Italia: La ultraderecha de Giorgia Meloni gana las elecciones

La coalición conservadora liderada por Giorgia Meloni, candidata del partido de extrema derecha Fratelli d’Italia (Hermanos de Italia), logró una amplia victoria en las elecciones legislativas celebradas ayer que le permitirá gozar de mayoría absoluta en el Parlamento. Aunque todavía no ha terminado el recuento (se ha escrutado más del 90% de las papeletas tanto del Congeso como del Senado), los resultados se dan ya por seguros. Junto al partido de Meloni, que obtiene el 26% de las papeletas, también forman parte del bloque conservador la Liga de Matteo Salvini y Forza Italia, la marca electoral de Silvio Berlusconi, que consiguen cada uno poco más del 8%. Las proyecciones en escaños de estos porcentajes, que alcanzarían de forma conjunta el 43%, otorgan a la derecha amplio margen para controlar tanto la Cámara de los Diputados como el Senado. La participación fue del 64%, diez puntos menos que en los comicios precedentes, celebrados en 2018.

Meloni compareció esta madrugada para afirmar en tono comedido que va a ejercer el poder no solo para quienes la han votado y subrayar que es la hora «de la responsabilidad». Le tocará demostrarlo con los hechos pues, salvo sorpresa de última hora, se convertirá en la primera mujer al frente de un Ejecutivo en Italia.

«Si somos llamados a gobernar lo haremos para todos, para unir al pueblo exaltando lo que nos une y no lo que nos divide, dando a los italianos el orgullo de ondear la bandera nacional», comentó la candidata de FdI en el hotel de Roma donde los suyos celebraron la victoria, olvidándose de la agresividad que ha mostrado durante la campaña electoral. Tras su triunfo en las urnas, que consideró «un punto de partida», destacó que ha llegado la hora de mostrar el «valor» de su fuerza política. «El hecho de que FdI sea el primer partido significa tantas cosas para nosotros: es una noche de orgullo, de lágrimas, de abrazos y de sueños».

De 45 años de edad, la candidata de FdI se ha hecho con el liderazgo entre los electores conservadores comiéndole el terreno a la Liga y al partido de Berlusconi, al tiempo que atraía a una parte del voto de protesta que antes se concentraba en el Movimiento 5 Estrellas (M5E). Pese a que los analistas daban por muerta a esta última fuerza política, liderada por el exprimer ministro Giuseppe Conte, consiguió el 15% de las papeletas: son la mitad que en los últimos comicios, pero mejora lo que pronosticaban las encuestas.

Este resultado es en parte fruto de la resistencia demostrada por el M5E en el sur del país gracias a la enconada defensa realizada por Conte de la renta de ciudadanía, equivalente al ingreso mínimo vital de España. «Todos decían que caíamos en picado, pero la remontada ha sido significativa: somos la tercera fuerza política y tenemos una gran responsabilidad», afirmó Conte, que promete dar guerra desde la oposición.

Los resultados de los comicios suponen una severa derrota para la izquierda, que concurría a los urnas en desventaja respecto a los conservadores debido a su desunión. Enrico Letta, candidato del Partido Democrático (PD), la principal fuerza progresista, se queda en el 19% de las papeletas, un discreto resultado que puede abrir la enésima crisis interna en esta fuerza política e incluso costarle el puesto a su líder. Letta no fue capaz de mantener una alianza con el M5E y también fracasó a la hora de forjar un pacto con el Tercer Polo, el bloque centrista liderado por Carlo Calenda y que alcanza el 7% de las papeletas, demostrando así la viabilidad de una opción centrista en el país.

Al PD le tocará ahora la bancada de la oposición y decidir si de cara al futuro es posible retomar la alianza con el M5E. «Es evidente que se abre un nuevo período», comentaba Francesco Boccia, dirigente del PD, mientras que la portavoz de esta fuerza política en la Cámara de los Diputados, Debora Serracchiani, consideró que era «un día triste» para Italia.

La más que probable llegada al poder de Meloni supone el triunfo de su estrategia durante el último año y medio, en el que ha ejercido la única oposición a la heterogénea coalición que sostenía al Gobierno de Mario Draghi, de la que formaban parte sus aliados en la derecha, la Liga y Forza Italia. «Su victoria sigue la paradójica teoría del péndulo: después de un Gobierno técnico, gana las elecciones un candidato populista o que, al menos, desafía la lógica de la racionalidad económica y promete soluciones milagrosas», explica Michele Prospero, profesor de ciencias políticas en la Universidad La Sapienza de Roma.

Lo ocurrido ahora con Meloni también pasó en 1994, cuando Berlusconi ganó sus primeras elecciones tras el Gabinete técnico liderado por Carlo Azeglio Ciampi, y en 2013. Entonces el Ejecutivo del tecnócrata Mario Monti culminó su experiencia en el poder con unos comicios que ganó el M5E. «Y después del éxito de los populistas pueden volver otra vez los técnicos», pronostica Prospero, advirtiendo del peso que puede tener en el futuro el alza del precio de la deuda pública o los posibles choques entre Roma y Bruselas.

Este experto vaticina que en los primeros meses del posible Gobierno de la coalición conservadora no habrá grandes cambios en política económica, debido a que las cuentas «están bajo el control de la Unión Europea y, si te mueves, sube la prima de riesgo». La elaboración de los Presupuestos será el primer reto importante para el futuro Ejecutivo de Roma, que contará con pocas semanas para presentarlos en Bruselas. «Sí que puede haber en cambio una discontinuidad con la gestión de la inmigración. La derecha puede plantear un gesto simbólico en este asunto sin miedo a que tenga grandes repercusiones», señala el profesor de La Sapienza.

Los comicios se desarrollaron sin grandes incidentes, más allá de que Meloni votó a última hora. Antes de ello publicó un peculiar video en su perfil de las redes sociales en el que aparecía bromeando sobre su apellido al mostrar dos melones que sostenía con las manos. El vertiginoso ascenso de Meloni se debe en buena parte a que fue la única que se opuso durante los 18 meses que duró al gobierno saliente del economista Mario Draghi, lo que le ha favorecido para recoger el descontento de los italianos ante la inflación, la guerra y las restricciones por la pandemia.

La formación, fundada a finales de 2012 con ex simpatizantes de Berlusconi y figuras de la derecha neofascista, superó al Partido Democrático (PD) de Enrico Letta, que pactó solo una alianza con un pequeño sector de la izquierda ecologista. La líder posfascista, de 45 años, admiradora durante su juventud de Benito Mussolini, conocida por su lenguaje directo y eficaz desde sus años de líder estudiantil en Roma, se convertirá también en la primera mujer que llega a la jefatura de gobierno en Italia.

Junto con sus aliados promete recortes de impuestos, el bloqueo de los inmigrantes que cruzan el Mediterráneo, así como una ambiciosa política familiar para impulsar la tasa de natalidad de uno de los países con más ancianos en el mundo. La victoria de una líder antieuropeísta y nacionalista genera muchos interrogantes en Europa y cambia el rostro de Italia, ya que pondría en cuestión su posición sobre la Unión Europea, pues aboga por una revisión de sus tratados y hasta por su sustitución por una «confederación de Estados soberanos».

La representante del posfascismo, que no teme defender a una derecha pura y dura, se identifica con el lema «Dios, patria y familia», y promete luchar contra los grupos de presión gay y las «teorías de género». «Giorgia Meloni ha mostrado el camino para una Europa orgullosa, libre y de naciones soberanas», reaccionó en Twitter el español Santiago Abascal, del ultraconservador Vox.

Eje radical de derechas europeo

La ganadora de los comicios se convierte así en figura clave para un eje radical de derechas en Europa que pasa por Suecia, Polonia y Hungría. «Necesitamos amigos más que nunca que compartan una visión y un enfoque comunes de Europa», reaccionó un vocero del primer ministro húngaro, Viktor Orban.

El gobierno que surja de las elecciones, que tomará posesión a finales de octubre, tendrá de todos modos un camino sembrado de escollos y sin mucho margen de maniobra. Deberá gestionar la crisis provocada por una inflación galopante, mientras Italia ya se derrumba bajo una deuda que representa el 150% del PIB, la más alta de la zona euro detrás de Grecia.

Este resultado es en parte fruto de la resistencia demostrada por el M5E en el sur del país gracias a la enconada defensa realizada por Conte de la renta de ciudadanía (equivalente al ingreso mínimo vital de España). La reciben 1,05 millones de núcleos familiares, de los que dos terceras partes viven en las regiones meridionales, y tiene un importe medio de poco menos de 600 euros mensuales. Meloni, en cambio, ha clamado durante toda la campaña contra la renta de ciudadanía prometiendo acabar con ella, porque aseguraba que desincentiva el ingreso al mercado laboral, mientras que Conte advertía que si la eliminaban «significaría la guerra civil» y que él estaba luchando «una batalla por los más pobres».

Fuente: El Correo