El pinochetista de ultraderecha, José Antonio Kast, se alzó con el triunfo en las elecciones presidenciales de Chile con el 27,99%, pero el 19 de diciembre próximo deberá enfrentar en la segunda vuelta al diputado de izquierda Gabriel Boric, un emergente de las luchas estudiantiles y del estallido social de 2019, que quedó en el segundo lugar con el 25,80% de los sufragios.
La contundencia de los resultados confirmó la sensación de «fin de ciclo» de los dos grandes bloques postdictadura que habían anticipado diversos analistas, pero los casi 30 puntos logrados por Kast permiten inferir que, en todo caso, ese cierre no alcanza al ideario del propio Augusto Pinochet, creador de recetas económicas aún vigentes y cuya Constitución Nacional recién este año comenzó a ser revisada por una Constituyente, producto de las revueltas sociales.
Conocidos los resultados, ágilmente difundidos por el Servicio Electoral (Servel), la candidata por la centroizquierda -heredera de la ex Concertación- Yasna Provoste, de la Democracia Cristiana, anticipó el apoyo de la alianza por la que compitió, Nuevo Pacto Social, a la candidatura de Boric en el balotaje.
Lo mismo hizo el presidente del Partido Socialista -socio de la Democracia Cristiana en la alianza-, Álvaro Elizalde, aunque la titular de la DC, Carmen Frei -hija y hermana de ex presidentes-, señaló que esa decisión se tomaría en forma orgánica dentro de la agrupación.
Más allá de este detalle, pareciera ser una realidad que las fuerzas que compitieron en las elecciones y que no representan al electorado de Kast, de 55 años, y de la alianza de derecha (que llevó dos veces al gobierno a Sebastián Piñera) se alinearían tras la candidatura de Boric, de 35 años, en especial por el rechazo que les causa el ideario pinochetista del ganador.
Kast mostró que entiende la relación de fuerzas y en sus primeras palabras como ganador fijó los alcances del balotaje en una puja entre «democracia y libertad contra comunismo», intentando una polarización en la que su propuesta quiere presentarse como la mejor.
Por el contrario, Boric salió al ruedo con un discurso de triunfo, afirmando que su cruzada será garantizar que la esperanza le gane al miedo.
«Yo no voy a hacer este discurso hablando contra el otro candidato, no es mi estilo, nosotros seremos los voceros de la esperanza, del diálogo, de la unidad y nuestra cruzada será que la esperanza le gane al miedo», afirmó durante su discurso en la sede de su comando.
Las elecciones presidenciales y parlamentarias, con un 47,3% de participación, confirmaron la tendencia a la baja que registra el país, donde desde el 2009 (59,6%) nunca más se superó el 50% de afluencia y donde el récord se produjo en el plebiscito de 1989 (92,4%) que inició el período postdictadura.
No obstante, largas filas en varios de los centros de votación, con muchos jóvenes que votaban por primera vez a presidente, marcaron el entusiasmo del pueblo chileno por ejercer su deber cívico.
«Queremos elegir a quien nos gobierne»; «importa mucho quién sea el nuevo presidente», fueron las algunas de las frases de los jóvenes en las filas de votación en la comuna capitalina de La Reina.
También muchos adultos mayores llegaron a emitir su sufragio y tenían filas preferenciales para no tener que esperar tanto tiempo.
En Santiago, la jornada también estuvo marcada por la alta temperatura, por lo que se recomendó llevar agua, además de los implementos sanitarios debido a la pandemia del coronavirus, como mascarilla, alcohol en gel y una lapicera para poder firmar y marcar el voto.
Las largas filas que se veían en las calles no se repetían en el interior de los centros de votación, ya que los aforos sanitarios no permitían aglomeraciones.
Las mesas de votación abrieron a las 8, para que los ciudadanos habilitados elijan al presidente, a 27 de los 43 senadores, a la totalidad de los 155 diputados y a 302 consejeros regionales.
Detrás de Kast y Boric, se ubicaron el conservador Partido de la Gente (PDG), Franco Parisi, que no vive en Chile y sorpresivamente sacó el 13% de los votos; el oficialista y ex ministro Sebastián Sichel, de Chile Podemos Más, con el 12,80%; Yasna Provoste, de Nuevo Pacto Social, con el 11,60%; el varias veces candidato y miembro del Grupo de Puebla, Marco Enríquez-Ominami, del Partido Progresita de Chile, con el 7,60; y el profesor de extrema izquierda Eduardo Artés, por la Unión Patriótica, con el 1,50%.
Casi 15 millones de personas estaban en el padrón electoral, mientras 71.018 estaban habilitados para votar en el extranjero.
Al igual que las anteriores elecciones en Chile, se establecieron estrictos protocolos sanitarios por el coronavirus, que contagió a más de 1,7 millones de personas y causó la muerte a más de 38.000 desde que comenzó la pandemia.