El primer ministro de Haití, Ariel Henry, dispuso una reforma integral de su gabinete, dos meses después de la adopción del acuerdo para la gobernanza pacífica y en medio de las presiones de aliados y detractores, en busca de generar un entorno «seguro y estable» en un país que aún intenta recuperarse del asesinato del presidente Jovenel Moïse, seguido de un devastador terremoto, más la pandemia de Covid-19 y la violencia de las pandillas.
«Una de las principales tareas de este Gobierno es crear un entorno seguro y estable para la organización de consultas populares para la adopción de una nueva Constitución y la elección de los nuevos representantes elegidos que tendrán que gestionar nuestro país tanto a nivel nacional como local», sostuvo Henry durante el discurso de instalación.
El nuevo gabinete, que incluye a antiguos ministros, miembros de la oposición y del gobernante Parti Haitien Tèt Kale (PHTK), es el resultado de negociaciones entre las fuerzas aliadas, que horas antes de la ceremonia bloqueaban la formación del Ejecutivo.
Jean Victor Géneus fue designado como ministro de Relaciones Exteriores y Culto en lugar de Claude Joseph, quien se desempeñó brevemente como primer ministro interino después de que Moïse fuera asesinado en su casa privada en las horas previas al amanecer del 7 de julio.
Además Ricard Pierre, miembro del izquierdista Sector Democrático y Popular (SDP), y Rosemond Pradel, también de la oposición, fueron nombrados como ministros de Planificación y Cooperación y Obras Públicas, respectivamente. Ambos fueron firmantes del acuerdo del 11 de septiembre.
Henry designó además a su propio abogado, Bertho Dorcé, como ministro de Justicia y Seguridad Pública; y Alix Larsen y Nesmy Manigat, dos ex ministro, fueron nombradas en Salud Pública y Educación, respectivamente.
El asesinato de Moïse en su domicilio particular agravó la crisis sociopolítica y económica de Haití, marcada por la reiterada escasez de combustibles, el libre accionar de las bandas armadas que dominan zonas del país, principalmente de Puerto Príncipe, los secuestros, la inseguridad alimentaria y el éxodo de miles de personas.
El cabecilla de la principal banda armada de Haití, Jimmy Cherizier, alias «Barbecue”, exigió en reiteradas ocasiones la renuncia de Henry.
Cherizier y su grupo bloquearon desde mediados de septiembre la distribución de combustibles causando el caos en el país. El 12 de este noviembre anunció una tregua de una semana para que las estaciones pudieran abastecerse.
Henry, luego de las designaciones, publicó una serie de tuits en los que destacó que la nueva administración se acerca a una etapa decisiva para el pueblo haitiano que significaría la adopción de una nueva Constitución y la convocatoria a elecciones libres.
«Con la instalación de un nuevo gobierno, estamos entrando en una nueva etapa decisiva en el período intermedio. No le digo nada a nadie diciendo que una de las principales tareas de este gobierno es crear un ambiente seguro y estable, propicio para la organización de consultas populares para la adopción de una nueva Constitución y la elección de los nuevos representantes electos que deberán gestionar nuestro país tanto a nivel nacional como local”, señaló.
«Quiero tranquilizar a los sectores que, debido a la inseguridad, han dudado en participar en la creación del CEP, de la Asamblea Nacional Constituyente, y la Autoridad de Vigilancia y Control, y decirles que estamos trabajando para solucionar este problema. Tenemos que empezar a prepararnos para los plazos ahora», remarcó Henry.