Mientras el público en general revisa el feed de Twitter del sudafricano Elon Musk en busca de pistas sobre cómo el empresario multimillonario tiene la intención de administrar la plataforma de redes sociales que compró por US$ 44.000 millones, se destaca un tuit misterioso: «autenticar a todos los humanos reales».
Esa propuesta críptica es lo suficientemente vaga como para hacer que la gente se ponga a adivinar lo que el magnate sudafricano tiene en mente, pero lo suficientemente específica como para ofrecer varios caminos posibles mientras busca moldear la red social más a su gusto.
Por ejemplo, Musk podría buscar exigir nombres reales en las cuentas o tal vez continuar permitiendo seudónimos pero con una identificación con foto o la integración con servicios de terceros donde los usuarios ya son conocidos.
Dependiendo del resultado, el plan podría tener grandes ramificaciones para los cientos de millones de usuarios de Twitter.
¿Una plataforma más transparente?
El impulso de Musk para «autenticar» a los usuarios de Twitter se deriva de una de sus mayores molestias con la plataforma: las cuentas de spam, particularmente aquellas que promueven las estafas de criptomonedas.
A menudo no es difícil encontrar estas cuentas al acecho en las respuestas a los tuits de Musk.
Muchos incluso intentan beneficiarse con su celebridad y atraer a los desprevenidos haciéndose pasar por él.
No ayudó que en el verano de 2020, la cuenta verificada de Musk se vio afectada por un hackeo generalizado de Twitter que llevó a usuarios, incluidos el ex presidente Barack Obama y Kanye West, a difundir inadvertidamente una estafa de bitcoin.
El CEO de Tesla y SpaceX aseguró que los bots de spam de criptomonedas representan el «problema más molesto» de Twitter.
El diagnóstico de Musk puede reflejar las experiencias de un tipo de usuario muy particular, pero sucede que justamente él controlará el diseño de la plataforma.
Como parte de su solución para luchar contra los bots de criptomonedas, el magnate sudafricano quiere que sea más fácil separar las cuentas reales de las falsas bajo su propuesta de «autenticar a todos los humanos reales».
¿Y cómo lo hará?
Si el objetivo es garantizar que cada cuenta esté vinculada a una persona de carne y hueso, la plataforma necesitará alguna forma de verificar que son reales.
Una posibilidad -la más sencilla- sería una expansión del programa de verificación existente de Twitter.
Actualmente para recibir una insignia azul en sus cuentas, los usuarios deben proporcionar un enlace a un sitio web oficial al que están afiliados, una dirección de correo electrónico oficial o una forma de identificación emitida por el gobierno.
En tal sentido, Musk podría no requerir identificación, pero sí que los usuarios usen sus nombres reales.
«También podría explorar otros métodos, como vincular cuentas a tarjetas de crédito o confiar más en CAPTCHA para derrotar a los bots», opinó Jillian York, directora para la libertad de expresión internacional en el grupo de derechos digitales Electronic Frontier Foundation.
Sea cual sea el método que elija, los expertos coincidieron que es probable que Musk se enfrente a desafíos que se dividen en dos categorías principales: acceso y privacidad.
Acceso y privacidad
El acceso consiste en garantizar que todas las personas que deseen utilizar Twitter puedan acceder a la plataforma.
Con un sistema que vincula las cuentas a las tarjetas de crédito, por ejemplo, Twitter correría el riesgo de dejar a afuera a todos aquellos que no las tienen por diversos motivos. «Esto excluiría a millones de personas», consideró York.
La privacidad: si bien muchos usuarios pueden sentir que no tienen nada que ocultar, un sistema que los obligara a enviar su información de identificación personal crea un único punto de falla.
No solo más usuarios tendrían que confiar en Twitter para no abusar de su información personal, sino que la plataforma en sí misma se convertiría en un objetivo mucho más importante para los gobiernos represivos o los ciberdelincuentes motivados por el robo de identidad.
«El tema de la privacidad es particularmente preocupante para los grupos de derechos humanos», apuntó Natalia Krapiva, abogada del grupo de derechos digitales Access Now.
«Especialmente para las personas en países como Rusia u otros, donde son severamente perseguidas por criticar al gobierno o cubrir eventos políticos importantes como las protestas y la corrupción, entre otros temas», agregó.
Un caso testigo
Incluso una política de nombres reales podría resultar desafiante. Facebook tiene algo de experiencia con esto: la red social se vio obligada a realizar cambios en su política de nombres en 2015, después de que los críticos señalaran que las víctimas de abuso y otros grupos vulnerables tenían buenas razones para usar seudónimos.
Los cambios en Facebook elevaron el nivel de exigencias al reportar un nombre falso y permitieron a los usuarios dar razones a la empresa por las que evitan usar sus nombres reales.
Esto apunta a lo complejo que puede ser traducir un principio que suena simple como «autenticar a todos los humanos reales» en una característica funcional del producto.
El problema no es el objetivo o la motivación: es que los humanos son criaturas complicadas con circunstancias personales que rara vez encajan perfectamente en cajas.
«Después de años de prueba y error, las plataformas tecnológicas ya han desarrollado lecciones importantes sobre la autenticación de usuarios que podrían beneficiar a Musk», precisó York.
«Si simplemente quiere decir cosas como CAPTCHA, creo que se llevará una sorpresa», subrayó.
«Ha hablado mucho sobre cómo se deshará de los bots, pero Twitter ha estado tratando de hacer eso durante años y creo que pronto se dará cuenta de que no es un problema fácil de resolver», concluyó York.