujer negra y feminista como compañera de fórmula, Francia Márquez.
El discurso de Petro en favor de profundas reformas sociales y económicas alienta las advertencias de quienes lo consideran un camino hacia el «castrochavismo», lo tildan de comunista o lo consideran un «populista peligroso», pero que al fin de cuentas lo dejan muy cerca del Palacio de Nariño.