La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) elevó hoy a 677.000 el número de personas que abandonaron Ucrania hacia países vecinos y más de un millón los desplazados internamente desde que comenzó la operación militar de Rusia en territorio ucraniano.
«Tenemos ahora más de 677.000 refugiados que huyeron de Ucrania a países vecinos en los últimos seis días», afirmó la vocera Shabia Mantoo a la prensa en Ginebra.
«A este paso, la situación parece camino a convertirse en la crisis de refugiados más grande de Europa en este siglo», agregó.
La mayoría de los refugiados huyeron a Polonia, Hungría, Moldavia, Rumania y Eslovaquia; mientras que otros se desplazaron a otros países europeos ante el ataque ruso, según la Acnur.
«Hay mucha atención entorno a los que huyen hacia los países vecinos, pero es importante recordar que la mayor parte de la gente afectada está en Ucrania», explicó Karolina Lindholm Billing, responsable de Acnur para Ucrania
«Todavía no tenemos cifras sobre el número de desplazados al interior de Ucrania, pero estimamos que cerca de un millón de personas huyeron de sus hogares y siguen en el interior del país», añadió.
La Organización Internacional para los Migrantes (OIM) de las Naciones Unidas dio la bienvenida a la decisión de distintos Gobiernos de apoyar a la diáspora ucraniana a través de extensiones de visas y el debate al interior de la Unión Europea para otorgar el estatuto de protección temporal, que les permitiría vivir y trabajar hasta tres años en alguno de los 27 Estados miembros.
La OIM está intentando también asistir a los 470.000 extranjeros que se calcula viven en Ucrania, muchos de ellos actualmente atrapados en el país debido al conflicto, incluidos estudiantes y trabajadores migrantes.
El presidente ruso, Vladimir Putin, anunció en la madrugada del 24 de febrero pasado el lanzamiento de una «operación militar especial» en Ucrania alegando que uno de los objetivos es «la desmilitarización y la desnazificación» del país.
El mandatario también amenazó con llevar a juicio a los autores de «numerosos crímenes sangrientos contra civiles», pidió a uniformados y civiles en Ucrania que no opongan resistencia a esa operación, y advirtió de que Rusia responderá de inmediato a cualquier fuerza externa que le amenace o se ponga en su camino.
Ante esto, Ucrania rompió las relaciones diplomáticas con Moscú, impuso la ley marcial en todo el territorio nacional, además del toque de queda en Kiev y otras ciudades, decretó la movilización general e instó a la comunidad internacional a activar «todas las sanciones posibles» contra el líder ruso.
Además, los ataques desataron el amplio rechazo no solo de las potencias occidentales sino del mundo en general, salvo algunas excepciones.
Numerosos países -con excepciones como China- condenaron en términos enérgicos la intervención de Rusia en Ucrania y activaron varias baterías de sanciones individuales y sectoriales que, por vez primera, se extienden al presidente ruso y al canciller Serguei Lavrov.
Las sanciones prevén la desconexión parcial de Rusia del sistema Swift, el cierre del espacio aéreo para las aerolíneas rusas y la paralización de las reservas internacionales del Banco Central de Rusia.