El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, reiteró que quiere privatizar la petrolera estatal Petrobras y adelantó que discutirá cómo llevar a cabo esta iniciativa con su equipo económico, ante la subida de la inflación por los altos costos de la energía, algo que afecta su popularidad con miras a las elecciones de octubre de 2022, donde buscará la reelección.
«Ahora quiero privatizar Petrobras. Quiero hacerlo ya. Revisaré con el equipo económico lo que podemos hacer al respecto. Porque no puedo controlar la empresa, no puedo dirigir los precios de la gasolina, pero cuando sube es culpa mía», aseveró Bolsonaro visiblemente molesto.
Las acciones preferentes de Petrobras subieron un 2% tras los comentarios del mandatario, antes de reducir el avance a un 1%.
De hecho, el ministro de Economía, Paulo Guedes, sugirió que el Gobierno podría vender parte de su participación de control en la empresa estatal para financiar programas de bienestar.
«Si se privatiza Petrobras, es probable que no ocurra pronto, podría ser dentro de una década», afirmó hace un mes Guedes.
El aumento de los precios de la energía erosionó la popularidad de Bolsonaro antes de la reelección del próximo año y puso a la petrolera estatal bajo el escrutinio político en un país con una rica historia de subsidios al combustible.
Paradójicamente el líder de extrema derecha anteriormente se había mostrado en contra de la privatización de Petrobras, empresa a la que calificó como «estratégica» para los intereses del país.
A todo esto, el presidente de la petrolera con sede en Río de Janeiro, Joaquim Silva e Luna, fue interpelado en el Congreso por el aumento de los precios de los combustibles.
No obstante, sostuvo que la empresa «seguirá ajustándose a los niveles internacionales». El petróleo en Nueva York se disparó a más de US$81 por barril después de que la Agencia Internacional de Energía se convirtiera en la última en decir que la escasez de gas natural está impulsando la demanda de crudo.
Por último, Bolsonaro después de instar a los ejecutivos de Petrobras a que mantuvieran los precios bajos en los últimos años, ahora respeta la política de precios independiente de la empresa, y en su lugar insta a las reformas fiscales del Estado para bajar los valores.