Los presidentes de Honduras, Juan Orlando Hernández, y y de Nicaragua, Daniel Ortega, firmaron un acuerdo que selló definitivamente el marcado de las fronteras marítimas entre ambos países, en base a fallos del tribunal de La Haya sobre el tema y después de 19 años de litigio.
El convenio, definido como un tratado integracionista encaminado al establecimiento de una ruta de paz, reconoce mutuamente el límite en el Golfo de Fonseca y representa los veredictos de la Corte Internacional de Justicia de 1960, 1992 y 2007.
El documento garantiza, asimismo, los derechos soberanos de Tegucigalpa sobre esa porción compartida con Nicaragua y El Salvador y constituye, a juicio del presidente nicaragüense, Daniel Ortega, «un paso trascendental e histórico» y una exhortación para mantener la zona como un área de desarrollo sostenible y seguridad.
Según Ortega, la rúbrica bilateral simboliza unidad y el avance en los programas y proyectos impulsados en el Golfo, y representa el fortalecimiento de la Corte como «instrumento de las naciones para resolver conflictos».
El texto firmado señala que las partes aceptan y acatan la sentencia de La Haya de 2007 referida a los límites marítimos en el Caribe y concuerdan en el uso como punto final de la frontera terrestre la desembocadura del río Coco, coordenadas registradas en 2011 por comisiones técnicas.
La alianza, ratificada por los congresos de Honduras y Nicaragua, determina la revisión de los límites cada 10 años en delegaciones mixtas; reconoce la presencia de los tres países en el Golfo de Fonseca, y decreta su delimitación desde el punto de Amapala a la punta de Cosigüina.
Hernández afirmó que el sueño integracionista del militar y político Francisco Morazán «está cada vez más cerca» y celebró que el acuerdo «deja atrás un conflicto de muchos años y el comienzo de un camino de oportunidades» para ambos pueblos-.
«El Golfo de Fonseca debe ser un lugar de paz y prosperidad y es un mensaje para el mundo», expresó Hernández.
El llamado «Tratado Integracionista del Bicentenario» fue firmado en Managua, e invita a El Salvador a «ser parte de esta estrategia que busca hacer del Golfo una zona de paz y desarrollo para beneficio de los tres pueblos».