La banca digital, un nuevo e innovador concepto en los servicios bancarios que permite realizar operaciones desde un teléfono móvil, tablet o notebook, se consolidó en América Latina a partir de la pandemia de coronavirus, a tal punto que los bancos de la región aceleraron sus planes digitales al menos 24 meses, según un estudio de la firma Americas Market Intelligence (AMI) para la empresa de tecnología financiera Backbase.
Pero los servicios bancarios en línea, donde las operaciones se concretan en tiempo real, algo que los distingue de los bancos convencionales, no son en sí suficientes para satisfacer al consumidor latinoamericano, que busca una «experiencia financiera digital consistente de principio a fin».
Es decir, desde un «onboarding» -o proceso de incorporación- «más rápido» y «funcionalidades bancarias mejoradas» hasta «servicios no tradicionales», detalla el informe.
Aun cuando muchos consumidores todavía utilizan los bancos tradicionales para los servicios financieros, un 81% conoce la existencia de bancos nativos digitales (neobancos o “fintechs”) y el 45% ya los usa para satisfacer necesidades específicas.
De hecho, el 54 % de los encuestados desea contar con «funcionalidades adicionales» en su banca en línea, tales como portales web para comprar.
La clave es que, con los «recursos y alianzas adecuadas», los bancos podrán «anticiparse, en lugar de reaccionar», a la demanda de los consumidores y acceder a las «últimas tecnologías, funcionalidades y mejores prácticas digitales».
El estudio concluye que una banca «a prueba del futuro» en la región es «esencial para la viabilidad y la supervivencia de los bancos a largo plazo».
Para la realización del informe sobre la evolución de las tendencias y preferencias de los consumidores se entrevistó a 700 personas de Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Panamá y Perú.