El Gobierno de Rusia informó que creará nuevas bases militares en el oeste del país, como «contramedida adecuada» a la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), luego de que Suecia y Finlandia -tras décadas de no alineamiento militar- solicitaran esta semana su adhesión a la alianza atlántica.
«Nuestros vecinos más cercanos, Finlandia y Suecia, solicitaron unirse a la OTAN. Por lo tanto, la tensión continúa creciendo en el área de responsabilidad del Distrito Militar Occidental», afirmó el ministro de Defensa ruso, Serguei Shoigu, citado por la agencia de noticias AFP.
«Estamos tomando las contramedidas adecuadas. Bajo estas condiciones, estamos mejorando activamente la composición de combate de las tropas», agregó.
Entre las contramedidas decididas por el Kremlin, Shoigu detalló que para fin de año «se formarán 12 unidades y subunidades militares en el Distrito Militar Occidental».
Además el funcionario confirmó que en 2022 las tropas rusas recibirán más de 2.000 armas modernas y equipos militares.
Shoigu explicó que la situación en el flanco estratégico occidental «se caracteriza por un aumento de las amenazas militares cerca de las fronteras rusas», entre las que citó la intensidad de los vuelos de la aviación estratégica estadounidense en Europa, que se multiplicó por 15 -desde tres a 45 al año-, y las visitas de buques estadounidenses con misiles guiados al mar Báltico, que se han vuelto sistemáticas.
También recordó que en este momento, Estados Unidos y la OTAN «están llevando a cabo los ejercicios Defensor de Europa cerca de las fronteras de Rusia y Bielorrusia con la participación de hasta 40.000 militares de 30 países del bloque».
Para Estados Unidos sí, pero para Turquía no
El ingreso de Suecia y Finlandia a la alianza atlántica recibió ayer el firme respaldo del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien aseguró que ambas naciones cumplen «todos los requisitos», pero tropezó con la negativa de Turquía, cuyo presidente Recep Tayyip Erdogan insiste por ahora en bloquearlas por considerar que ambas naciones albergan «terroristas» kurdos.
Turquía integra la organización y por lo tanto posee derecho de veto contra cualquier ampliación.
Erdogan inició hoy una ronda de contactos que incluye al menos a líderes de Finlandia, Países Bajos y Reino Unido, en un aparente intento por desbloquear el tema.
El mandatario turco explicó que ya habló con el primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte, y mañana tiene charlas pendientes con autoridades finlandesas y británicas, sin entrar en más detalles.
El secretario general de la OTAN, el noruego Jens Stoltenberg, ya confirmó contactos con Turquía para desbloquear la adhesión de Suecia y Finlandia.
El principal cuestionamiento de Erdogan se vincula a una supuesta permisividad de esas naciones nórdicas hacia organizaciones que Ankara considera «terroristas», como el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y las Unidades de Protección Popular (YPG)
El Gobierno de Suecia, sin embargo, calificó de «desinformación» la relación a la que alude Erdogan entre el país nórdico y el PKK.
«Debido a la gran dispersión de desinformación sobre Suecia y el PKK, quiero recordar que el Gobierno de Olof Palme fue el primero tras el turco en declarar al PKK como organización terrorista en 1984», sentenció la canciller sueca, Ann Linde, en un mensaje en Twitter.