Guillermo David Obando, Germán Raúl Gualavisi, y Miguel Perugachi, oriundos de la provincia ecuatoriana de Imbabura, fueron detenidos en Nariño, Colombia, por portar 90 kilos de explosivos que, según las autoridades, iban a entregarse a las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Los hombres, que fueron requisados en la vía Ipiales-Guachucal, escondieron los explosivos en cuatro sacos de cebolla y zanahoria.
Obando, Gualavisi, y Perugachi enfrentan los cargos de «ser coautores de los delitos de fabricación, tráfico, y porte de armas de fuego, y de municiones de uso privativo, restringido de las Fuerzas Armadas o explosivos agravado», según la Fiscalía de Colombia.
Las autoridades se percataron de los explosivos cuando detuvieron a los tres ecuatorianos en el kilómetro 3 de la vía Ipiales-Guachucal, a la altura de la vereda Ipialpud de este municipio.
El vehículo en el que se movilizaban efectivamente tenía los sacos de zanahoria y cebolla, pero cuando se realizó la requisa, los uniformados encontraron 50 barras del explosivo pentolita de alto poder, para un total de 90 kilos de explosivos.
Después, sometidos a estudios forenses, la Fiscalía de Colombia confirmó que cada barra «tenía un peso de 450 gramos aptos para ser detonados».
El cargamento, de acuerdo con las autoridades colombianas, tenía como destino ser entregado a los grupos rebeldes que operan en el municipio colombiano de Tumaco, frente a la provincia ecuatoriana de Esmeraldas.
Las disidencias en la frontera compartida
Varios estudios, incluso militares, reconocen que la frontera que comparten Ecuador y Colombia es una zona de alto riesgo por la presencia de las disidencias de las FARC.
Según un artículo del Mayor Fernando Conde y el Mayor Marlo Orbe, ambos del Ejército Ecuatoriano, publicado en la edición hispanoamericana de la Military Review, las disidencias se crearon durante las negociaciones de la paz entre las FARC y el gobierno colombiano.
¿La razón? «Existían divisiones entre los mandos medios, lo que generó un quiebre en los objetivos organizacionales y provocó desconfianza, incertidumbre e inconformismo entre sus miembros», detalla el informe.
La presencia de los terroristas combinada con la falta de oportunidades y el abandono estatal generó que en la frontera colombo-ecuatoriana exista «un conflicto interméstico», es decir que la problemática es «de interés internacional y doméstico», según Conde y Orbe.
Las alertas por la acción de las disidencias de las FARC saltaron en 2018 a través de los atentados en San Lorenzo y el secuestro y asesinato del equipo periodístico de diario El Comercio de Ecuador.
El grupo Oliver Sinisterra
En enero de este año, las Fuerzas Armadas del Ecuador localizaron una base de descanso ilegal de grupos armados en Mataje, una parroquia rural del cantón San Lorenzo de la provincia de Esmeraldas.
En esa ocasión, el personal militar decomisó una ametralladora, seis granadas de mano, más de 2.200 municiones de distinto calibre, 21 alimentadoras fusil M16, cuatro chalecos de combate, una cocina, tres mochilas, tres baterías para paneles solares, 1.156 pesos colombianos, prendas de vestir y camisetas y sombreros con los emblemas del Frente Oliver Sinisterra.
El grupo disidente de las FARC, conocido como Oliver Sinisterra, es el movimiento armado con mayor acceso a los recursos del narcotráfico y opera en el departamento de Nariño, al suroeste de Colombia, en la frontera que une a ese país con Ecuador y a seis horas en auto entre Nariño y San Lorenzo, el cantón en el que está Mataje.
Al Oliver Sinisterra se lo conoce en Ecuador por el secuestro y asesinato de los tres periodistas de diario El Comercio, quienes fueron ejecutados por orden de Walter Arisala, alias «Guacho», su entonces líder que fue abatido por las fuerzas de seguridad colombianas en diciembre de 2018, ocho meses después del crimen del equipo periodístico.
El pasado 21 de marzo pasado, los miembros de las Fuerzas Armadas de Ecuador localizaron una granada tipo mortero de 60 milímetros de uso militar, nuevamente en la zona de Mataje. De acuerdo con las autoridades, la munición fue abandonada en el sector por grupos irregulares.
El narcotráfico
Según el estudio de los oficiales del Ejército ecuatoriano, los disidentes están estrechamente relacionados con el narcotráfico.
En ese sentido, señalaron en el informe: «El Estado debe orientar sus esfuerzos hacia la consolidación de estrategias y políticas que respondan a las necesidades de las personas en la frontera norte».
Y continuó: «Tanto políticas, económicas y sociales. Promoviendo a toda costa el desarrollo e integridad del pueblo».
«Esto mediante la creación y ejecución de proyectos de educación, vivienda, trabajo, alimentación, salud, justicia, servicios básicos y apoyo incondicional a los campesinos, agricultores, pescadores, comerciantes y pobladores más vulnerables y desprotegidos del área rural de la frontera donde se evidencia pobreza», finalizó.