El colombiano Víctor Escobar eligió someterse a una muerte digna a los 60 años sin ser enfermo terminal para «abrir la puerta» a que otros accedan a ese derecho amparados en una decisión de la justicia de ese país, informaron hoy su abogado y medios locales.
Se trata de uno de los primeros latinoamericanos en terminar con su vida por esta vía, luego de una batalla legal de más de dos años que dio mientras padecía una enfermedad pulmonar obstructiva crónica que le impedía respirar por sus propios medios.
Colombia despenalizó la muerte asistida en 1997 y en julio de 2021 la justicia amplió el «derecho a la muerte digna» para pacientes que no estén en fase terminal.
Es el primer país latinoamericano en dar ese paso y uno de los pocos en el mundo pese a su tradición católica.
«Poco a poco le va llegando el turno a cada uno, entonces no digo adiós sino hasta luego. Y poco a poco nos iremos encontrando donde Dios nos tenga», reflexionó el católico Escobar en un video enviado a los medios antes de morir en Cali bajo asistencia médica, según confirmó su abogado a través de Twitter.
«Quiero que mi historia se conozca porque abre un hilo para que pacientes como yo, que somos pacientes degenerativos, tengan una puerta abierta a que puedan solicitar su descanso», explicó sobre su decisión Escobar, quien achacó su enfermedad a los años trabajando expuesto al asbesto, prohibido en 2019 en Colombia por ser cancerígeno.
Problemas serios de salud lo llevaron a tomar la decisión
La diabetes y las secuelas de un accidente cardiovascular agravaron la condición de Escobar y lo dejaron en una silla de ruedas, donde los espasmos estremecían su cuerpo.
«Ya me sentía muy mal, sentía ya que mis pulmones no me responden. Nunca se imaginaron que alguien en mi familia fuera a tomar una decisión de esas, pero gracias a Dios todos me dieron su total apoyo», sostuvo meses atrás Escobar, con un crucifijo a sus espaldas.
En Europa solo Bélgica, Holanda, Luxemburgo y España legalizaron la eutanasia, y aunque Colombia se suma a esa magra lista mundial, aún quedan vacíos que impiden el cumplimiento de ese mandato.
Hasta mediados del 2021, pacientes como Escobar, que padecen enfermedades crónicas pero cuya esperanza de vida supera los seis meses, no podían acceder al procedimiento.
«Se les estaba obligando a vivir en condiciones que no son dignas contra su voluntad», explicó Mónica Giraldo, directora de la ONG Fundación Derecho a Morir Dignamente.
Giraldo aseguró que otros «tres pacientes no terminales ya accedieron a la eutanasia a raíz del fallo, pero Escobar fue el primero que lo dio a conocer en los medios».
La batalla legal
En octubre de 2021 una entidad de salud rechazó nuevamente la eutanasia de Escobar, luego de dos años de solicitudes fallidas, con el argumento de que su enfermedad no estaba en fase terminal y que no se habían desestimado «todas las posibilidades de manejo para aliviar los síntomas».
Unos días antes, la eutanasia de Martha Sepúlveda, una mujer de 51 años y enferma de esclerosis lateral amiotrófica fue cancelada a última hora en Medellín por otro comité que evaluó que su caso no cumplía «con el criterio de terminabilidad».
Al respecto, Giraldo sostuvo que los centros médicos niegan solicitudes de eutanasia por «posturas ideológicas» o las cancelan a última hora por «consideraciones jurídicas».
Finalmente, un recurso judicial permitió que el caso de Escobar fuera revisado y un juez ordenó cumplir con su voluntad, lo que ocurrió ayer.
La justicia también dio luz verde para el procedimiento de Sepúlveda, quien al igual que Víctor dio a conocer su caso en medios de comunicación.
Cifras oficiales reportan que al menos 157 personas recibieron la eutanasia en el país hasta octubre de 2021.