Los candidatos presidenciales Gabriel Boric (izquierda) y José Antonio Kast (derecha) cerraron sus campañas con miras al balotaje en Chile del próximo domingo con sendos actos multitudinarios en los que apelaron ante sus seguidores a evitar el discurso de odio y la violencia por un lado, y la vuelta del comunismo por otro, respectivamente.
La realidad es que nadie se anima a vaticinar a un vencedor, ya que la diferencia entre uno y otro es muy estrecha.
En la primera vuelta del 21 de noviembre pasado, Kast, del Frente Social Cristiano, se impuso con 27,9% de los votos; mientras que Boric, del Frente Amplio, quedó en el segundo lugar, con un 25,8% de los sufragios.
El domingo se verá cómo se distribuirán los votos de los otros candidatos que no llegaron a la segunda vuelta: Franco Parisi, del Partido de la Gente (12,80%); Sebastián Sichel, del Pacto Chile Vamos (12,78%); Yasna Provoste, del Partido Demócrata Cristiano (11,61%); Marco Enríquez-Ominami, del Partido Progresista de Chile (7,60%); y Eduardo Artés, del Partido Unión Patriótica (1,47%). Cada sufragio vale oro y Boric y Kast lo saben.
«Somos los herederos de los que han luchado por hacer de Chile un país más justo y digno», enfatizó Boric, de 35 años, frente a miles de asistentes a su último acto en el parque Almagro, a pocas cuadras del palacio presidencial de La Moneda.
«¿Alguien cree que una persona como Kast realmente podría traer orden para este país? Sólo va a traer inestabilidad, más odio y violencia. Nuestro camino es otro», abundó, en medio de una multitudinaria ovación.
«El programa de Kast es realmente preocupante. El programa de Kast es realmente violento; es violencia contra la mujer, es violencia contra los pueblos originarios, es violencia con las diversidades y es violento contra los derechos humanos de todas y todos», remarcó.
Boric prometió establecer las 40 horas de trabajo semanal (actualmente son 45), impulsar un «desarrollo verde», crear 500.000 empleos para mujeres y un sistema nacional de cuidados, también un cambio sustantivo al sistema privado de pensiones y al de salud, para que nunca más haya discriminación entre ricos y pobres.
«Nuestro camino es la paz. Para reencontramos con Chile necesitamos de justicia social y no de violencia. No hay fórmula más clara para la inestabilidad que dejar todo como está, que es lo que en definitiva propone José Antonio Kast. Vamos a hacer los cambios que Chile necesita pese a quienes se oponen, porque Chile lo viene reclamando desde hace muchos años», cerró.
Por su parte, Kast, de 55 años, aseguró: «Chile no es ni será jamás un país marxista ni comunista».
«El comunismo es el mismo en todo Chile y en todo el mundo. Son los mismos y no nos van a engañar. Con esos discursos de paz y amor no nos van a engañar. Les vamos a enfrentar, les vamos a dar frente, de cara, y con la razón, nunca con la violencia», afirmó frente a miles de seguidores que se congregaron en el parque Araucano, una de las principales áreas verdes de la comuna de Las Condes,
«La izquierda sólo promueve la pobreza, esa pobreza que ha arrastrado a Venezuela, a Nicaragua y a Cuba, donde las personas huyen de ahí porque esa narcodictadura sólo trae pobreza y miseria», subrayó desde el escenario en un discurso repetido en toda la campaña electoral contra su adversario.
Kast, autoreconocido pinochetista, acusó a Boric de mentir a los chilenos cuando les dice que la derecha y la ultraderecha apelan en su campaña a noticias falsas. «No le vamos a permitir que engañe a los chilenos de buena voluntad. La noticia falsa es usted, señor Boric. Nosotros hablamos con la verdad, hablamos de frente, no cambiamos nuestras convicciones», aseveró.
«Volver a recuperar la paz, el orden, el estado de derecho y sobre todo la dignidad en la vida de las personas», destacó, tras presentar a su mujer y sus nueve hijos antes de comenzar su discurso.
Admirador de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), Kast es contrario al aborto y al matrimonio igualitario y muy pocas veces pierde la compostura y mantiene siempre una sonrisa imperturbable pese a las críticas o los ataques que recibe.
Uno de los puntos que no abordaron con profundidad ninguno de los dos candidatos es cómo será su política exterior.
Kast, no obstante, propuso la construcción de una zanja en la frontera de más de 1.000 kilómetros con Perú y Bolivia para frenar la migración ilegal, al estilo del ex presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Y además dejó en claro que rompería relaciones con Cuba, Venezuela y Nicaragua, tres países -a su criterio- comunistas.
En tanto, Boric prácticamente replicaría el aspecto del multilateralismo, una mayor sintonía con los objetivos desarrollo sostenible (ODS) de las Naciones Unidas y los ideales progresistas representados por el Grupo de Puebla (foro político y académico integrado por representantes de la izquierda política latinoamericana) o similares en términos de una mayor conectividad ciudadana en la región.
Y de cara al mundo, Kast, sin dudas, está mucho más cerca de Estados Unidos y Boric de China. Pero, todos los analistas, coincidieron en que ambos deberán saber navegar dentro de los intereses chinos y estadounidenses desde el punto de vista diplomático.
En materia comercial, Chile tiene pendiente una actualización del acuerdo de libre comercio con la Unión Europea (UE) y la ratificación del Acuerdo Transpacífico (TPP 11), que probablemente serán debatidos en la siguiente legislatura.