El economista conservador Rodrigo Chaves asumió la presidencia de Costa Rica después de ganar el balotaje del 3 de abril pasado y ahora deberá tejer alianzas en la Asamblea Legislativa del país centroamericano, que enfrenta una grave crisis económica y social desde hace varios años.
Chaves, de 60 años y cuestionado tras una sanción por acoso sexual cuando trabajaba en el Banco Mundial, logró apenas el 16,7% de los votos en la primera vuelta y se impuso luego en la segunda sobre el ex presidente José María Figueres, de centro, del tradicional Partido Liberación Nacional (PLN).
El próximo titular del Ejecutivo asumirá en un escenario de amplia fragmentación, con el abstencionismo más alto de la historia reciente del país y con solo 10 de las 57 bancas para su espacio, el Partido Progreso Social Democrático (PPSD), en la Asamblea Legislativa.
La doctora en Sociología Montserrat Sagot Rodríguez, directora del Centro de Estudios de la Mujer, señaló que, si bien el contexto está signado por cierta debilidad, Chaves «va a tener una legitimidad que es dada no por un electorado que sí se dividió y se fragmentó, sino por los sectores que le están respaldando», a los que definió como «poderes de facto».
«Se está haciendo un aglutinamiento de fuerzas con partidos que tienen representación en el Congreso, bajo principios de las políticas neoliberales, de achicamiento del Estado, de la eficiencia de las instituciones públicas, de recortes a las políticas sociales y al gasto social y que van a apoyar al Presidente, sobre todo en una serie de decisiones de política económica y fiscal», opinó la investigadora de la Universidad de Costa Rica,
Por su parte, el politólogo de la misma universidad Ronald Alfaro Redondo, integrante del instituto de investigación Programa Estado de la Nación, consideró que el nuevo gobierno tendrá «algunas dificultades por las condiciones con las que llega, pero como no existe un cuestionario abierto” prevé que no tendrá un contexto adverso al inicio».
«Al mismo tiempo que tuvo un respaldo electoral bajo, más una fragmentación y una representación legislativa pequeña, la oposición no está articulada ni es dominante sino que está fraccionada», agregó.
Momento de hacer alianzas
Ambos analistas estimaron que Chaves estará forzado «a trazar alianzas en el Congreso por esa suerte de debilidad de origen».
La semana pasada asumieron los integrantes de la Asamblea Legislativa (unicameral) del país y, para Sagot, allí se vio esa legitimidad que busca construir Chaves, ya que el partido de Gobierno y sus diputados se aliaron con un bloque amplio y alcanzaron una mayoría de 50 diputados de los 57 que la integran para elegir a sus autoridades, cuyo liderazgo ahora quedó en manos de la oposición.
«El presidente de la Asamblea ahora es del Partido Liberación Nacional y tomó posesión con votos del próximo gobierno, es decir, el partido de Chaves votó a favor pese a ser opositor», explicó Alfaro Redondo.
El politólogo remarcó también el tono «no confrontativo» del próximo Ejecutivo porque «no tiene un cheque en blanco de la ciudadanía».
Por su parte, Sagot, sostuvo que las alianzas con las diferentes fuerzas políticas «empezaron a hacerse apenas había ganando las elecciones, cuando empezó a reunirse con todos los partidos políticos y el resultado de esas reuniones se vio en la elección del Directorio Legislativo, que ahora será multipartidario, donde hay representación de todos los partidos del Congreso, excepto del Frente Amplio, que es el partido de Izquierda».
A la vez, destacó «la pericia» de Chaves, quien «logró que ese bloque se comportara de manera bastante disciplinada y que incluso empezará a acordar una agenda de proyectos que hablan de una coincidencia bastante grande en la conducción de la política pública de tono liberal», añadió Sagot.
Chaves ya anunció parte de su gabinete, donde tendrá «pocas personas de su partido, dado que es un espacio de muy reciente formación, tiene dos o tres años», consideró Alfaro Redondo y en el que además «él ni siquiera es el fundador, sino que fue un partido prestado para que él pudiera presentar su candidatura».
En ese contexto, el analista comentó que el gobierno saliente armó una alianza que se mantuvo 54 años y ese es el desafío de Chaves, buscar nuevas alianzas relativamente sostenidas.
«El gabinete es bastante mixto en el sentido de que hay gente que llega sin ninguna experiencia y otras que sí. Y esto porque su partido no tiene una base electoral y por eso recurre a liderazgo de otra naturaleza, no partidarios, de organizaciones sociales o, por ejemplo, cámaras empresariales», explicó.
«Es realmente una mezcla muy variada pero siempre ligada a la visión de Chaves como economista tecnócrata, que claramente tiene un énfasis empresarial», sentenció Alfaro Redondo.
Sagot, por último, resaltó además que en la búsquedas por ampliar las alianzas para gobernar, Chaves incluyó a «tres personas del Partido Acción Ciudadana» (del gobierno saliente) y que son las «más de derecha de ese partido, las que se encargaron de llevar adelante una política fiscal muy restrictiva».
«Hay representantes de las cámaras empresariales, que tienen una visión reduccionista del Estado que va a ser profundamente dañina para los sectores más vulnerables», concluyó.