Los viñedos chilenos, con las exportaciones a la baja, el cierre de restaurantes y los tours enológicos detenidos, sus pilares a la hora de comercializar el producto, encontraron con una fuerte presencia en los supermercados y los comercios electrónicos una solución para salir de la crisis por la pandenia de coronavirus.
Antes de la pandemia, las viñas chilenas Veramonte y Neyen, pertenecientes a la empresa familiar González Byass, recibían alrededor de 59.000 visitantes al año en sus bodegas ubicadas en Casablanca y Colchagua, en las regiones de Valparaíso y del Libertador General Bernardo O’Higgins, respectivamente.
Así, entre ambas, facturaban más de 1,5 millones de dólares en toda la unidad de negocios. En Neyen, por ejemplo, ofrecían una serie de tours, desde aquellos con y sin degustación, y otros con trekking.
«Las cuarentenas, cambio de fases y cierre de fronteras dificultaron la llegada de visitantes y, por ende, la venta no solo de experiencias enoturísticas, también de vino en las tiendas de bodega», comentó Constanza Moya, gerente de enoturismo en Viña Neyen.
En el caso de Neyen, para contrarrestar los efectos de la pandemia y al no poder hacer tours, se centraron totalmente en la venta remota de vinos de su portafolio orgánico y biodinámico, además de ofrecer despacho directo a la casa de los clientes.
«También creamos experiencias enológicas online, como el lanzamiento de la última cosecha de Neyen 2017 y una cata vertical por Zoom con uno de los enólogos españoles miembros del grupo vitivinícola del que formamos parte. Hay que ser creativos para trasladar de alguna forma la bodega y el campo, a las casas», agregó Moya.
Por su parte, Viña Santa Rita, creó en 2011 la Gerencia de Turismo y «antes de la pandemia era un área con una rentabilidad cercana a un 15% en las utilidades de la empresa, totalizando en 2019 cerca de 170.000 servicios turísticos entregados entre todas sus áreas», detalló Elena Carretero, gerente de Asuntos Corporativos y Sustentabilidad.
«La pandemia lo cambió todo. Por eso desarrollamos el programa Workation, que busca mezclar el teletrabajo con el placer de descansar en un lugar exclusivo, como el Hotel Casa Real. Esto incluye un workplace con conexión y todo lo necesario para poder trabajar, una noche de alojamiento para dos personas, degustación guiada de vinos al atardecer en la terraza del hotel, entre otros. También inauguramos Casa Parque, una villa exclusiva de tres habitaciones dobles localizada al interior del parque centenario de Viña Santa Rita, acondicionada para recibir a huéspedes y reuniones de negocios», afirmó Carretero.
Pero, sin dudas, los pequeños productores fueron los más afectados por la pandemia, que venden la mayor cantidad de vino en sus tours.
Un Ejemplo de esto es la Viña Kütralkura, emplazada en la Araucanía, que con tres años de vida, comenzó a vender vino en 2019 y comenzó su tour en 2020, que reactivó en el verano de 2021, tras un año sin mayor público. «En verano estuvimos abiertos y realizamos muchos tours, pero luego estuvo cerrado porque estábamos en cuarentena, entonces llegó el invierno y después estuvimos en cuarentena”, contó Josefina Chahín, enóloga y dueña de Viña Kütralkura.
Viña Kütralkura pasó de vender a restaurantes y tiendas a lo largo del país a apuntar al público final. También fortalecieron el trabajo en marketing y en redes sociales, especialmente en Instagram, para llegar a sus clientes, muchos de la misma región, en Angol y Temuco, por ejemplo, y así fidelizarlos.
En tanto, Sebastián Bisquertt, presidente de Viña Bisquertt, sostuvo: «Las ventas y compras de consumidores se volcaron a los supermercados e irrumpió la compra por e-commerce. Tenemos experiencia en venta directa y un buen sitio web, así que eso nos ayudó mucho a sortear la pandemia», remarcó.
La pandemia se encargó de desafiar a los viñateros, quienes se vieron forzados a abrirse paso en nuevos nichos o aplicando creatividad para seguir siendo atractivos, sobre todo entre las nuevas generaciones. Así llegaron, entre otras alternativas, al e-commerce y las redes sociales.