Rusia en las últimas horas lanzó 10 misiles Kinzhal, o Daga, un tipo de misil hipersónico aire-tierra, a la ciudad de Odesa, en el sur de Ucrania, mientras la situación en la gigantesca planta de acero Avoztal, en la portuaria Mariúpol, sigue abierta puesto que «más de mil» militares ucranianos (cientos de ellos heridos) permanecen en sus extensos búnkeres subterráneos, aunque en la fábrica ya no quedan civiles.
Los primeros tres fueron disparados desde un avión estratégico Tu-22, en un ataque en el que resultaron heridas dos personas y fueron destruidos al menos cinco edificios que forman parte de la infraestructura turística de Odesa.
Posteriormente, lanzaron otros siete misiles desde el aire que golpearon un centro comercial y un almacén, donde una persona murió y cinco resultaron heridas.
Los bombardeos en la región meridional de Odesa, que provocaron al menos un muerto y siete heridos, coincidió justo con la visita a esa ciudad del presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel, quien tuvo que ponerse a resguardo, destacó la agencia de noticias AFP.
«El Kremlin quiere ejecutar su espíritu de libertad y democracia», denunció Michel, quien prometió respaldar a Kiev «todo el tiempo que haga falta».
Los ucranianos también cuentan con la vasta ayuda militar estadounidense, que se eleva ya a 3.800 millones de dólares desde el comienzo del conflicto bélico el 24 de febrero pasado.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, activó ayer un mecanismo de una ley de la Segunda Guerra Mundial para ayudar a los aliados a derrotar a la Alemania nazi a fin de acelerar el envío de armamento a Ucrania.
¿Qué es el Kinzhal o Daga?
Es un misil hipersónico que no solo tiene la capacidad de volar a Mach 5 o cinco veces la velocidad del sonido en algunas versiones y en otras hasta Mach 10 sino que además puede maniobrar en el aire, por lo que es muy difícil de detectar o neutralizar por parte de los sistemas de defensas antimisiles.
Además, puede cargar una bomba convencional de 1000 kilos o una ojiva nuclear y tiene el alcance de fuego de hasta 2.000 kilómetros.
El Kinzhal es una versión modificada del Iskander de Rusia, que ya se utilizó en el conflicto varias veces.
A diferencia de los misiles balísticos, los misiles hipersónicos pueden cambiar su trayectoria y desviarse si es necesario. Esto los hace más evasivos, más amenazantes y más letales.
Moscú afirmó que sus «Kinzhal» no pueden ser detenidos por los sistemas occidentales de defensa antimisiles. Odesa fue una prueba de esto.
Más ataques
Acalladas las proclamas nacionalistas de rusos y ucranianos de ayer, en la fecha que recordó la caída de la Alemania nazi a manos de la Unión Soviética, el Estado Mayor ucraniano informó hoy que Rusia «continúa preparando operaciones ofensivas en las regiones de Liman y Severodonetsk, en el Donbass (este)».
También que mantienen sus ataques sobre la acería Avoztal, último foco de resistencia en la ciudad portuaria de Mariúpol, en el sureste.
Cientos de civiles escondidos durante semanas con los combatientes fueron evacuados en los últimos días de la enorme planta de fabricación de acero en un operativo comandado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y ya no queda en su interior ninguno de ellos, afirmó hoy la viceprimera ministro ucraniana, Irina Vereshchuk, según la agencia de noticias AFP.
«Más de mil militares ucranianos, entre ellos centenares de heridos, permanecen atrincherados en las galerías subterráneas de la acería Azovstal», explicó la funcionaria, quien a la vez desmintió informaciones dadas por autoridades regionales que aseguraron que dentro de la fábrica seguía habiendo civiles. «No es verdad», zanjó.
«El jefe del batallón Azov, unidad que defiende la acería, declaró oficialmente a los responsables del gobierno y a un representante de la ONU que no hay ningún civil, ninguna mujer, niño o persona de edad avanzada en Azovstal», agregó Vereshchuk,
Por otra parte, autoridades ucranianas hallaron 44 cadáveres entre los escombros de un edificio destruido en la localidad de Izium, situada en la región de Járkov (noreste), escenario en estos últimos días de una contraofensiva de las fuerzas locales para tratar de ganar terreno frente a las tropas invasoras rusas.
Un funcionario local, Oleg Sinegubov, explicó en su cuenta de Telegram que el edificio, de cinco pisos, fue alcanzado por un ataque a principios de marzo.
Todas las víctimas serían civiles, añadió el informante, según recogió la agencia de noticias Europa Press.
Además, las Fuerzas Armadas rusas derribaron anoche en la región de Járkov (noreste) un avión ucraniano Su-25, declaró este martes el portavoz del Ministerio de Defensa de Rusia, el general de división Igor Konashenkov.
«En la noche del 9 de mayo, durante un combate aéreo cerca de la localidad de Novaya Dmitrovka, situada en la región de Járkov, fue derribado un avión su-25 de las Fuerzas Aéreas de Ucrania», sostuvo el funcionario, citado por la agencia de noticias Sputnik.
Konashenkov destacó que la aviación rusa atacó además durante la noche 16 zonas de concentración de efectivos y de equipamiento técnico de las tropas de Ucrania.
El portavoz agregó que las tropas de misiles y de artillería de Rusia «eliminaron en los distritos Nikolayev y Mirni de la región de Nikoláyev 33 puntos de dirección, 407 zonas de concentración de soldados y de equipamiento militar, así como cinco almacenes de municiones y de combustible».
«En total, desde el inicio de la ‘operación militar especial’ fueron destruidos 163 aviones, 124 helicópteros, 793 drones, 300 sistemas de misiles antiaéreos, 2.979 tanques y otros vehículos blindados, 351 lanzacohetes múltiples, 1.440 unidades de artillería de campaña y morteros, así como 2.789 unidades de vehículos militares especiales», resumió Konashenkov en una sesión informativa.
Dos miradas distintas, un mismo conflicto
Ayer, día de la victoria soviética sobre Alemania en 1945, el presidente ruso, Vladímir Putin, reivindicó y justificó la ofensiva en Ucrania, mientras que su par ucraniano, Volodímir Zelenski, se mostró confiado en la victoria final de su país en esta guerra, que entró hoy en su día 76.
Anoche, Zelenski dejó atrás las apelaciones patrióticas de más temprano para contraponer al encendido discurso de Putin en la Plaza Roja y apuntó contra otro de los costados más gravosos de la contienda, no ya para Ucrania sino para el mundo, el de los perjuicios económicos y la falta de alimentos.
El presidente ucraniano manifestó que decenas de países están al borde de la escasez de alimentos debido a la suspensión de las exportaciones agrícolas de su país como consecuencia de la invasión rusa.
«Los políticos ya están discutiendo las posibles consecuencias de la crisis de precios y la hambruna en África y Asia», precisó en un video.
«Es una consecuencia directa de la agresión rusa, que solo puede ser superada juntos, por todos los europeos, por todo el mundo libre», finalizó Zelenski.