Un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el que se examinan los recientes planes y proyecciones energéticas de los países, revela que los gobiernos están planeando colectivamente producir alrededor de dos veces más combustibles fósiles en 2030 de lo recomendado para limitar el calentamiento global a 2.7 grados Fahrenheit (1.5°C), y muy por encima de lo que se requiere para mantenerse por debajo de los 3.6 grados Fahrenheti (2°C) de calentamiento.
Según los autores del análisis del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), con los compromisos actuales, el mundo se calentaría 4.86 Fahrenheit (2.7 ºC) más este siglo, lo que, según los científicos, provocaría una catástrofe climática.
Así, el organismo, con sede en Nairobi, aboga por una disminución durante los próximos ocho años de al menos 28 gigatoneladas de equivalente de dióxido de carbono (medida cuyas siglas en inglés son GtCO2e y que sirve para cuantificar la masa de los gases de efecto invernadero con base en su potencial de calentamiento).
Sin embargo, al ritmo actual, se espera que las emisiones globales de todos los gases de efecto invernadero alcancen cerca de 60 GtCO2e solo en 2021 (incluidas 33 gigatoneladas de CO2), a pesar de que el Covid-19 provocó una caída de un 5,4 % de las emisiones de dióxido de carbono en 2020.
«Para tener una oportunidad de limitar el calentamiento climático a 1,5 grados, tenemos ocho años para reducir casi a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero (…). El reloj hace tictac en voz alta», afirmó la directora ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen, en un comunicado.
Este informe compara las reducciones reales de las emisiones con las que hacen falta para frenar el calentamiento del planeta, un objetivo marcado en el Acuerdo de París (2015), que busca limitar el aumento de la temperatura a un nivel inferior a 2 grados e, idealmente, a 1,5 durante este siglo.
Según el PNUMA, los cambios propuestos por los Estados en sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC en inglés) -que incluyen las emisiones previstas por cada país y las medidas de mitigación a aplicar- no son suficientes.
En este sentido, las nuevas NDC sumadas a otros compromisos asumidos por los países suponen únicamente una reducción adicional del 7,5% de las emisiones globales anuales de gases de efecto invernadero previstas para 2030.
Esas cifras, subraya el documento, se quedan cortas para cumplir el Acuerdo de París, pues sería necesaria una reducción de al menos un 30 % de las emisiones para lograr el objetivo de no superar los 2 grados y una reducción del 55% en el caso de los 1,5 grados.
A nivel global, 49 países y la Unión Europea (UE) se trazaron como objetivo alcanzar un estado de neutralidad de carbono (que sus emisiones netas de CO2 sean cero).
Para llegar a la meta de un aumento de la temperatura de la Tierra que no supere los 1,5 grados, las emisiones de CO2 deberían alcanzar el nivel «cero» en 2050, y las del resto de gases de efecto invernadero, entre 15 y 20 años después.
Estos compromisos podrían marcar «una gran diferencia», indica el informe, ya que esos 49 países representan más de la mitad de las emisiones nacionales de gases de efecto invernadero, más de la mitad del producto interior bruto (PIB) global y un tercio de la población mundial.
«Las naciones (…) necesitan hacer más concretas sus promesas de cero emisiones netas, asegurando que estos compromisos estén incluidos en las NDC y las acciones avancen», señaló Andersen.
El informe da un toque de atención al G20 (grupo de veinte países desarrollados y emergentes), responsables de la mayoría de las emisiones de gases de efecto invernadero, que «no están en camino de cumplir sus NDC anteriores».
Solo diez miembros del grupo -Argentina, China, India, Japón, Rusia, Arabia Saudita, Sudáfrica, Turquía, Reino Unido y la UE- «es probable» que logren sus compromisos originales siguiendo las políticas aplicadas actualmente.