La compañia china Poolin, la segunda mayor red de minería de bitcoins en el mundo, migró a Austin, Texas, el Oeste de Estados Unidos, tras la ofensiva del Gobierno de Xi Jinping contra la criptominería.
«Decidimos mudarnos de una vez por todas y para siempre. No volveremos», aseveró Kevin Pan, primer ejecutivo de la compañía minera de criptomonedas china Poolin, con sede original en Hong Kong.
China albergaba alrededor de un 70% de la potencia minera mundial de criptomonedas, hasta que la represión hizo que el precio del bitcoin se desplomara y sorprendiera a los mineros con la guardia baja.
«Tuvimos que encontrar una nueva ubicación para las máquinas (mineras de bitcoins). Cada minuto que la máquina está apagada, no genera dinero», agregó el vicepresidente de la empresa minera, Alejandro De La Torre.
«Lo que nos ocurrió en China, algo que no esperábamos, no nos pasará en Estados Unidos», sentenció.
El bitcoin, que nació en el 2008, es una moneda digital sin forma física. Existe y se intercambia solo en línea. Es un protocolo, proyecto de código abierto y red entre iguales que se utiliza como criptomoneda, sistema de pago y mercancía.
Entonces al ser una nueva forma de dinero que trasciende las fronteras nacionales, también genera mucha confusión y la posibilidad de entrar en conflicto con las reglas del gobierno de cada país.
Es por eso que las dos cosas que los empresarios de bitcoin valoran son electricidad barata y un entorno regulatorio laxo. Y el estado de Texas encaja perfectamente.
De hecho, el gobernador del estado, Greg Abbott, es un partidario de la criptomoneda. «¡Está ocurriendo! Texas será líder en criptomonedas», publicó en Twitter en junio.
En el mismo mes, Texas se convirtió en el segundo estado de Estados Unidos, después de Wyoming en reconocer blockchain (cadena de bloques) y criptomonedas en su ley comercial, allanando el camino para que las empresas operen en el estado.
Por tal motivo, muchas compañías mineras chinas buscan estabilidad y oportunidades en Texas.
La empresa Bit Mining, con sede en Shezhen, planea invertir 26 millones de dólares para construir un centro de datos en el estado; mientras que Bitman, en Pekín, amplió sus instalaciones en Rockdale, Texas.
Esta pequeña ciudad, de unos 5.600 residentes, albergó una vez una de las plantas de aluminio más grandes del mundo. Y ahora está emergiendo como el próximo centro global de minería de bitcoins.
Los expertos creen que la represión de bitcoins en China fue motivada por tener un mayor control sobre los mercados financieros. Y puede convertirse en una bendición para Estados Unidos.