El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, inauguró la IX Cumbre de las Américas con el anuncio de una nueva «alianza» de su país con las demás naciones del continente para promover su desarrollo económico y una enfática defensa de la democracia, durante un discurso en un gran centro de convenciones ubicado en el corazón de la ciudad de Los Ángeles.
Allí, desde hoy hasta el viernes, los líderes buscarán consensos para el abordaje común de las problemáticas de las Américas con vistas a adoptar y publicar documentos sobre gobernanza democrática, inmigración, salud y recuperación pospandemia, cambio climático, transición a la energía limpia y transformación digital.
Biden llegó a la ciudad apenas horas antes, en medio de dudas sobre cuántos avances puedan lograrse dado el boicot a la cumbre de varios líderes, entre ellos el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ausente por la decisión de Estados Unidos de excluir a Cuba, Nicaragua y Venezuela por considerar que sus Gobiernos son «dictaduras».
La polémica empañó la primera Cumbre de las Américas que se hace en Estados Unidos desde 1994, que da a Biden una oportunidad de reconectar con América Latina y el Caribe para contrarrestar la creciente influencia de China en la región y de atender problemáticas continentales de alto impacto en su país en un año electoral.
«La democracia es el ingrediente esencial para el futuro de las Américas y un sello distintivo de la región y todos los gobernantes tienen la obligación de defenderla y promoverla», sostuvo Biden en el discurso inaugural, redoblando su postura luego de la controversia por las invitaciones.
«Nuestra región es grande y diversa, no siempre estamos de acuerdo en todo pero en democracia abordamos nuestros desacuerdos con mutuo respeto y diálogo», agregó.
El mandatario estadounidense anunció además «una nueva alianza americana para la recuperación económica para revitalizar las instituciones económicas, movilizar inversiones, combatir el cambio climático y garantizar un comercio sustentable e inclusivo».
Biden también anticipó que los líderes de la región rubricarán mañana una «Declaración de Los Ángeles» de compromisos para contener la migración descontrolada en el continente.
Desde 2017, Estados Unidos es el destino más elegido de cientos de miles de migrantes irregulares que huyen de sus países, sobre todo de Centroamérica, por la pobreza y la violencia criminal.
El aluvión de hombres, mujeres y niños que llega a la frontera sur de Estados Unidos, el límite con México, frustró a tres Gobiernos estadounidenses: el de Biden y el de sus predecesores Donald Trump y Barack Obama.
Pero el problema no se limita a Estados Unidos
Colombia y otros países de Sudamérica, entre ellos Chile y Argentina, recibieron a millones de personas que se fueron de Venezuela.
México registró el año pasado a 130.000 solicitantes de asilo, muchos de ellos de Haití, el triple que en 2020, y muchos nicaragüenses escaparon a Costa Rica.
En busca de pasar página a la controversia por las ausencias y recobrar influencia en la región, Estados Unidos puso en marcha los motores de su diplomacia y confirmó medidas de financiamiento para América Latina y el Caribe.
La jefa del organismo para la ayuda exterior de Estados Unidos anunció un aporte de 331 millones de dólares para prevenir la inseguridad alimentaria en el continente americano, en un evento en Los Ángeles al margen de la cumbre.
La administradora de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), Samantha Power, afirmó: «La guerra en Ucrania agravó, en América y en el mundo, un panorama alimentario ya de por sí extremadamente complicado por la pandemia de coronavirus y que era necesario una respuesta urgente de los Gobiernos».
También Estados Unidos anunció un nuevo Cuerpo de Salud de las Américas para capacitar a 500.000 trabajadores sanitarios en la región junto con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), tras el golpe de la pandemia de coronavirus, informó la Casa Blanca.
La capacitación en salud costará 100 millones de dólares, de los cuales Estados Unidos pagará una parte, reveló un funcionario de la Casa Blanca a los periodistas que cubren el evento.
El Cuerpo de Salud funcionará como un consorcio y se asociará con instituciones académicas en Estados Unidos y en toda la región para aprovechar y ampliar los programas de capacitación existentes del Gobierno de Biden y la OPS, la oficina regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El covid-19 tuvo un efecto devastador en América Latina y el Caribe, con más de 2,7 millones de fallecidos, lo que representa más del 40% de las muertes registradas a nivel mundial, aunque la OMS calcula que hubo muchas más.