Rusia fortalece su presencia en América Latina

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, mantuvo conversaciones y reuniones con distintos presidentes latinoamericanos con el fin de expandir y fortalecer la presencia de su país en una región históricamente estratégica para Estados Unidos

El líder ruso habló con Daniel Ortega, el mandatario de Nicaragua, por primera vez desde 2014.

También llamó a Nicolás Maduro y Miguel Díaz-Canel, presidentes de Venezuela y Cuba, respectivamente.

Además, hace casi dos semanas recibió al presidente de Argentina, Alberto Fernández, quien durante la visita al Kremlin prometió reducir la dependencia de su país con Estados Unidos.

Por último, ayer -el mismo día que funcionarios estadounidenses dijeron que podría empezar una invasión rusa- se reunió también en Moscú con el mandatario de Brasil, Jair Bolsonaro.

El frenesí de diplomacia personal dirigida hacia América Latina por parte de Putin durante el periodo de más alto riesgo de su mandato reafirmó los lazos que datan de la Guerra Fría y dio cuenta de la naturaleza global de sus ambiciones: ejercer influencia incluso en regiones lejanas.

Intensificó la interacción y creó vínculos hacia un territorio cada vez mayor del hemisferio occidental que incluye países que tradicionalmente fueron cercanos a Washington, como Argentina y Brasil.

 

Mientras el conflicto con Ucrania sigue latente

El fortalecimiento de las relaciones con Latino América se da cuando Moscú amenazó en algún momento con tomar «medidas técnico-militares» no especificadas si no consigue las garantías de seguridad en Europa del Este que les exige a Estados Unidos y a la OTAN.

Los funcionarios del Kremlin deslizaron pistas insinuando que dichas medidas involucrarían despliegues militares en el hemisferio occidental e incluirían pasos audaces, como enviar misiles nucleares a países «amigos» latinoamericanos.

No obstante, las verdaderas intenciones de Putin -siempre- son muy difíciles de descifrar. Su campaña hacia América Latina podría ser un amago, un modo de complicar la respuesta de Occidente a su posible invasión a Ucrania.

Al mismo tiempo, los líderes latinoamericanos tienen sus propias agendas políticas y podrían estar usando al presidente ruso para ganar influencia con Estados Unidos que, junto con China, aún dispone de una mayor influencia general en la región.

Pero la reciente diplomacia en la región es un recordatorio de que para Putin hay un objetivo primordial en su política exterior: devolverle a Rusia su estatus de gran potencia capaz de desafiar a Estados Unidos.

 

La estrategia rusa en tiempos de coronavirus

Durante la pandemia, cuando los países ricos acapararon las vacunas contra el Covid-19, el Kremlin aprovechó una oportunidad: en al menos cinco países latinoamericanos -Argentina, Bolivia, Nicaragua, Paraguay y Venezuela- la vacuna rusa Sputnik V fue la primera en llegar.

«Fue muy importante el apoyo que ustedes le dieron a la Argentina cuando las vacunas escaseaban. Estuvieron a nuestro lado cuando el resto del mundo, no», le confesó Alberto Fernández a Putin en Moscú el mes pasado,

El Ministerio de Exteriores de Rusia respondió por escrito a preguntas que se le plantearon e indicó que América Latina: «Fue y sigue siendo para nosotros una región de buena voluntad política, oportunidades económicas, cercanía cultural y una mentalidad similar».

«Rusia nunca participó en la colonización de la región, en la explotación de la gente que la habita ni en ningún conflicto, guerras u otros usos de la fuerza», agregó la cartera rusa.

Otra especialidad de Rusia en la región -además las vacunas- fue el apoyo político a países que se están quedando aislados del escenario global, tales son los casos de Venezuela, Cuba y Nicaragua.

 

Brasil, en la mira

Durante la presidencia de Donald Trump, Estados Unidos y Brasil se acercaron como nunca en décadas.

Pero cuando Joe Biden llegó a la presidencia de la Casa Blanca no habló con su par brasileño Jair Bolsonaro, quien había cuestionado en público su victoria en la elección de 2020.

El mandatario sudamericano solicitó una invitación a Washington o al menos una llamada telefónica, pero fue ignorado. Bolsonaro advirtió que si no tenía noticias de Biden buscaría una cumbre con otra potencia mundial, algo que sucedió ayer.

«Estoy muy feliz y honrado por esta invitación, somos solidarios con Rusia, queremos colaborar en muchas áreas como defensa, petróleo y gas, agricultura», sostuvo Bolsonaro en su mensaje protocolar antes de iniciar la reunión de trabajo con su colega ruso.

La visita fue cuestionada por el Departamento de Estado norteamericano, que presionó para que no ocurriera.

En Brasil la visita fue vista como una posibilidad de salir del aislamiento mundial de la figura de Bolsonaro, de cara a la búsqueda de la reelección en los comicios del 2 de octubre.

Putin, por último, destacó la cooperación entre Brasil y Rusia y destacó que el país gobernado por Bolsonaro es el principal socio comercial en América Latina.